Radiografía del controvertido arbitraje de Facundo Tello en la final que Racing le ganó a Boca Juniors: la lupa sobre cada expulsión

El principal problema del juez estuvo en la conducción: el partido se le fue de las manos. Incluso debió mostrar más tarjetas

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Tello muestra la tarjeta en uno de los tantos tumultos (TELAM)
Tello muestra la tarjeta en uno de los tantos tumultos (TELAM)

Racing le ganó el Trofeo de Campeones a Boca Juniors en tiempo de descuento: el 2-1 de Carlos Alcaraz terminó de desatar el caos que venía amagando desde el inicio del cotejo en San Luis. La Academia sufrió tres expulsiones. Del lado del Xeneize, entre titulares y suplentes, siete hombres vieron la tarjeta roja (más el entrenador Hugo Ibarra). Y el árbitro Facundo Tello, tras exhibirle el acrílico a Darío Benedetto, se vio obligado a dar por terminada la definición porque los de la Ribera tenían seis futbolistas en campo.

El juez, uno de los representantes de Argentina en el Mundial de Qatar, pareció dirigir más atento en el viaje que protagonizará el martes que en una final. Su trabajo no fue deslucido por jugadas puntuales, sino por la falta de conducción desde el inicio. Tuvo más errores de forma que de fondo. No supo prevenir las conductas de los jugadores. Y el desarrollo se le terminó de ir de las manos tras el festejo de Alcaraz, que derivó en la reacción del elenco derrotado.

Sucedió en la final que la Academia ganó en San Luis

Hubo una primera jugada que disparó las protestas: a los 36 minutos Jonathan Gómez buscó rechazar un centro y el balón pareció dirigirse a su brazo, aunque no se consiguió advertir un roce. Todo Boca reclamó penal. Ni Tello y Diego Abal en el VAR sancionaron.

Luego, las expulsiones: el uno por uno permite confirmar que si falló Tello fue en no sacar más tarjetas rojas en los tumultos (a Óscar Romero y Agustín Sandez, los primeros en increpar a Alcaraz, por ejemplo).

Las expulsiones iniciáticas fueron para Johan Carbonero y Sebastián Villa antes del inicio del alargue. Nada para objetar: empezaron con chicanas y terminaron a los empujones adelante de la vista del juez y los asistentes.

Ya a los 10 minutos de la primera etapa extra, Alan Varela intentó rechazar un balón, pero lo anticipó Aníbal Moreno; en consecuencia, terminó pégandole a su adversario. No importa si tuvo o no intención: Tello la consideró una acción temeraria. Enseguida, la trasmisión mostró el rostro de Riquelme, vice del club, sonriendo desde el palco, a modo de ironía al entender que no era una decisión justa. Pero estuvo bien expulsado.

* Las expulsiones de Fabra y Benedetto y el final

Y el caos total surgió a partir del gol de Carlos Alcaraz que definió el partido. El jugador había sido amonestado instantes antes. Luego de su cabezazo tras centro de Piovi, se quitó la casaca. Correspondía una segunda amarilla y roja, algo que sucedió.

Inmediatamente se le fueron todos al humo. Los citados Sandez y Romero, pero también Luis Advíncula, quien vio la roja. Mismo camino siguieron Carlos Zambrano (había sido reemplazado por una lesión muscular) y Diego González, ambos en el banco de relevos en ese momento. El peruano se retiró del campo gritándole “cagón” repetidamente al árbitro. Jonathan Galván corrió la misma suerte en Racing. Para el combo, Tello se respaldó en el VAR antes de desenfundar.

* La roja a Varela, protestada por el Xeneize y por Riquelme

Frank Fabra vio la roja en el octavo minuto de descuento del tiempo extra, también por doble amarilla, inobjetable, aunque a esa altura con la efervescencia en su punto máximo, los jugadores, hinchas y cuerpo técnico de Boca no estaban de acuerdo. Completó la grilla Darío Benedetto, quien ante la expulsión de su compañero hizo un gesto que captó la transmisión, como indicando que Racing le había pagado a la autoridad del pleito. Llamó el VAR desde la cabina de Ezeiza y el Pipa también se marchó a las duchas. Como Boca quedó con seis hombres en el césped, el duelo se dio por terminado y festejó el conjunto de Avellaneda.

En consecuencia, las fallas de Tello estuvieron vinculadas a la falta de firmeza. No supo ser psicólogo en un momento candente para que los jugadores le creyeran. Y hasta se quedó corto con las rojas. El hecho de que la conducción se le fuera de las manos terminó siendo un sello de la final.

* El gol de Alcaraz, el festejo y sus consecuencias

* La pelea entre Carbonero y Villa

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