Juan Fernando Quintero es un símbolo de la última era del fútbol argentino. Un talento prodigioso para desplazarse en el campo, para inventar. Un artista vestido con el mameluco de jugador. Creativo con la pelota en los pies, es también una de las cabezas más interesantes del escenario local. Habla del fútbol como un negocio y no teme al estigma de decirle “amigo” a Marcelo Gallardo, el entrenador que lo terminó de moldear como una joya.
El colombiano, que es estatua viviente gracias a ese gol a Boca hace cuatro años, es mucho más que un gol. Es un referente pensante, que deambula en el mundo de la música cada vez que la agenda deportiva se lo permite visitando a su amigo de la infancia Maluma –un delantero zurdo prodigioso que eligió los acordes– o a los raperos de la escena local con los que trabó amistad.
Podría hablar otra vez –como tantas veces lo hizo ya– de aquella noche en Madrid, del gol inmortal, pero Juanfer propone extender más allá de los 20 minutos pautados la entrevista con Infobae cuando abre su corazón para reflexionar sobre los problemas de salud mental o del rol que cumple el dinero en su vida. “Me gustan este tipo de entrevista, sigamos”, propone cuando el reloj marca el tiempo cumplido.
Se sincera para revivir la historia de la desaparición de su padre y expone su costado más positivo de su traumática experiencia en plena pandemia en China. Sin rencores o dolencias, reconstruyó aquella vivencia que incluso le impidió viajar para estar con su selección. “Es una cultura muy diferente, pero no dejan de ser seres humanos. Quería probar, fui y lo viví”, argumenta.
— Tengo que arrancar con la pregunta que se hacen todos los hinchas: ¿vas a seguir en River?
— La verdad que vivo el día. Hoy estoy contento. Después de ir a China, me habitué, recordé muchas cosas, estoy muy feliz en River. Aprovechando estos últimos días para entrar en vacaciones, pensar bien qué puede pasar. No me preocupo por lo que viene...
— Impactó a todos la decisión de Gallardo, pero a vos puntualmente imagino que más. ¿Cómo lo viviste?
— No fue un secreto para nadie lo que yo viví personalmente. Las emociones se notaron mucho, los sentimientos en el partido con Rosario. Creo que todos estamos un poco afectados con la decisión de Marcelo porque hemos vivido muchas cosas. No sólo dentro del campo, sino afuera que es lo más importante. Compartir con personas y conocerlas, saber de su lado humano es muy importante. Eso se ve reflejado en lo que es nuestra amistad, nuestro respeto. Saber que ya no va a estar una persona tan importante no sólo para nosotros, sino para el club, para la historia... Se vio la tristeza de cerrar un ciclo. Nosotros llevábamos mucho tiempo, ya nos entendíamos con cualquier tipo de seña tanto dentro del campo como afuera. Es difícil para todos. La verdad que a mí personalmente me afectó mucho y me pegó. Viví un duelo importante.
— A raíz de la amistad, ¿te enteraste antes de la noticia o lo supiste con el resto del plantel?
— No, no se mezcla. El trabajo es sagrado y lo que queda por fuera es la amistad. No nos dimos cuenta, sino al otro día. Incluso me lo dijo Nicolás (De La Cruz). Estaba un poco dormido porque ese día entrenábamos a la tarde, Marcelo lo dice después del partido (con Platense). Salíamos de ese partido tarde. Duerme uno normalmente muy tarde, a la madrugada. Como a la 1 de la tarde me doy cuenta por Nicolás, así fue.
— ¿Pero ustedes lo supieron después del partido con Platense?
— No... Al otro día realmente me di cuenta por la rueda de prensa y por un mensaje de Nicolás...
— ¿Cuál fue tu primera reacción?
— No lo asimilaba. Después de que Marcelo da su noticia, al llegar acá ya era muy diferente. Nos lo cuenta a nosotros, ahí fue un poco donde caí en cuenta de todas las cosas. Llegaron muchos pensamientos. Empecé a pensar cosas, cómo sería sin muchos. Sentí que ya se iba una persona muy importante y por ahí muchos también se pueden ir. Lo que significaba Marcelo para mí particularmente... Son momentos difíciles.
— ¿En qué te cambió la vida Gallardo?
— Marcelo siempre fue muy abierto con nosotros, quizá con unos tiene mejor relación que con otros. Obviamente todos tenemos buena relación, pero con unos conecta más seguramente y eso se ve reflejado. Particularmente los dos nacimos el 18 de enero, son muchas coincidencias, soy muy parecido a su personalidad. Desde que llegué me trató bien, me arropó, me mostró ese cariño, ese respaldo, ese respeto en el campo. Ganamos cosas importantes juntos, al final de eso se trata la vida. Creo que nos enseña a caminar; y nosotros salimos y caminamos. Es como un padre para todos nosotros, lo tomé así. Explotó mi talento, explotó mis condiciones, no tengo más que palabras de agradecimiento.
— ¿Lo ves como una imagen paternal?
— Quizás sí en el fútbol, pero por fuera del campo es un muy buen amigo mío. Siempre tuvimos buena amistad, la tenemos. Estamos siempre en contacto. De eso se trata el fútbol, te deja esas personas que te dejan una huella. Que hoy día sea una persona tan importante par la historia de este club y que podamos estar en ella, siempre fue nuestro anhelo desde que llegué. Hemos conseguido cosas importantes.
— ¿La relación con él es cotidiana fuera del fútbol? Hace poco te agradeció su familia por ejemplo por unas entradas para el show de Maluma.
— Pues no es tan cotidiano, pero realmente ese respeto siempre está. De querer uno ayudar siempre a las personas, es lo más importante. Todo se devuelve. Marcelo me ayudó mucho a mí y lo mínimo, un acto normal... Viene mi amigo, ellos quieren ir al concierto, es lo mínimo que puedo hacer...
— Hablás de Gallardo siempre como un “amigo”, ¿cómo definirías esa amistad? ¿en qué se nota que son amigos?
— En la transparencia... En ser sinceros con el otro, decirle la verdad, lo que uno siente. Querer siempre lo mejor para el otro. Ayudar al otro. Son muchos valores. Realmente son pocos los amigos que tengo, pero los valoro mucho.
— Entonces no es una palabra superficial para vos tratarlo como “amigo”
— Cero, cero... Soy así, genuino. Obviamente se basa en eso, en ser sincero con el otro, con errores o sin errores, pero ser sincero. El día que me equivoqué, decirle me equivoqué, vamos para adelante, es parte de la vida y vemos. Nos podemos equivocar, esa parte también.
— ¿Cómo logra sacarle tanto potencial al jugador? ¿Qué tiene de distinto que no veamos desde afuera?
— Primero, la exigencia, saber que el cuerpo puede dar más. Y en la parte mental ser fuertes, porque River conlleva eso. Por ahí nosotros hablábamos que un fracaso se ve mucho más que un éxito porque como normalmente ganas y no disfrutás, no tienes noción de lo que ganas, cuando pierdes se ve como si se derrumbara todo. Pero eso es lo que conlleva River, la exigencia. Un entrenador de este tipo tiene la mentalidad de solo ganar, no importa cuál sea el precio, hay que ganar. Te transmite que el ganar te hace respetar, es así. El éxito conlleva eso, ser una persona exitosa es difícil, pero es parte de muchos factores. Creo que uno entra al campo, puedes perder, empatar, pero nunca dejar de lado la mentalidad y darle.
— Cuando estabas en China y se hablaba de tu vuelta a River sonaba como algo imposible, habías dicho que estabas saturado de todo lo que conlleva el Mundo River, pero hoy volviste y se te escucha hablar con un cariño distinto incluso del club...
— Sí, obvio. Aparte en ese momento era pandemia también, me fui en plena pandemia. Se me abrió la oportunidad, se hablaron muchas cosas que no fueron ciertas. Pues bueno, creo que cuando uno marca algo como persona más que como jugador, uno vuelve. Son cosas que pasan en el fútbol, circunstancias que cualquiera pelea por sus intereses personales. Son muchas cosas que se hablaron que realmente no fueron ciertas. Mi casa siempre fue River, mi lugar en el mundo como siempre lo he dicho ha sido River. Me dieron la oportunidad de volver, quiero agradecerles a todos. Mi cariño siempre ha estado, se vio reflejado en el hincha conmigo también en el último juego.
— Me interesa la decisión de irte a China, mas allá de lo económico, ¿qué te marcó de la estadía allá?
— A ver, creo que es una cultura muy diferente. Pero no dejan de ser seres humanos. Nunca he sido cerrado, siempre he sido abierto, transparente y directo. Quería ir a probar, fui, lo viví bien, fue lamentablemente el tema de la pandemia.
— Eso sumó dificultades...
— Llegó un momento, en agosto, septiembre, que me llamaron de la selección. No pude venir a la Copa América por el tema de la pandemia, para volver a entrar a China, los permisos, tres o cuatro semanas de cuarentena, realmente eso me dio a pensar muchas cosas. Cuando jugábamos hacíamos una burbuja y bien o mal te cansa eso. Llegó un momento que dije si no se arregla este tipo de cosas para mí va a ser muy difícil seguir. Se abrió la oportunidad de venir a River y siempre quise tomar otra revancha, la verdad que sabía los pro y los contras, pero me decidí y acá estoy.
— ¿Qué te marcó de esa experiencia?
— Como viví tanto tiempo solo me conocí mucho también. Tuve buenas personas alrededor, por ejemplo el traductor fue muy importante, se convirtió en mi amigo. Pude realmente convivir muy bien, tenía un compañero brasileño que llevaba muchos años, tenía un africano que hablaba bien español, la verdad que me sentí muy bien con ellos. El fútbol por ahí es un poco confuso en muchos aspectos…
— Con la comida, ¿cómo te llevabas?
— Para mí fue muy fácil porque tenía todo tipo de restaurantes, todo tipo de comidas. Estaba en una ciudad realmente muy bonita, Shenzhen.
— Mencionaste alguna vez veces que el fútbol es un negocio, un trabajo, ¿Qué lugar ocupa la plata tu vida?
— Desde niño uno nunca tuvo nada y vivía feliz. Yo creo que la felicidad es lo más importante. Obviamente nosotros trabajamos por algo, porque el día de mañana, el día que uno falte, uno le quiere dejar un legado a sus hijos, a su familia. Y es trabajo, sea mucho o sea poco, es trabajo. Simplemente me dedico a trabajar, sea bien, regular o mal. Pero realmente mi prioridad no es el dinero. Cero. Así vivo, a mí no me hace el dinero, a mí me hace lo que yo soy. Ni voy a ser el más rico, ni el más pobre. Voy a ser rico en espíritu y eso es lo que me define.
— ¿Verdaderamente satura el mundo del fútbol a la cabeza del deportista?
— Es que son muchas cosas. Si te pones a ver muchos jugadores han hablando del estrés que les causan muchas cosas. Tienen muchos problemas mentales por eso, por muchas cosas que pasan en el fútbol. Por ahí uno a veces deja de ver a la familia y no se ve mucho lo que son las exigencias detrás de un partido. ¡Y vivimos del cuerpo! Mental y físicamente tenemos que estar preparados para un partido y muchas veces no estamos. Tenemos problemas, tenemos muchas cosas que son humanas, es parte de la vida. Por ahí no se ve eso. Muchas personas te critican. Pero bueno, cada quien hace su juicio, cada quien sabe cómo vive. Soy muy ajeno a la prensa, soy muy ajeno a las redes sociales. Vivo mi vida como me gusta, sin hacerle daño a nadie, sé en el medio que estoy, sé que siempre voy a estar expuesto. Nunca he cambiado mi forma de ser y no la voy a cambiar porque una u otra persona digan algo de mí.
— ¿Por qué le cuesta tanto al deportista abrirse y hablar de la salud mental?
— Creo que es por el tema del qué dirán o el qué pensarán. A mí ni los elogios me llenan ni las críticas. Siempre trato de estar bien, equilibrado. Y sé que voy a vivir bien, voy a estar tranquilo. Hago lo que tengo que hacer, callado, tranquilo, en mi casa con mis amigos, con mi familia. Para mí es lo más importante.
— ¿Pero cómo haces para equilibrarte si tenés a los que te critican todo el día por lo que sea y también a los amigos del campeón que intentan acercarse por el éxito?
— Creo que todos pasamos esa etapa. A raíz de lo que llevo en el fútbol, que son 15 años en el fútbol profesional desde que arranqué, viví muchas etapas. Uno tiene que cometer errores para madurar, para tener experiencia, pero me refugio muchas veces en la sabiduría. Tengo un coach, tengo a las personas adecuadas alrededor mío, vivo con mi familia normal. Me gusta mucho salir de un partido y ser Juanfer, ser una persona que conversa con sus amigos, comparte con mi familia. La verdad es que tengo una vida muy normal. Y eso permite que disfrute realmente mi profesión, soy privilegiado de vivir de lo que me gusta, y de ayudar.
— Cuando miras para atrás y ves que saliste de un contexto complicado para llegar a la cima deportiva, ¿qué ves?
— De donde nací y donde estoy hoy, siento que he sido un ganador. Con las cosas que he vivido, siempre he salido adelante. Para mí soy ganador, para mí. Lo digo con mucha humildad, con mucho respeto. Sé lo que he vivido, no tengo que contarlo.
— La gente te mira desde afuera, lo que lograste en el fútbol y piensa que sos un tipo exitoso, ¿para vos eso es el éxito?
— Creo que el éxito son muchas cosas. Para mí ser exitoso es tener ese espíritu de cada día ser mejor persona y esta rodeado de buenas personas. Tener una buena relación con mi madre, con los hermanos, con los amigos, con mi hija, con mi esposa. Somos seres humanos, nos equivocamos todos. Pero a veces el éxito es que todos estén juntos. Porque al final no soy solo yo, somos todos. Y muchas veces la cara mía se ve, pero lo más importante es lo que está detrás. Para mí la vida personal es el éxito. Tener buena relación con todo el mundo, que te respeten en la calle, que te quieran, que te den ese amor, te valoren mucho más por ser buena persona. Es recíproco, el que da amor, recibe amor. El éxito en la carrera es muy diferente al de la vida personal. El día que se acaba la carrera, va a quedar la persona y ahí te van a mostrar ese respeto. Ese para mí es el éxito más importante.
— ¿Cuánto dejaste de lado para llegar hasta donde estás?
— Desde niño... Cuando vivía en el barrio, por más que los amigos estuvieran yo me entraba temprano. Cuidarse, alimentarse bien, prepararse mental y físicamente. La mentalidad de saber que hoy es un esfuerzo para que el día de mañana el fútbol te dé el premio. Todo lo que tú hagas, el lado invisible, el fútbol te lo va a devolver. Yo donde nací y donde estoy hoy me siento una persona muy exitosa. Llevo mi barrio en el cuello, las historias en mi corazón, muchos amigos que hoy en día no están, familiares, los recuerdos. Mis abuelos me enseñaron muchos valores y eso lo pongo en práctica para lo que soy hoy. Soy un padre, un ejemplo para muchos niños. Algún día quiero ser como esa vela que se apaga y deja la espelma. Eso debemos dejar en el mundo. Prefiero que me quieran como buena persona que como buen jugador... Para mí es eso: el legado que uno deja.
— ¿Cuánto te marcó a vos la historia de la desaparición de tu padre?
— Mucho... A mi padre no lo conocí. Tengo de mi padre esas partículas de talento de él porque obviamente tenía mucho talento, jugaba al fútbol, no pudo llegar. Mi madre, mis abuelos me bancaron. Siempre he dicho que no tuve un padre pero tuve unos tíos fantásticos. Eso fue lo que me dejó mi padre, el legado. Hoy tengo esa responsabilidad de cumplir lo que él no pudo y llevarlo al otro nivel, para que se sienta orgullosa toda la familia y se vea reflejada en él.
— ¿Toda esta marca en tu vida te sirvió para no darle tanta relevancia a los flashes y entender que hay otras cosas importantes en la vida?
— Para mí sí. Yo juego al fútbol con una gran responsabilidad pero lo disfruto. El día que no lo disfrute no va a estar. Así me baso en mi vida. Por ahí muchos no lo entienden, pero si uno trabaja tiene que hacerlo con esa pasión, disfrutarlo. Al final nadie puede estar obligado a hacer lo que no quiere. Con esa responsabilidad y las ganas de ganar, porque al final estamos en competencia. Eres tú o soy yo. En el campo es así, me rompes o te rompo. Utilizo mis cualidades y mi estrategia para ganarte, es así.
— Venís de un origen humilde y notarás que el fútbol de élite da la posibilidad al futbolista de vivir con ciertos lujos que están lejos del general de la sociedad, ¿eso te aísla en una especie de burbuja de lo que sucede alrededor o es una decisión de cada jugador?
— Es un tema muy personal. Yo trato de llevar mi vida común y corriente. Obviamente sé lo que genera el estar en un club como River, en el fútbol, ser reconocido en la vida. Somos personas que por ahí tenemos el estigma o psicológicamente de la exposición con todo el mundo. Y no podemos negar que realmente hoy mucha gente hace juicio, cuando realmente no te conocen. No soy nadie para decir que respeten, sino que simplemente vivo mi vida conforme a lo que creo, a mis valores, a mis principios. Hace parte también abrirse un poco a la sociedad porque creo que no podemos dejar de lado el mundo que vivimos por un partido, por un equipo o por cómo me sienta. Tenemos que ser un poco empáticos y ponernos en el lugar del otro para tener ese vículo, estar empapado de lo que es la sociedad. Pero en mi caso lo vivo así, común y corriente. No tengo problema con nada.
— Sos un futbolista que se relaciona siempre con el mundo artístico y sos una especie de artista también con tu estilo de juego. Alguna vez el Papu Gómez dijo que la gambeta abre mundos, ¿qué es la gambeta para vos?
— Es una cualidad. Uno tiene una gambeta, otros más velocidad. Es una cualidad con la que se nace. Y que a medida que uno va creciendo futbolísticamente saca su provecho. No solo la gambeta en el fútbol eh, en muchas cosas. Creo que toda la vida estamos gambeteando tentaciones, exposición. Hace parte de escoger el mejor camino. Y sacarle provecho, porque al final la gambeta en el campo si estás más perfilado te la hago; y en la vida también. Lleva mucho más de eso, como dice el Papu, realmente es así, abre mundos. Es una cualidad que puedes explotar para bien de tu equipo o para beneficio tuyo personal. En el campo dejar un compañero bien posicionado, sacarte un hombre de encima. La gambeta realmente es muy importante para uno, porque por ahí no tengo el físico de una persona de otro tipo, voluptuosa, fuerte, con la gambeta saco provecho de una cualidad que tengo. Es una expresión artística también. Hace parte, claro. Para mí, el fútbol es eso. Por eso lo llevo así tan natural, lo disfruto. Por ahí se ve un poco de irresponsabilidad muchas veces, pero hace parte del fútbol y es eso. Al final es arte también.
— ¿Cómo es el vínculo con Maluma, de dos personas con tanta exposición, entre dos súper estrellas para la gente?
— Es genuino, somos lo mismo desde que éramos niños. Me causa curiosidad porque siempre nos hacen esa misma pregunta. Tratamos de ser normales. Creo que una cosa es el trabajo y otra cosa la vida personal. Cada quien tiene su trabajo, ahí cuando entro al campo sé dónde estoy. Por más que salga bien, regular o mal quiero ganar, quiero que me vaya bien. Y él en su entorno, en la música, sale, y es normal también. Tratamos de llevar eso, compartir. Conversamos porque hacía mucho que no nos veíamos. Realmente es una amistad muy sincera. Es mi hermano, nos queremos mucho, nos respetamos, hemos salido adelante juntos por medio de la carrera de cada uno. Hoy verse uno reflejado con el amigo, saber que es una persona exitosa, me llena de orgullo ver en la persona que se ha convertido, lo que hemos madurado. Conversar con alguien muy importante como es para mí Juan Luis me llena de orgullo. Me siento complacido con la vida por ponerme una persona como esa al lado.
— Abrile una ventana de la intimidad a los fanáticos, ¿en sus reuniones se habla más de fútbol, de música, de la infancia?
— ¡Siempre! Empezamos desde la infancia hasta hoy, entonces imagínate las conversaciones. Le gusta mucho el fútbol. A mí me gusta la música, siempre hablamos de todo un poco. Hoy en día mi hermano está metido en la música y siempre nos ha apoyado. Ahorita que mi hermano encaminó eso, él siempre se pone a dispocisión, nos pone las personas alrededor bien, nos da consejos, obviamente por su experiencia. Es familia. Nosotros le decimos cachorro, porque creció con nosotros siendo un niño y hoy en día que es un mayor, un adulto, nos sentimos muy orgullosos también. Con mi madre tiene buena relación, yo con la madre de él, con el padre, la verdad que somos familia. Eso hace que cada día podamos crear cosas juntos y para futuro también.
— En breve dos ex compañeros van a tener una experiencia muy importante, ¿cómo ves a Enzo Fernández y Julián Álvarez de cara al Mundial?
— Muy bien, se fueron muy preparados para el reto que tienen. Sabemos de la importancia del fútbol argentino, es muy difícil. Es la liga mas difícil en la que he jugado por la intensidad, por el lado físico, el táctico, la mentalidad, cómo se vive la pasión. Están preparados para ir donde quieran, van a triunfar, les deseo lo mejor. No sé qué puede pasar en el futuro pero son cracks como personas y jugadores. Están preparados para que el mundo los reconozca como lo que son, como lo que fueron haciendo en sus pasos y en lo que van a hacer.
Fotos y videos: Gastón Tayloar
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