Las confesiones de Marito Di Stéfano, el utilero de la Selección: el gesto inolvidable de Riquelme, el cumple alocado de Messi y la cábala de Dibu Martínez

Cumplirá 25 años trabajando en los equipos nacionales y tiene cientos de historias. Los aprendizajes de Bilardo y Pékerman. En qué se parece el proceso de Scaloni al de Sabella. Quiénes son los más divertidos y qué no debe faltar en cada viaje

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Marito Di Stéfano, de 63 años, es muy querido por los jugadores (captura de TV)
Marito Di Stéfano, de 63 años, es muy querido por los jugadores (captura de TV)

Un personaje que conoce afondo la intimidad de los jugadores de la selección argentina es su utilero, Marito Di Stéfano. El 24 de noviembre cumplirá 25 años en los equipos nacionales, 9 años y medio en las juveniles y 16 en la mayor. En la actualidad cobró notoriedad extra porque protagoniza una publicidad en el umbral de la Copa del Mundo. Tiene cientos de historias y reveló la confianza que tienen los futbolistas con él. Suele ser la persona a la que le cuentan todo. Aunque también en su rol tiene una ardua labor y en la previa del Mundial de Qatar recordó anécdotas que marcaron su vida junto a los protagonistas.

“El utilero es el cura. Vienen a un confesionario. En 2012 me ofrecieron un montón de plata para que cuente cosas. Ni loco hablo. En 1997 José Pékerman nos dijo que cuidemos la confidencialidad porque ‘hay cosas que los jugadores les van a contar a ustedes que no las saben ni el padre’”, contó en una entrevista con el programa Cómo te va por D Sports Radio.

Recuerda como si fuera ayer el día que conoció a Lionel Messi: “Fue el 16 de junio de 2004. Cuando llegó era un pibe re introvertido. No hablaba, se tocaba la nariz. Le decía que viniera a tomar mate. Cuando al jugador le pasa algo, al primer lugar al que va es a la utilería”.

Su labor es muy sacrificada y confesó que “en el momento que trabajamos con Marcelo Bielsa, era terrible. En la hernia de disco tengo un pellizco. No me quiero operar y si explota que explote, me quiero morir en mi ley. Voy a cumplir 63 años. Me desvivo por esto. El predio de AFA es mi segunda casa. Amo la Selección. Yo no me quiero jubilar. Hasta que me dé el cuerpo le voy a meter. Si llego al 2030 con 70, lo voy a hacer. Llevo el agua, que no me paguen, pero quiero estar”.

Leo Messi, el día que debutó con Argentina en un amistoso del equipo juvenil en 2004 en la cancha de Argentinos
Leo Messi, el día que debutó con Argentina en un amistoso del equipo juvenil en 2004 en la cancha de Argentinos

Contó que lleva tres juegos de camiseta para cada jugador y eso lo aprendió luego de una mala experiencia en el Mundial Sub-20 de Nigeria en 1999 en el que se le “quemaron 60 camisetas en el secarropas”.

El tener casacas disponibles ante alguna eventualidad es clave para que el jugador no pierda tiempo afuera de la cancha en caso de un golpe. “Tuve problemas con Pablo Zabaleta en el Mundial 2014, le di el tercer juego porque estaba sangrando y tuve que ir a buscar una al vestuario, a lavar la camiseta del primer juego. Eso es algo que no se hace y me lo enseñó Bilardo, que me dijo ‘en el banco tiene que estar siempre el utilero porque si el jugador necesita cambiar los tapones, botines o lo que sea, al primero que busca es el utilero’. Vos no te podés ir’”, recordó. Además, conoce todos los detalles de los futbolistas, como cuánto calza cada uno.

En tanto que aseguró que su primera vez con Diego Maradona ocurrió en 1995 en Racing “porque mi tío, Juan Di Stéfano era el presidente de Racing y Diego era el DT. Después en 2001, cuando José Pekerman era el mánager de la Selección, me dijo que vaya Ad honorem para vestir a Diego en su despedida”.

Sobre Maradona y Messi, define que “Diego es mi hermano y Leo mi hijo”. Y elogió a Messi porque es alguien que “se acuesta a dormir pensando a quién va a ayudar y se levanta pensando lo mismo. Messi es un pibe de otro planeta, se ha corrido de lugares, ha sacado a la seguridad, lo hace siempre. Fuimos a jugar un partido por las Eliminatorias en Uruguay y un nene lloraba y giró la cabeza y dijo ‘tráiganlo´. Él atrae”. Y comentó que “todas las selecciones te piden camisetas de Messi y los otros muchachos. Muchos jugadores se acercan a nuestro vestuario”.

Juan Román Riquelme con la medalla de oro que le regaló a la madre de Marito (Reuters)
Juan Román Riquelme con la medalla de oro que le regaló a la madre de Marito (Reuters)

Otra historia inolvidable fue con Juan Román Riquelme en los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008. Marito estuvo a punto de no viajar porque tuvo a su madre enferma, pero terminó yendo por pedido de los jugadores. “Iba a ir solo Patricio, pero me agarra el profe Salorio (Gerardo) y me dice que los pibes me querían llevar. Les dije que ‘no podía porque se me estaba muriendo mi vieja’. Hasta que me llamó Julio Grondona y me dijo que me sintiera orgulloso que estaban pidiendo por mí, que lo hiciera por los chicos pese a mi situación”, recordó.

Después de charla con su madre terminó viajando junto a la delegación y, al llegar a China, Riquelme, que era el líder de ese equipo que dirigió Sergio Batista y que también tuvo a Messi y el Kun Aguero, tuvo una actitud que hasta el día de hoy lo emociona. “En un momento Román me pide que la llamara a mi vieja que quería hablar, y le dijo que me llevó porque íbamos a ganar la medalla de oro y a la vuelta él mismo le iba a colgar la medalla a ella, que se acordara. Cuando volvimos tras haberle ganado la final a Nigeria, lo primero que me preguntó Román fue dónde estaba mi vieja para darle la medalla. No lo podía creer”, reveló con la voz quebrada.

Respecto de Lionel Scaloni, valora que “logró lo de Sabella (Alejandro) en el Mundial de Brasil. Consiguió una unión del grupo y eso se percibe desde afuera. Eso no es fácil de lograr en un grupo numeroso. Con sus 44 años, Scaloni todavía tiene su esencia de joven y eso ayuda. Veo similitudes entre este proceso y el de Pekerman. Scaloni, Ayala (Roberto), Aimar (Pablo) fueron dirigidos por José”.

El buen clima interno y la química en el plantel se potenció el año pasado durante los 45 días que la delegación estuvo en la burbuja por las restricciones sanitarias a causa de la pandemia de COVID-19. En esa época fue el cumpleaños de Messi (24/6) y contó una linda anécdota: “Vinieron todos los chicos a la utilería a buscar cosas para regalarle. Envolví una botella de vino, la llevé y me puse a bailar con la botella ‘Quién se ha tomado todo el vino’, arriba de la cama del Kun, que compartía la habitación con Leo”.

Marito Di Stefano contó varias anécdotas de cómo fueron los 45 días que el plantel se fortaleció en la burbuja sanitaria y terminaron siendo campeones de la Copa América (REUTERS/Amanda Perobelli/File Photo)
Marito Di Stefano contó varias anécdotas de cómo fueron los 45 días que el plantel se fortaleció en la burbuja sanitaria y terminaron siendo campeones de la Copa América (REUTERS/Amanda Perobelli/File Photo)

A la hora de elegir al más divertido, no tiene dudas, Nicolás Otamendi: “ATR Perri”, así le digo a Otamendi y lo vuelvo loco. Lo banco y voy atrás. Cuando lo veo dormido le pego una ‘cachetada’, sino no es Otamendi. Siempre llevo un parlante en los baúles o sino Rodri De Paul trae el parlante. Los parlantes no pueden faltar. El Papu Gómez me gana bailando por varios cuerpos con ese movimiento de cintura”.

También confesó que por cábala, Emiliano “Dibu” Martínez terminó durmiendo con él durante la Copa América: “Es extrovertido, pero no deja de ser un nene. Su naturalidad. En la pandemia me hizo dormir con él y me dijo que era porque empezamos a ganar y así quedamos. Terminamos ganando la Copa América”.

En aquel festejo por la conquista de la Copa América en el Maracaná, admitió que “yo no creía que Argentina había salido campeón. Tardé seis o siete meses en caer. Por todos los golpes bajos, la Copa América en Chile y la de los Estados Unidos”. Y contó por qué le pidió a Messi que dieran la vuelta olímpica: “Cuando salieron campeones en el Maracaná le dije a Leo, ‘den la vuelta olímpica. No importa que haya poca gente. Acordate de lo que pasó en 2014 acá. Denla, que es el peor dolor que pueden tener los brasileños. Disfrútenlo’”.

Más allá del buen rendimiento del equipo, individualidades, Di Stéfano sostiene que el esfuerzo de cada uno de los jugadores es la clave de su racha que llegó a 35 partidos invictos. “Los chicos ‘vomitan sangre’ en el campo de juego. Ellos son muy humildes. Eso les permite subir a la montaña. Dejan todo”, concluyó.

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