Miércoles por la tarde y la jornada laboral debía interrumpirse por la semifinal del Trofeo de Campeones que iban a animar Racing y Tigre en el Tomás Adolfo Ducó. Desde temprano, los hinchas del Matador y la Academia se acercaron a Parque Patricios con la ilusión de conseguir el boleto para dirimir el título con Boca en San Luis. Si bien la mayoría llegaba desde Victoria y Avellaneda, los subtes se vieron colapsados por los fanáticos albicelestes que cruzaron la Ciudad por las líneas B, C y H.
El horario no fue favorable para los simpatizantes. Incluso cuando los equipos salieron a la cancha —bajo el humo rojo y azul de un lado; y celeste y blanco del otro— todavía las tribunas no estaban completas. Parecía que había poco clima para un encuentro tan importante.
Los primeros movimientos de los protagonistas fueron de pura tensión. El rival de Racing parecía ser Racing. El antecedente cercano en el Cilindro que concluyó en el estrepitoso final que dejó al conjunto de Fernando Gago sin la gloria imponía la pregunta sobre cómo iban a reaccionar los jugadores desde el aspecto anímico. Y cerca de la media hora, cuando todavía la Academia no había pateado al arco, Jonathan Gómez le cometió penal a Mateo Retegui, que Darío Herrera convalidó gracias a la asistencia del VAR. Para ese entonces, el público seguía ingresando al Palacio. “El primer tiempo fue malo. Hay que ser sincero. Muchas veces se juega bien y otras no, pero hoy entramos mal. Yo cometí el error de hacer el penal y nos fuimos en desventaja. Cuando llegamos al vestuario nos miramos a la cara y nos dijimos que no podíamos dejar esa imagen por lo que veníamos haciendo. Fue un año muy bueno, que el fin de semana pasado con River no se pudo coronar. Creo que quedó demostrado en el segundo tiempo”, le dijo el ex Argentinos a Infobae luego del encuentro. Y aclaró: “Cuando Herrera fue al VAR, sabía que estábamos al horno. Cuando el delantero me chocó, sabía que había hecho un penal”.
En las tribunas había decepción y frustración. Otra vez, los doce pasos de la desgracia parecían atentar contra la entidad de Avellaneda, aunque la luz de la esperanza resurgió cuando Abel Luciatti observó la segunda amarilla por una presunta infracción sobre Carlos Alcaraz. Con superioridad numérica la situación era otra.
Sin embargo, el desorden de La Gagoneta seguía exponiendo su faceta más vulnerable y a los 38 minutos del primer tiempo Facundo Colidio extendió la diferencia a favor del elenco de Diego Martínez. Y la angustia volvió a instalarse en la popular albiceleste “¡Tienen que ir a buscar a Coudet y dejarse de joder!”, gritó un plateísta con los ojos inyectados en sangre, humedecidos por algunas lágrimas que todavía no se animaban a salir.
El cierre de la etapa inicial dejó mucha bronca en los hinchas de Racing. Una silbatina generalizada despidió a los protagonistas y después del descanso los futbolistas fueron recibidos con una canción que exponía el clima caldeado que se vivía en el Ducó.
A ver si entienden todos los jugadores, vayan al frente por los colores. A ver si entienden todos los dirigentes, Racing es grande por esta gente. La banda alienta en las buenas y en las malas porque esta es una hinchada distinta a las demás. No como el Rojo, River y los Bosteros, que si no van primeros a la cancha no van mas...
“No le presté atención, pero fue una descarga de la gente. Por suerte lo pudimos revertir”, dijo Jonathan Gómez.
Para esas alturas, Enzo Copetti ya había abandonado el compromiso por una lesión de rodilla que se presume grave, y los fanáticos que estaban más cerca del campo le reprochaban su salida con insultos. Entre ellos había adolescentes de no más de 15 años que le pedían que se fuera del club en el próximo mercado de pases.
“Nunca nos dimos por vencidos, aún vencidos. En el primer tiempo jugamos mal y lo pudimos revertir. Sabíamos que iba a ser un partido peleado, porque Tigre es un gran equipo. Se ganó por los detalles y la fortaleza mental”, reconoció en los micrófonos de Infobae Maxi Romero antes de subirse al micro cuando la historia había terminado con final feliz.
En el complemento Racing mostró otra actitud. Jonathan Gómez se asoció con el ex goleador de Vélez y llegó el descuento. “En lo personal fue lindo el gol, pero lo que más me preocupa es el grupo; porque estos chicos me abrieron las puertas de la mejor manera. Acá se prioriza más lo colectivo que lo individual”, destacó el atacante con pasado en el PSV.
Con más temperamento que buen juego, la fórmula de Gómez-Romero volvió a surtir efecto en las instancias decisivas del duelo. El grito de Jony, con beso al escudo incluido, revirtió definitivamente el malestar académico. “No sé cómo pudimos darlo vuelta. Fue una muestra de carácter y actitud”, aclaró el ex Argentinos.
El 2 a 2 todavía no era suficiente para sacar el pasaje a la provincia puntana. Y el cansancio físico atentó contra el espectáculo. Diego Martínez se lamentó en conferencia de prensa haber jugado “un partido entero con un hombre menos por una injusticia”. El entrenador de Tigre se mostró convencido de que en un 11 contra 11, “el resultado hubiera sido diferente”.
La igualdad en el tiempo suplementario hacía suponer una posible definición por penales. El antecedente de Avellaneda, por la ejecución fallida de Galván, encendía las alarmas en los menos optimistas. “Si hubiéramos llegado a esa instancia, la decisión hubiese sido de los jugadores. Yo no había pensado en quiénes estaban para patear”, reconoció Fernando Gago. Otra vez, Pintita le brindaba la responsabilidad a sus dirigidos en una nueva muestra de falta de liderazgo.
“Queríamos evitar los penales, pero si se daban, yo estaba dispuesto a patearlo, como la mayoría de los compañeros”, advirtió Maxi Romero; sin omitir detalles sobre cómo se vivieron los días posteriores a la derrota con el Millonario: “El Negro (Galván) quiso salir a pedir disculpas, pero le dijimos que no era conveniente. Él tuvo el carácter y la rebeldía para agarrar la pelota. Siempre que uno se anima, tiene la confianza de todos. Lamentablemente no se pudo, pero son situaciones que se dan en el fútbol”.
En la misma sintonía, Jonathan Gómez recordó que todos están “capacitados para patear un penal”. “No porque uno haya errado con River significa que está todo mal. En ese momento pude haberla agarrado yo, Copetti o el que sea, y lo podría haber errado. El que está con más confianza en el partido, agarra la pelota y patea”, argumentó.
Fueron tres días de licencia para masticar la bronca antes de volver al trabajo. Y cuando el plantel regresó a los entrenamientos para preparar el choque con el Matador, se encontraron con mensajes violentos en las inmediaciones del Cilindro. “Fue muy difícil ver esos pasacalles, pero nos encerramos entre nosotros. Hablamos mucho para abstraernos de todo eso. Este grupo todavía tiene mucho más para dar”, reconoció Romero. “Fue complicado, pero son cosas normales del fútbol. La gente estaba tan dolida como nosotros”, completó Gómez.
Aquellos temores que imponían los doce pasos desaparecieron cuando Gabriel Hauche sentenció la historia con su cabezazo a tres minutos del final. “Demostramos lo que venimos haciendo todo el año. A veces las cosas se empañan por un resultado, pero esto es fútbol. Estuvimos a un penal de lograr el objetivo. Sostengo que fuimos el mejor equipo del año. El torneo pasado (la Copa de la Liga) lo merecimos y éste también, pero no se dio porque es un juego”, subrayó el ex Argentinos cuando todavía saboreaba el triunfo.
Sin dejar margen de dudas, el volante remarcó una y otra vez que “Racing merecía ser el campeón” de la Liga Profesional. “Fuimos los mejores y ahora tenemos el premio de jugar una final para demostrarlo. Esto no sé si tapará la tristeza que vivimos el fin de semana pasado, porque uno se preparó para ser campeón. Estuvimos muy cerca y lo perdimos, pero ahora tenemos la posibilidad de jugar la final con Boca para demostrarlo”, destacó.
El próximo domingo se vivirá la final del Trofeo de Campeones en San Luis. Será la oportunidad para la Gagoneta de quedarse con un título en un ciclo que generó muchas expectativas, pero aún no consiguió los resultados. “Estuvimos dolidos, pero ahora tenemos la chance de jugar una nueva final y vamos a dejar todo por ganarla”, advirtió Jonathan Gómez. Tal vez ese partido pueda definir quién fue el mejor equipo del fútbol argentino.
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