* El penal de Mauro Zárate en Huracán-Platense
Mauro Zárate tuvo una temporada con altibajos, aunque las últimas dos imágenes de su paso por Platense no fueron las mejores: el insólito penal ante Huracán y una rescisión de contrato cuando todavía restaban encuentros del torneo. El delantero de 35 años, que está en busca de club para la próxima temporada, brindó una extensa entrevista en la que tocó diversos temas e hizo una reflexión sobre esa jugada ante Huracán.
“Me fui para el otro lado... Prefiero gambetear antes que patearla para arriba. En el vestuario entré y dije eso. Una lástima porque estábamos haciendo un partidazo ante un gran rival. Hicimos un gran primer tiempo, no pudimos meter un gol para acomodarnos mejor y después vino el error este mío”, explicó en diálogo con ESPN. Y detalló sobre la maniobra: “Prefiero gambetear, no lo cambio por nada. Se me viene de frente González, me amaga y pierdo velocidad. Me amaga a patearla para arriba, yo estoy mirando al cuatro para dársela, él me amaga... No pasa nada, ya lo hablamos. Me quería morir por el terrible partido que estábamos haciendo”.
El ex delantero de Vélez y Boca aclaró que no le rescindieron en el Calamara “por lo de Boca” –en referencia al festejo en redes– y argumentó: “Es lo que vende ahora, armar quilombo, decir cosas que no son. Con el presidente tengo una excelente relación. Hacía cinco o seis partidos le dije si quería seguir con los chicos del club, que estábamos salvados, ya había cumplido”.
Mientras escucha ofertas para continuar su carrera, el atacante repasó su salida del Fortín y volvió a referirse a la relación con sus hermanos: “Llegué para los últimos suspiros de mi papá. Me tocó llegar ahí justo porque estaba entrenando. Después cuando falleció, en el velorio, mi vieja quería hacerla un aplauso para despedirlo con la mano en el pecho de él. Ese momento fue muy lindo. Pero lo otro (el quiebre de la relación con sus hermanos) no fue fútbol. Fútbol fue para la gente, para mí, para tomar mi decisión de ir a otro equipo. Lo otro no es fútbol, no hay vuelta atrás”.
“Muchas veces me deja tranquilo porque no escucho mucha gente que me diga que me equivoqué. ¿Con qué me equivoqué? Con la gente de Vélez. ¿A quién le pedí perdón? A la gente de Vélez. Mi carrera estaba hecha, era jugar en Europa, volver, disfrutar de Vélez, el club donde nací. Pasaron cosas que no vienen al caso porque no me gusta armar quilombo, no se estaban cumpliendo las cosas. Apareció este llamado, esta motivación de un club como boca y ahí decido eso”, repasó.
“Nunca le voy a pedir aceptación a la gente. Mi error es con ellos y mis disculpas son con ellos. Mi carrera estaba hecha. Era Europa, venir, retirarme en Vélez y ya está. Me cambia mucho la lesión en la rodilla. Arreglé para ir a jugar cuatro meses a Dubái. Juego esos cuatro meses bien, digo ya está, planto la bandera, me quedo acá en Dubái, era un paraíso total, digo el fútbol pasa de lado. Empiezan a llamar muchachos del club y me vuelvo a pelear el descenso a Vélez. Iba a firmar dos años y medio más en Dubái. Eso no se reconoce, un poquito me duele, pero no pasa nada, lo acepto igual. No tiene retorno esa relación. La gente está muy dolida, se entiende”, subrayó.
También abrió su corazón para reconocer el problema psicológico que lo afectó con las lesiones durante su estadía en Boca. ”Un par de meses antes hablé con Román porque tenía algo para irme a España. Se lo comenté, le dije que era la única liga de las grandes que me faltaba. Me dijo no te vayas, quiero te quedes, vas a jugar, confío mucho en vos, se vienen lindos partidos. Empecé a jugar un poco y me empecé a lesionar. Nunca había tenido problemas de lesiones, no le encontraba la vuelta. Me cuidaba, no manejaba. No sabía qué más hacer para estar bien. Le dije a un sobrino que estaba estudiando que me acompañe él. Tenía una hora y cuarto, veía a Carlitos que iba con el hermano y yo decía boludo no es. Empecé a cuidarme también en eso. Volvía a jugar, hacía un gol y me lesionaba. Pensé que era la cabeza, dije tengo que salir un tiempo y ver qué pasa”.
Y recordó cómo lo afectaba en pleno encuentro: “Hubo un partido en Boca que hice un gol y dejé de picar. Tengo que terminar el partido, pensaba, nada más. Una locura”.
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