“Vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano, de Altamirano, todos la vuelta vamos a dar”, atronó el vestuario de Patronato en continuado, luego de una nueva gesta en la Copa Argentina. Luego de empatar 1-1 en los 90 minutos, el conjunto de Paraná eliminó por penales a Boca Juniors (3-2) con el arquero como gran figura, dado que contuvo los remates de Óscar Romero, Alan Varela y Sebastián Villa. Pero para el guardameta se hizo costumbre: ya había brillado en las definiciones desde los 12 pasos ante River Plate y Colón, en la misma competencia. Sin contar que a lo largo de la campaña en la Liga Profesional también hizo gala de su intuición.
La curiosidad es que al Patrón la incorporación de Facundo Altamirano le salió “gratis”. Es que Banfield, dueño de su ficha, lo cedió sin cargo y con opción de compra, para que adquiriera continuidad. Y vaya si aprovechó la oportunidad, más allá del descenso, que no se debió al rendimiento del plantel que dirige Facundo Sava en la presente temporada (finalizó décimo en la Liga que ganó, precisamente, su derrotado Boca).
De 189 centímetros y 26 años, Altamirano surgió de la cantera del Taladro, en el que hizo su debut en la élite en 2017, en un duelo ante River Plate. Estuvo un año a préstamo en Estudiantes de Caseros, regresó a Banfield, tuvo rodaje, pero no se terminó de convertir en indiscutible. Por eso aceptó la mudanza a Paraná, en busca de continuidad. No sólo la logró, sino que además exhibió un gran nivel, con el bonus track de los penales.
Por Copa Argentina, contuvo dos remates en la serie ante el Sabalero, el decisivo a Matías Suárez frente al River de Gallardo y tres ante Boca. Y dentro de los 90 minutos no pudieron batirlo en el cara a cara Luis Miguel Rodríguez (Colón), Pablo Mouche (Barracas Central), Jesús Dátolo (Banfield) y Jonathan Álvez (Unión).
No es casualidad, claro. Frente al Xeneize, su compañero de valla, Matías Mansilla, lo asistió con un machete e indicándole en la previa a cada remate hacia dónde podía ir la ejecución. “Yo lo miraba y él me decía dónde me tenía que tirar. Cuando fue Villa sabía que pateaba ahí. Algunos los tenía estudiados, otros no porque por ahí no habían pateado”, contó en diálogo con TyC Sports.
“Hoy fue un desahogo después de todo lo que pasamos y por lo que venimos peleando para cerrar el año con todo. Vamos a seguir para terminar el año con todo”, señaló sobre la gran final del domingo frente a Talleres de Córdoba en Mendoza.
“Estoy muy contento, siempre es bueno estar atajando penales. Gracias a los chicos y a los arqueros que cuando les toca jugar rinden muy bien”, buscó repartir los méritos. Pero sus compañeros continuaron poniéndolo en un pedestal. Si Marcelo Estigarribia, autor del gol en el empate, declaró: “Le van a dar la llave de Paraná. Con lo que hizo hoy y en el torneo se merece todo”.
Y siguió atronando en el vestuario del estadio del Bicentenario el “que de la mano, de Altamirano...”.
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