Hace medio siglo Ford recuperó la gloria en el Turismo Carretera luego de un paréntesis de siete años e inició su dominio de siete temporadas. El gran exponente de esa era fue Héctor Luis Gradassi que ganó cuatro de esos campeonatos con un auto que se salvó de ser desguazado porque el recordado “Pirín” se lo compró a la fábrica antes de que se forme el equipo oficial del Óvalo. Hoy ese mítico Ford Falcon luce inmaculado y sigue ganando carreras ya que la mujer del recordado cordobés, Ana María Socci de Gradassi, es campeona en pruebas de regularidad.
Pirín Gradassi fue uno de los mejores pilotos nacionales de la historia. Nació el 6 de marzo de 1933 en Córdoba. Arrancó a competir de grande, a los 24 años, en las motos y en una temporada llegó a ganar tres títulos. En 1964 debutó en el automovilismo en el Turismo Mejorado, donde fue campeón en 1966. Uno de sus grandes hitos fue su triunfo el 26 de febrero de 1967 en la Vuelta de San Pedro, en su segunda carrera en el TC el día que Industrias Kaiser Argentina estrenó los Torino en la popular categoría que fueron preparados por Oreste Berta. Gradassi integró la famosa “CGT”, que era el equipo oficial de la marca del Toro junto a Eduardo Copello y Jorge Ternengo.
Corrió durante 16 años en autos, disputó 247 carreras y logró más de 60 victorias, 30 de ellas en el TC y es el octavo en la lista de ganadores. También corrió en el Sport Prototipo, Turismo Nacional y la Fórmula 1 Mecánica Argentina. Les ganó a los mejores de su época. Fue un talento al volante, pero su mayor virtud se basó en saber adaptarse rápido a los cambios y diversos tipos de autos. Otro punto fue su pasado como mecánico que le hizo conocer todas las mañas de los coches con solo escuchar su motor. O hasta recomendaba a sus colegas cuándo cambiar algún elemento.
“Mi salto fue cuando comencé con los Torino. De correr con el Auto Unión a 140 km/h pasé a viajar a 240 km/h. Cuando largué en San Pedro al Torino no lo conocía porque no habíamos tenido tiempo de probarlo. Me subí por primera vez al auto un día antes de la carrera. Lo respetaba mucho porque nunca había manejado a tanta velocidad”, contó Gradassi en una entrevista con la revista CORSA.
Ana María era profesora de danza y conoció a Héctor cuando comenzó a correr en autos y luego de un año se pusieron de novio. La relación creció en el medio de las carreras y se casaron en 1970. Ella siempre lo acompañó a las competencias.
En 1971 Pirín compró un Ford Falcon a la fábrica y al año siguiente fue convocado para integrar el equipo oficial en el TC junto a otro grande de la época, Nasif Moisés Estéfano, el único campeón post mórtem a nivel nacional. Los autos fueron atendidos por José Miguel Herceg, que tuvo una gran relación con Gradassi. El “Polaco” fue uno de los mejores preparadores de la historia y especializado en la motorización para Ford. Durante siete años Gradassi terminó en los dos primeros lugares de los campeonatos de TC: logró cuatro títulos en 1972, 1974, 1975 y 1976, y cuatro subcampeonatos, 1967, 1973, 1977 y 1978.
En esa época se sumó al equipo un joven Juan María Traverso, quien aprendió mucho de la mano de Gradassi. El Flaco de Ramallo reconoció que muchas de sus picardías las aprendió gracias a la experiencia del cordobés. “Cuando estábamos en el equipo Ford el Flaco era un chico, tendría 20, 22 años. Le faltaba experiencia que era lo que yo tenía. Siempre manejó bien y cuando me dijeron que entraría al equipo me puse muy contento. Con él hicimos un gran equipo, hablábamos las cosas cara a cara y logramos excelentes resultados”. En diálogo con este medio, Traverso reveló los secretos que le permitieron a la escudería oficial del Óvalo aplastar en los años setenta.
La gloria en el TC para Pirín llegó con el Falcon de su propiedad y el 20 de mayo de 1979 ganó en el Autódromo de Buenos Aires la primera carrera auto fiscalizada de la Asociación Corredores Turismo Carretera (ACTC) y la entidad dejó de estar bajo el ala del Automóvil Club Argentino (ACA). Ese año Gradassi logró otros cinco podios y se encaminó a su quinta corona. El 12 noviembre se corrió la “20 Vuelta Ciudad de Tandil”, que ganó Esteban “Chango” Fernandino, que era compañero de equipo de Gradassi, que fue segundo. Pero fueron denunciados por otros competidores sobre irregularidades en las tapas de cilindro. Los motores de los Falcon oficiales fueron llevados bajo custodia policial a un taller local y en los primeros días de diciembre fueron excluidos. Pirín era el líder del campeonato, aunque decidió retirarse cuando la ACTC decidió extender esa temporada hasta mediados de 1980.
“Creo que me retiré a tiempo. Ya estaba al límite (46 años en ese momento). Yo me daba cuenta cuando frenaba, que podía hacerlo un poco más adelante. A lo mejor podría haber seguido un año más, pero estoy conforme con lo que hice. Supongo que será difícil que alguien del Interior repita la carrera deportiva que hice yo”, confió Pirín, que junto con Ricardo Risatti (1938) son los únicos campeones cordobeses de TC. José María “Pechito” López estuvo a seis vueltas de lograrlo en 2009, pero un despiste por una mancha de aceite lo marginó en la última fecha corrida en Buenos Aires.
También, entre sus amigos dentro del automovilismo estuvo Juan Manuel Fangio: “Era un tipo sensacional, como piloto y como persona. Además, era hincha mío… El que lo acercó fue Domingo Marimón que también hacía fuerza por mí. Una vez me fueron a ver correr un ‘Desafío de los Valientes’ (carreras organizadas por Fiat para promocionar sus modelos) y les gustó mucho mi estilo de manejar”.
Ford retiró su equipo oficial y mandó a desguazar todos sus Falcon oficiales. Pero el único que sobrevivió es el de Gradassi porque era de su propiedad. Guardó su auto y en 1997, con Ana María como acompañante, comenzó a correr carreras de regularidad, esas competencias que no son por velocidad y se deben respetar un tiempo establecido durante los controles. Pueden correrse en ruta o en autódromos y se destaca porque en su mayoría son autos históricos.
Siguió junto a Ana María en su casa del Cerro de Las Rosas, en Córdoba y más allá de despuntar el vicio con el Falcon también se dedicó a la pesca, una de sus actividades preferidas. Además, integró el Córdoba Automóvil Club.
Pirín falleció el 4 de febrero de 2003 y Ana María conservó el auto al que se le hizo un mantenimiento con el correr del tiempo y en 2019 fue restaurado en Río Tercero. Este año, al cumplirse medio siglo del primer título de TC de Gradassi con ese Falcon, ella fue invitada junto al coche a la vigésima edición de Autoclásica, la exposición de vehículos históricos más importante de Latinoamérica que suele hacerse en el Hipódromo de San Isidro y todos los años hay algún hallazgo. Infobae habló con Ana María y contó los detalles del auto.
“Este auto Pirín lo compra en el año 1971 a la fábrica Ford. Lo compró desmantelado para armar un auto de carrera. Era un Falcon de calle color metalizado. Corre varias competencias con el número 52. En octubre forma equipo con Carlos Pairetti para ir a correr la Vuelta del Noroeste. Le ponen una trompa, lo pintan de naranja con color cremita y ahí ya hay algo que ver con los motores de Herceg. Al año siguiente ingresa el equipo Ford y al auto lo pintan de color azul y blanco”, recuerda.
“En el año 1974 corren con Peñaflor y lo pintan color borravino. Cuando van a correr una competencia había salido el motor Sprint y el reglamento decía que el motor tenía que coincidir con el modelo del auto. Entonces los mecánicos serrucharon los faros y pusieron los cuadrados. Eso me lo contó Herceg. En 1975 es color azul y blanco y en 1976 ya toma el color actual”, agrega.
Ana María afirma que en realidad deberían ser cinco títulos de TC los que tendría que haber ganado Pirín: “Yo diría que son cinco porque si vos buscás hasta diciembre de 1979, él es campeón. Esa definición fue muy dolorosa porque si Pirín hubiese sabido que iban a ser eso, él no se retiraba. Porque él se quedó tranquilo de que él era campeón y no se imaginaba que iban a postergar el tema hasta mayo del año 1980. Una injusticia”.
Ella tomó su legado y participa en carreras de regularidad. “El auto sigue ganando campeonatos porque pertenezco a la Asociación Cordobesa de Autos Antiguos y tengo cinco campeonatos y cuatro subcampeonatos de regularidad. El año pasado se hizo en Córdoba un campeonato mediterráneo de regularidad, somos binomio femenino con mi navegante y somos campeonas. Este año hay seis competencias y somos punteras contra una cupecita que nos viene persiguiendo. El 5 de noviembre tenemos que ganarle”, cuenta.
“El año pasado con la pandemia, que no había hoteles, me levantaba a las cinco de la mañana y me iba andando con el Falcon, llámese Río Tercero, Almafuerte, Villa General Belgrano, diferentes localidades, hacíamos la regularidad y nos volvíamos a casa”, describe respecto de las dificultades que tuvieron en 2021 para volver a participar.
Sobre cómo hizo para conservar el auto, explica: “Ha sido pintado varias veces sino no hay manera de mantenerlo. Y hace tres años lo restauraron en Río Tercero y tratamos de cuidarlo. Ni el auto ni yo estamos en condiciones de ir fuerte con la edad que tenemos”.
Pero, ¿cómo era Gradassi en las carreras y cuál fue el secreto de su éxito? Ana María lo revela: “Él era muy concentrado en lo que hacía. Lo bueno que tenía es que sabía mucho de mecánica y simplemente de escuchar el motor ya sabía si fallaba algo. Con Herceg se llevaba muy bien porque él se bajaba y le decía lo que pasaba o lo que fallaba. El ser mecánico lo ayudó mucho para cuidar el auto. Siempre comentaba que los Chevrolet andaban más fuerte, pero se rompían. Algo que contaba como chiste era que decía ‘cuando termine de correr lo voy a pintar y lo voy a poner de taxi’. En 1979 cuando él se retiró, como el auto era propiedad de Pirín, Ford no lo pudo desguazar y por eso volvió a Córdoba. Por eso se salvó el auto. Gracias a Dios porque es el único que queda”.
Luego Ana María encendió el coche e hizo delirar a los fanáticos. Los más grandes se emocionaron porque fue un volver a vivir de aquella época y los más chicos descubrieron cómo era el TC de hace 50 años. Pasó el tiempo y el mítico Falcon de Héctor Gradassi sigue ganando en las rutas. Hoy el volante del auto lo empuña su mujer y es el mejor homenaje para el recordado Pirín.
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