Dos semanas atrás, Boca Juniors iba a La Plata a jugar con Gimnasia. Todos saben lo que ocurrió: una represión salvaje e indiscriminada contra socios e hinchas comunes que querían ingresar y que terminó con la vida de César Lolo Regueiro, un fanático del Lobo de 56 años, que falleció según la autopsia producto de un infarto cardíaco que en circunstancias normales no se hubiera producido. Aquel día el operativo policial contó con 350 efectivos y la insólita decisión de vender tickets en las boleterías del estadio hasta el mismo inicio del partido.
Tuvo que pasar todo aquello y la trágica muerte de Regueiro para que esta tarde haya un operativo acorde a la magnitud del encuentro: serán 650 efectivos policiales, de los cuales el club de La Plata sólo pagará 350 teniendo en cuenta lo que ya abonó en su momento. No es un monto menor: a la institución le cuesta 2.250.000 pesos, dado que para un partido de este calibre se paga por efectivo dos módulos de cuatro horas cada uno (en partidos chicos sólo se abona uno) por lo que son 6.400 pesos por agente, ya que la hora está en 800 pesos. Al principio Gimnasia se oponía a la erogación con un argumento razonable: nosotros ya pagamos el operativo que se montó dos semanas atrás y la Justicia apunta a la responsabilidad policial en la suspensión del encuentro original por lo que queda claro que si no somos culpables, no corresponde abonar de nuevo. Pero la Agencia de Prevención de la Violencia en Espectáculos Deportivos se mantuvo firme. O pagan o no hay espectáculo.
Las negociaciones tensas terminaron en el arreglo salomónico contado más arriba. Claro que hasta ahora los billetes no aparecieron. Siempre las instituciones tienen tiempo para depositar hasta 24 horas antes del inicio del match. Al club tripero le dieron dadas las circunstancias hasta las diez de la mañana de hoy, cuando abren los bancos y cuando debe empezar el dispositivo de seguridad. Si hay transferencia a la cuenta del Aprevide, el partido se juega normalmente. Si la plata no aparece, en el Ministerio de Seguridad dicen que de inmediato levantan campamento y queda todo suspendido. Nadie supone de cualquier manera que la sangre llegue al río porque desde el organismo aseguran que está la voluntad de todos los sectores para que la historia tenga final feliz.
Lo insólito, se insiste, son las notables diferencias entre lo planteado para esta tarde con respecto al diseño del 6 de octubre pasado. En principio no habrá venta de entradas, sólo podrán presenciarlo los socios. Después, habrá un vallado especial en todos los accesos al estadio, con personal afectado a controles de prevención en el sector del Monumento, donde siempre se junta la barra, la zona del bosque y el resto de las inmediaciones. Y si bien habrá personal de la Departamental de La Plata, la misma que reprimió salvajemente en aquella jornada, la mitad de los efectivos serán de la Dirección de Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas y de la Superintendencia de Fuerzas de Operaciones Especiales, que suelen estar asignados a coberturas de alto riesgo por fuera del fútbol y que son policías que están distribuidos en toda la Provincia y a quienes hicieron viajar especialmente para esta ocasión. Serán además los encargados de llevar adelante el control del derecho de admisión del programa Tribuna Segura y reemplazan a los agentes de Infantería que fueron los principales protagonistas de los incidentes en su momento. La apertura del estadio será a las 13.30 y esta vez sí parece estar todo garantizado para tener una fiesta en paz.
Por otro lado, la causa judicial por lo sucedido sigue avanzando. El fiscal Martín Almirón está tomando declaración testimonial a los heridos y otros hinchas que se presentaron en su UFI espontáneamente, sigue viendo los videos del suceso y está analizando el sistema de ticketing del estadio Zerillo para saber si hubo o no sobreventa de entradas. Los dos policías acusados, Juan Manuel Gorbarán y Fernando Falcón, siguen detenidos. La situación más complicada es la del primero, que fue el jefe del operativo y era el titular de la comisaría novena en ese momento, a la que había llegado apenas dos meses antes. Gorbarán está acusado de estrago doloso seguido de muerte con pena que arranca en los ocho años de prisión y llega hasta 20. Si no hay un cambio de calificación lo más probable es que siga detenido hasta el momento del juicio, aunque podría pedir también el beneficio de la detención domiciliaria y hasta el cambio de calificación. En realidad, el fiscal todavía tiene que definir si mantiene la prisión preventiva, plazo para el que cuenta con 30 días desde el inicio de la causa. Según lo que pudo recabar Infobae, no habrá cambios en su situación.
Falcón en cambio está acusado de lesiones leves agravadas por funcionario público y por ser producidas en un espectáculo deportivo, cuya pena máxima es de dos años, por lo que sí es excarcelable. Pero el titular de la UFI 8 consideró que existía riesgo de que entorpezca la investigación por su condición de policía y lo dejó detenido con la anuencia del juez de Garantías, Agustín Crispo. Falcón apeló y aún la Cámara no se expidió. Si ratifica la decisión de primera instancia, también deberá seguir detenido. Si en cambio es revocada, continuará su proceso en libertad.
La hipótesis central de lo sucedido sigue siendo para la Justicia el descontrol policial. Cuando se plantea que oh casualidad ese descontrol sucedió apenas dos días después de que se reemplacen los jefes de la Departamental de La Plata y también ocurrieran cambios en la comisaría novena y en la jefatura de la brigada de calle, cuya zona de influencia son los dos estadios y la zona roja de la ciudad, por lo que la recaudación es importante, desde la fiscalía dicen que, si bien no se descarta nada, probar eso es casi imposible. Claro que hay antecedentes que invitan a pensar que esa posibilidad no es descabellada: cuando se enfrentaron Lujan y Alem este año, partido que terminó con un hincha de Luján muerto por bala de plomo, la zona estaba totalmente liberada y había cambiado el jefe Departamental apenas una semana antes. Lo mismo ocurrió en La Matanza cuando tras el cambio de autoridades policiales, el partido siguiente de Almirante Brown terminó con una batalla en las calles entre la Policía y los hinchas. Pero da la sensación de que todos quieren dejar de lado esa historia y concentrarse en un descontrol presuntamente espontáneo que pudo haber causado una tragedia mucha mayor que la que finalmente sucedió y dejó una víctima fatal: el Lolo Regueiro.
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