Lo que debía ser una fiesta y un partido vital en la disputa del campeonato entre Gimnasia y Esgrima La Plata y Boca Juniors terminó en tragedia, producto de los graves incidentes que se produjeron en las inmediaciones del Estadio Juan Carmelo Zerillo. Varios personas fueron heridas y falleció un hincha del Lobo: César Regueiro.
En diálogo con TyC Sports, el bombero Gastón Alonso, que se encontraba como espectador del encuentro, brindó detalles de cómo intentó salvar la vida de Lolo y la brutal represión policial mientras intentaba realizar ejercicios de reanimación.
“Partimos para la cancha temprano, sabíamos que el partido era importante e iba a haber mucha gente. A las 20 ya estábamos dentro del estadio. Tipo 21 la cancha ya estaba prácticamente llena. Apenas arrancó el partido, se seguían escuchando las detonaciones afuera. Se veían corridas por los pasillos debajo de las tribunas. Ahí fue donde comenzó todo, los gases… Yo me encontraba con dos de mis hijas y, cuando la nube nos empezó a tapar en la tribuna, tomé la decisión de decir ‘vamos a taparnos’ y bajar”, comenzó su relato.
Al salir de ese sector de la cancha se encontró cara a cara con la agresión policial. “Disparaban contra la gente que salía. No se entendía realmente. Para adentro del Bosque se encontraban dos ambulancias, entonces nos quedamos ahí para poder respirar un poco de aire limpio, porque era irrespirable todo. Nos encontramos con muchas mujeres y chicos en el piso totalmente afectados por el gas. Entonces empezamos a asistir a esa gente y a acercarlas a la ambulancia. Fue ahí que me encuentro con una persona en el piso”.
“Me acerco tratando de buscarle los signos vitales, ya que hasta ahí parecía inconsciente. Cuando intento hacer eso, lo que recibo de la policía fue represión, seguían tirando. Mi hija les pidió que por favor paren, que estábamos atendiendo a una persona. Y mi hija gritaba ‘papá, te sigue apuntando’. Y las balas de goma me picaban cerca, porque me seguía tirando. No conforme con eso, me tiran un gas cerca. Fue ahí donde no pude chequear realmente y tomamos la decisión de salir, ya que nos estaba afectando el gas. Hicimos el viaje como pudimos entre seis y siete personas que estábamos hasta llegar a la ambulancia”, relató este bombero con más de 30 años de servicio. Y luego, añadió: “Retiramos el cuerpo como pudimos, sin hacerle el chequeo. Lo levantamos y lo acercamos unos 15 metros hasta la ambulancia. Hasta ese momento no pudimos hacerle RCP ni nada. No le vi golpes, estaba completamente a oscuras. Y la desesperación, el ambiente irrespirable… fue terrible”.
Ante este cuadro de situación, Alonso buscó la manera que puedan trasladar a Regueiro a un hospital. “Desde las dos ambulancias estaban asistiendo a un montón de personas. Chicos y mujeres. Cuando lo dejamos al hombre, yo pierdo de vista a mis hijas. Entonces cuando lo entrego al servicio médico, me alejo de la escena buscando a mis hijas. Cuando las localizo, me quedo más tranquilo. Vuelvo a la escena y escucho que el personal de salud decía que falleció. Lo primero que veo es la reacción de la hija y del nieto, que estaban al lado. Automáticamente le digo a mi hija que comience con el RCP que lo íbamos a trasladar. Yo encaro al del personal y le pido por favor que lo trasladen, que lo saquen del lugar que ya habíamos empezado con las maniobras de RCP”.
“Cuando el servicio médico dijo que falleció luego de la evaluación que hicieron, nosotros sabemos que contamos con unos minutos como para poder intentar revertir algo. El hombre, cuando yo le pido eso, me confirma que sí lo va a sacar pero primero tenía que desalojar a toda la gente que tenía en la ambulancia. Entonces yo le hago el relevo a mi hija, porque sabía que todavía había algunos minutos para que bajen a la gente, vaya a la camilla y poder subirlo para trasladarlo. Mientras tanto, continuamente se le hizo el RCP. Cuando terminan de desalojar la ambulancia, bajan la camilla, lo subimos, montamos la camilla y se hizo el traslado. Yo me quedé, creo que subió la hija”, concluyó.
La familia de Regueiro, por su parte, sostiene que César falleció producto de la represión policial. “A mi hermano lo mató la represión policial. No es un tema de inseguridad, fue a ver un partido de fútbol como fue a ver toda la gente a la cancha. Mi hermano no muere porque la tribuna, el paravalanchas o las banderas de Gimnasia lo agredió. A mi hermano, y a las 25 mil personas que estaban en la cancha, las agredió la Policía de la Provincia de Buenos Aires”, manifestó Oscar, hermano de la víctima.
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