Lo que debía ser una fiesta deportiva, de repente se convirtió en una escena inquietante. Corrían 9 minutos del duelo entre Gimnasia y Boca Juniors por la fecha 23 de la Liga Profesional, cuando el partido quedó demorado luego de que una nube de gas lacrimógeno ganara el campo de juego. ¿La causa? Los graves incidentes que se generaron fuera del estadio del Boque porque se cerraron las puertas del reducto y muchos hinchas que se quedaron sin ingresar intentaron hacerlo.
Allí, la Policía bonaerense respondió con postas de goma y se suscitaron enfrentamientos con los fanáticos que no consiguieron entrar a sus ubicaciones. En la transmisión de TNT Sports, también corrió la versión de que el disparador fue que un oficial empujó a una niña y allí se dio la reacción de los aficionados.
Lo que ocurría puertas afuera del Juan Carmelo Zerillo llegó al interior con los gases lacrimógenos, que afectaron al público, a los jugadores e integrantes de los cuerpos técnicos. El árbitro Hernán Mastrángelo dio la orden de que los protagonistas regresaran al vestuario, mientras muchos espectadores, afectados por el gas, ingresaban al césped para alejarse del foco de conflicto y buscar aire.
Se dieron situaciones impactantes. Brahian Alemán, referente del Lobo, lanzando bebida a las tribunas. Gorosito cubriendo su cabeza con un saco, totalmente enceguecido. Oscar Piris, defensor local, trepando desesperado a la platea para buscar a su familia y llevarla al cobijo del vestuario. Hinchas recostados en el césped, visiblemente golpeados por el efecto del gas. Un mar de fanáticos ganando el campo de juego. Los altoparlantes indicando los lugares donde se hallaban apostadas las ambulancias. Y los sonidos de las postas de goma como banda de sonido de un momento terrible.
Con el correr de los minutos, la situación se fue calmando dentro del estadio, donde la mayoría de las puertas permanecieron cerradas. No obstante, afuera la situación no se calmó. Siguieron atronando los estallidos de las balas de goma.
Cerca de las 22.15, La Liga Profesional informó oficialmente que “el árbitro Hernán Mastrángelo suspendió por falta de garantías el partido entre Gimnasia y Boca por la fecha 23 de la Liga Profesional. El encuentro estaba 0-0 en 9 minutos del primer tiempo”. Aunque en realidad se trató solo de una formalidad. No había manera de que el duelo pudiera jugarse con el campo sembrado de fanáticos descompuestos por el gas, mientras afuera los incidentes no aflojaban. Había niños golpeados, o perdidos, sin encontrar a sus padres (anunciados en la voz del estadio). Heridos sin atención. Un panorama dantesco, brutal, que terminó con un fanático muerto: César Regueiro, de 56 años, quien falleció de un paro cardíaco cuando era trasladado al hospital.
Los aficionados del Lobo acusaron al club de haber sobrevendido entradas, (lo mismo deslizaron desde la Seguridad) hecho que provocó que, cuando se colmaron las ubicaciones, la Policía ordenara que cerraran las puertas. Gabriel Pellegrino, titular de la institución, lo desmintió. Un detalle no menor: Gimnasia expendió tickets para no socios este mismo jueves, desde las 12 y hasta el horario de inicio del encuentro.
“Lo que pasó fue lo de siempre cuando se venden entradas de más y después pasan estas cosas. Entonces somos nosotros quienes debemos tratar de controlar la situación. Por eso después abriremos una investigación para determinar que fue lo sucedido”, lo acusó Sergio Berni, ministro de seguridad bonaerense
El escándalo dejó, también, algunos gestos para destacar. Como la imagen de Marcos Rojo, referente de Boca y ex Estudiantes, tirándoles botellitas de agua a los hinchas en la platea para aliviarles el cuadro por el efecto del gas.
“La AFA repudia enérgicamente los hechos de público conocimiento acontecidos hoy en las inmediaciones del estadio de Gimnasia y expresa su compromiso de continuar trabajando para erradicar esta clase de episodios que empañan la fiesta del fútbol”, expresó la entidad en sus redes sociales.
Mientras los planteles permanecían en los vestuarios a la espera de los micros y se desalojaba el estadio, en el ámbito dirigencial y de la Seguridad se dirimía cuándo y cómo se disputará el cotejo (se especula con el 19 de octubre en campo neutral), decisivo por la Liga Profesional (Boca puede quedar puntero si gana), pero que quedó en un segundísimo plano ante la dolorosa escena en la que derivó lo que debía ser un espectáculo deportivo.
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