Palermo se quebró en vivo al recordar a Maradona: el gesto que lo marcó para siempre

El Titán se emocionó hasta las lágrimas al revivir sus días junto al Pibe de Oro. Las imágenes

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El ex delantero de Boca y Estudiantes se quebró al hablar de Pelusa

Fueron compañeros en Boca y vivieron una experiencia inolvidable en el Mundial de Sudáfrica. El vínculo de Martín Palermo con Diego Maradona se forjó a pura emoción desde sus días en el Xeneize hasta el certamen internacional del 2010, cuando Pelusa estaba a cargo del seleccionado argentino y convocó al Titán después del gol histórico a Perú en el Monumental.

En una entrevista con Radio La Red, el ex goleador recordó a Pibe de Oro y no pudo contener las lágrimas. Sin dudas se trató de una escena cargada de sentimiento que reveló el noble gesto que tuvo la leyenda mundial hacia el ex director técnico de Aldosivi. “Cuando pasé un mal momento por lo de mi hijo, él se me apareció en el hospital para estar conmigo. Esas cosas no se olvidan”, comenzó su relato el ex delantero con el intento fallido de contener el llanto.

La voz quebrada marcó las sentidas palabras que Palermo le dedicó al Diez. “Estuvo conmigo cuando lo necesité, porque a veces alguno necesita de esas personas para que estén al lado. Ese amigo o esa persona que me llevó a sentir la pasión. Yo me acuerdo que en el año 1994, cuando pasó lo de Estados Unidos (el caso de doping a Maradona por el consumo de efedrina) yo estaba con mi novia mirando la televisión y cuando empezó a hablar Diego, sentí como un amor a primera vista. Fue cuando dijo que le habían cortado las piernas, que empecé a llorar porque sentí lo que le pasaba en ese momento. El papá de mi novia cuando me vio, me preguntó: ¿Por éste llorás? Y yo por dentro sabía que nadie iba a saber lo que me generaba Diego. Fue un amor que duró y el tiempo me llevó a conocerlo y vivir cosas con él. Por suerte pude terminar mi carrera futbolística jugando un Mundial a los 36 años”.

No es la primera vez que Palermo se emociona al recordar al astro surgido de Fiorito. En el pasado también había dicho que aún no puede aceptar su muerte. “Es algo que no puedo aceptar. No tengo palabras para explicar lo que Diego es para mí. Es todo. Creo que es verlo en una foto y me duele el alma. Es un dolor inmenso, porque yo soy así de lo sentimental. Me nombrás a Diego y es como que me está faltando una parte mía, como también cuando se fue mi hijo, y son dos cosas que extraño mucho. De lo sentimental lo tengo presente siempre. Mi expresión es todo lo que te puedo responder”, explicó en su momento en otra entrevista con TNT Sports.

La relación entre ambos siempre estuvo firme. “Nos unía Boca”, remarcó Palermo. Diego fue a su casamiento y estuvo a su lado cuando falleció uno de sus hijos, por ejemplo. Sin embargo, esta historia tenía nuevas páginas para que escribieran juntos. Diego Armando Maradona se volvió a calzar el buzo de entrenador, pero esta vez del lugar en donde más felices hizo a los argentinos: la selección argentina.

Los irregulares resultados desataron feroces críticas por parte de la prensa. Una de las decisiones que más controversias generaron fue apostar para los duelos claves para conseguir el pasaje al Mundial de Sudáfrica 2010 por la convocatoria del experimentado Palermo, quien tras una década de ausencia volvía a lucir la camiseta albiceleste.

Así lo recordó en una extensa carta que le dedico al mejor jugador de la historia que tituló Dios existe: “Era un momento de crisis para Argentina. No ganar un Mundial, ya es bastante malo. ¿Pero ni siquiera ir a un Mundial? Impensable. Realmente estábamos bajo mucha presión y había que salir con el cuchillo entre los dientes. Así que ahí estamos, jugando contra Perú en Buenos Aires, y diluvia. Es un clima bíblico. Hacemos un gol. Gracias a Dios, está todo dado para ganar 1-0. Y después llega el empate de Perú antes del final. Desastre. Estábamos terminados. Game over. Chau Mundial. La gente se empieza a ir del estadio, como loca, enojada. Y Diego, que había sido muy criticado en la prensa por sus tácticas, por llamar a un delantero viejo que todos creían terminado… ahora también está listo. Pero en tiempo de descuento, ganamos un córner. La pelota llega al área y me queda de frente, para que la toque rumbo a la red. Gol. Empiezo a correr como un loco, con todos los compañeros que me persiguen. El estadio explota. Diego también se manda corriendo al campo, se tira de cabeza y aterriza en el pasto mojado. Qué momento. ¡Qué noche!”.

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