“En siete días pasé de ser zapatero a jugar en la Selección”: la increíble historia del Toscano Rendo, ídolo de Huracán y San Lorenzo

Surgido del Globo e hincha del club, se convirtió en gloria del Ciclón, en el que estuvo trabajando en Inferiores hasta principios de año. “Cuando se enteró que me vendían, la hinchada de Parque Patricios fue a la funeraria del presidente y la destruyó a piedrazos”, recuerda

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Toscano, con la casaca azulgrana:
Toscano, con la casaca azulgrana: fue parte de los míticos Matadores, equipo que fue campeón invicto en 1968

“Soy hincha de Huracán. Yo nunca me olvido de ese club; sigo viviendo en el barrio. La gente del Globo me quiere, la de San Lorenzo me adora, porque salí campeón con Los Matadores. Yo fui un buen profesional, un tipo que no tuvo problemas con ninguna hinchada”. De esta manera se presenta Alberto Toscano Rendo, gloría del conjunto de Parque Patricios y uno de los máximos ídolos de la institución de Boedo.

La historia de Toscano Rendo es atípica para los tiempos que corren. El ex delantero se destacó en las Divisiones Inferiores del Globo hasta qué en diciembre de 1958 debutó en Primera con 18 años en la Copa Suecia, convirtiendo dos goles en la victoria por 4 a 1 ante Vélez. Tras seis temporadas en la Quemita, pasó a San Lorenzo de Almagro a cambio de 25 millones de pesos más el pase de cuatro jugadores del conjunto azulgrana.

“Hay gente del Globo que se enojó mucho. Cuando en Parque Patricios se enteraron de que me habían vendido, la hinchada fue a la funeraria que tenía Carmelo Marotta, el presidente en su momento, y la destruyeron a piedrazos”, relata Rendo.

Asimismo, agrega: “Tuve la posibilidad de irme a Italia, pero no se hizo el pase porque surgió lo de San Lorenzo. Yo era un profesional y le dije a los directivos de ese club ‘soy Quemero, pero los voy a defender como lo hice con Huracán’”, cuenta el ex futbolista, que se coronó campeón invicto en 1968 bajo el mando del entrenador brasileño Tim.

Mas allá de su paso por el Globo y el Ciclón, Rendo integró la selección argentina durante 10 años (1958/68), representando a la Albiceleste en el preolímpico de Perú y en los JJOO de Roma en 1960, en las Eliminatorias para el mundial de México 70´, y consagrándose campeón en la Copa de las Naciones en Brasil 64.

“Integré el plantel argentino con Amadeo Carrizo, Puchero Varacka, el Tanque Rojas, Ermindo Onega, Cholo Simeone y el Negro Ramos Delgado, entre otros. Era un equipo de hombres, con quienes antes de comenzar el torneo hicimos un pacto, nos reunimos en una habitación y nos juramentamos dejar todo en la cancha para ser campeones”, revela en dialogo con Infobae.

-¿Qué es de su vida, Alberto?

-Tengo 82 años, estoy jubilado. Salgo a caminar todos los días para mantenerme activo.

-¿Cuánto hace que se desvinculó del fútbol?

-En marzo pasado dejé de trabajar en las Divisiones Inferiores de San Lorenzo de Almagro por decisión propia. Me fui bien del club, satisfecho por el trabajo realizado porque muchos chicos que hoy se destacan en el equipo de Ruben Insua los tuvimos nosotros.

-¿Como cuáles?

- Federico Gattoni, por ejemplo. Hoy, es uno de los mejores jugadores del plantel; converso mucho con él. Otro es Andrés Herrera, que ya no está más porque pasó a River. Me gusta cómo está San Lorenzo, aunque empate mucho. Considero que el Gallego va a sacar el equipo adelante, no tengo dudas. El DT tiene espalda y es un muy buen entrenador, sabe lo que es dirigir en esa institución.

-¿Cómo nació su amor por Huracán?

-Soy hincha de chiquito. Yo nunca me olvido de Huracán: sigo viviendo en el barrio, la gente del Globo me quiere, la de San Lorenzo me adora. Yo fui un buen profesional, un tipo que no tuvo problemas con ninguna hinchada, ambas me quieren mucho. La del Ciclón porque jugué ahí y salí campeón con Los Matadores, y la de Paraque Patricios porque debuté a los 18 años.

-¿Suele ir a la cancha?

-Voy a ver a Huracán al Ducó, como también a San Lorenzo al Nuevo Gasómetro. No tengo problemas con ninguna institución, al contrario, ingreso como si fuesen mis casas. Soy muy querido por la gente del Globo y por la del Ciclón porque siempre las respeté y me gané el cariño de ambas hinchadas. Son pocos los futbolistas a los que les pasa eso. Soy un bendecido del fútbol.

-¿Qué análisis hace previo al clásico de barrio?

-Esperemos que sea un buen partido. Llega bien el Globo como hace tiempo no sucede. El club de Boedo acumula muchos empates. Pero Insua va a sacar adelante al equipo que cuenta con muchos chicos que conozco porque los tuve en las Inferiores. Es un clásico y se jugará con el cuchillo entre los dientes. Casi seguro que vaya al estadio porque soy un jugador que vistió ambas casacas.

-¿Quién le puso Toscano?

-Todo surgió cuando una tía me llevó a los estudios CIFA que dirigía Armando Bo. Alguien me vio tan chiquito y me dijo que me parecía a Toscanito, el pibe protagonista de Pelota de Trapo que protagonizaba Andrés Poggio, muy parecido a mí. Me lo dijeron adelante de todos y me quedó Toscanito.

-¿Tuvo relación con Armando Bo?

-Una vez nos reunimos porque quería que sea actor en una película, pero no paso más que eso. Al final, no se dio. Pero de chico siempre me gustó ser actor. Por suerte, me fue bien como deportista. Es lindo actuar, pero no tuve chances de participar en algún film y seguí en el tema del fútbol. En mi niñez, estaba entre ser futbolista y actor, y al final terminé siendo un buen profesional de la pelota.

-¿Cómo fueron sus inicios en el conjunto de la Quema?

-Tenía 17 años y trabajaba de zapatero en una fábrica. Al mismo tiempo, jugaba al baby en el club Franja de Oro, donde me desarrollé en todas las posiciones menos la de arquero. Ahí me consagré campeón invicto. Un gran amigo, Sergio Cantú que falleció hace poco, me insistió tanto con que fuera a probarme a Huracán que acepté. El día que fui, éramos 300 chicos y estaba don Carlos Peucelle, un fenómeno del fútbol que me fichó para el Globo. Años después, me enteré de que él llamó por teléfono a Ernesto Duchini y le dijo que tenía el 7 para el seleccionado juvenil. En diez días pasé de zapatero a jugar en el seleccionado argentino.

-¿A qué edad debutó en Huracán?

-Jugué un solo año en el fútbol amateur y debuté a los 18 en la máxima categoría. Fue el 30 de diciembre de 1958, cuando le ganamos 4 a 1 a Vélez Sarsfield en Parque Patricios. Siempre recuerdo que me marcó Rafael García Fierro e hice dos tantos. En ese equipo jugué con el Coco Rossi, ambos éramos del mismo barrio. Realicé cuatro giras con el Globo por Colombia y me hice al lado de futbolistas muy grandes; algo muy importante para mí porque tenía apenas 18 años. En Huracán debuté, maduré y me hice profesional.

-Y también le llegó la convocatoria a la selección juvenil para disputar los Juegos Olímpicos de Roma, Italia.

- Sí, por suerte todo pasó muy rápido. En 1960 fui campeón preolímpico en Lima y ese mismo año participé en los Juegos Olímpicos de Roma, siendo parte de un plantel juvenil que tenía como delanteros a Carlos Bilardo, Mario Desiderio, el Canario Raúl Adolfo Pérez, Juan Carlos Oleniak, el Ruso Hugo Zarich y yo.

-¿Competía en el puesto con Bilardo?

-Sí. El Narigón era wing derecho y yo también. Carlos jugó el primer encuentro, y el resto lo hice yo. Él era mayor por dos años. Por ende, disputó el primer encuentro en Perú, y el resto del Preolímpico y las Olimpiadas me tocó a mí.

-¿Qué experiencia le dejó participar en los Juegos Olímpicos de 1960?

-Fue espectacular. Le ganamos a Polonia y a Túnez, y perdimos con Dinamarca. Nosotros éramos amateurs y los de Europa, profesionales. Mi participación llamó mucho la atención, porque surgió la posibilidad de quedarme a jugar en la Liga de Italia. Pero lamentablemente no se dio y seguí destacándome en Argentina.

-Cuatro años más tarde debutó en la Selección Mayor en la Copa de las Naciones 64. ¿Qué recuerdos tiene?

-Nunca voy a olvidar la participación que tuve en esa copa de Brasil. Debuté en la Mayor frente a la selección de Pelé con victoria por 3 a 0. Luego, le ganamos 1 a 0 a la Inglaterra de Bobby Charlton, y superamos por 2 a 0 a la Portugal de Eusebio. Integré el plantel argentino con Amadeo Carrizo, Puchero Varacka, el Tanque Rojas, Ermindo Onega, Cholo Simeone y el Negro Ramos Delgado, entre otros. Era un equipo de hombres, con quienes antes de comenzar el torneo hicimos un pacto, nos reunimos en una habitación y nos juramentamos dejar todo en la cancha para ser campeones.

Con Giribet y el Bambino
Con Giribet y el Bambino Veira en Huracán

-¿Qué sintió al consagrarse con la Albiceleste?

-Fuimos campeones invictos, sin goles en contra; fue una alegría inmensa. Jugué al lado de mi máximo ídolo, Amadeo Carrizo. Me llevaba catorce años. Jugar con él fue una cosa extraordinaria. Fuimos con muchos recaudos. No miedo, pero respeto a los contrarios. Y tuvimos la suerte de no perder durante es etorneo. Luego, me tocó participar en las Eliminatorias para México 70, Mundial al que el seleccionado no llegó a clasificar.

-¿Le quedó un sabor amargo de no haber participado de una Copa del Mundo?

-Sí, disputé las Eliminatorias, pero no logramos clasificar a México. Desde 1958 hasta 1968 jugué siempre en la Selección y fueron años espectaculares. No me tocó participar en Chile 62 y me dolió mucho, ya que cuando sos profesional sólo pensas en vestir la casaca albiceleste. Nunca se lo planteé al entrenador Juan Carlos Lorenzo, porque en esa época no éramos de actuar de esa manera. Tampoco fui convocado para Inglaterra 66y Argentina no calificó para México 70.

-Fue parte del equipo que sufrió la eliminación ante Perú con el empate 2 a 2 en La Bombonera. ¿Qué recuerdos tiene?

-Sí, fue el 31 de agosto de 1969 en La Bombonera y por la última fecha. Me citaron para jugar en aquella Eliminatoria. Argentina perdió en Bolivia y en Perú. Luego, cuando jugamos en Buenos Aires al conjunto del altiplano le ganamos 1 a 0, pero no entré en ese partido. En cambio, contra el seleccionado incaico tuve la posibilidad de ingresar en el complemento, pero el segundo gol no sirvió de nada, ya que nos quedamos afuera.

-¿Dolió aquella eliminación?

-Sí, mucho. Fue un golpe duro para el pueblo argentino. Difícil de digerir para nosotros como integrantes del plantel. Nos costaba ver un Mundial y que no estemos participando. No hicimos unas buenas Eliminatorias, porque eso quedamos afuera.

-En 1965, se le dio el traspaso de Huracán a San Lorenzo. ¿Cómo lo tomó la gente del Globo?

Fue el pase más caro del año. Hay gente del Globo que se enojó mucho. Tuve la posibilidad de irme a Italia, pero no se hizo porque salió lo de San Lorenzo. Yo era un profesional y les dije a los directivos de ese club “soy Quemero, pero los voy a defender como hice con Huracán”. Cuando en Parque Patricios se enteraron de que me habían vendido, la hinchada fue a la funeraria que tenía Carmelo Marotta, el presidente en su momento, y la destruyeron a piedrazos. Pero yo nunca me olvido del Globo, sigo viviendo en el mismo barrio que nací.

-¿Cómo manejó aquella situación?

-Fui un buen profesional en ambos clubes. Un tipo que no tuvo problemas con ninguna hinchada. Todavía no me pudieron enterrar y sigo siendo del Globo (risas). Me sentí bien y salí campeón con San Lorenzo en 1968. Fui elegido el mejor jugador del torneo. Fueron todas alegrías.

-Integró Los Matadores. ¿Qué tenía es equipo que se coronó invicto?

Contaba con casi todos jugadores de la cantera, salvo Víctor Nicolas Cocco que llegó al club. Buticce, Villar, Albretch, Rosl, Pando, Pedro González, Telch, Cocco, el Toti Veglio, el Lobo Fischer y yo; un equipazo que se destacó porque tenía de todo un poco: calidad en sus jugadores, y tuvimos la suerte de ser el primer campeón invicto en la era del profesionalismo. Fue el mejor equipo que integré, sin dudas.

-¿Qué destaca del brasileño Tim, entrenador de aquel conjunto azulgrana?

-Hablaba muy poco. Un técnico espectacular. Le bastaba con decir pocas palabras para poder entenderlo. Fue el entrenador de un equipo que quedará para siempre en la historia, aunque no fue el mejor equipo porque también hubo otros. El brasileño nos dejaba jugar.

-¿Conserva algo del Viejo Gasómetro?

-Recuerdos de haber debutado con San Lorenzo. Era un estadio espectacular con tablones de madera, siempre estaba lleno. Fue increíble jugar en el Viejo Gasómetro. No conservo nada de aquella cancha, sólo los recuerdos.

-¿Por qué colgó los botines a los 32 años?

-En 1971, me fui durante dos temporadas a México junto al Bambino Veira y nos retiramos al mismo tiempo en el Laguna mexicano. En mi época era distinto y duraban menos los jugadores. Fue por decisión propia. No tuve lesiones, ni tampoco existían jugadores de muchos renombre. Entonces, me tocó retirarme y se terminó mi relación con la pelota.

Rendo jugó una década en
Rendo jugó una década en la Selección, en la que compartió equipo con Carlos Bilardo cuando era wing

Cuando se retiró, ¿a qué se dedicó?

-En 1975, me llegó la oportunidad de comandar a San Lorenzo con 35 años. Tuve la suerte de llegar a ese club nuevamente, pero está vez en mi rol de entrenador. Hicimos una campaña espectacular, ya que tenía a Héctor Scotta y al Negro Ortiz. También, estaban la Oveja Telch y el Tucumano Albrecht, que habían sido compañeros míos.

-¿Qué balance hace de sus años como director técnico?

-Buen balance. Cuando estuve en San Lorenzo terminamos terceros en la tabla de posiciones. Salió campeón el River de Ángel Labruna y segundo quedó el Estudiantes de Bilardo. Tuvimos al Gringo Scotta que marcó 62 goles en una temporada, récord en el futbol argentino. Fue mi primer año como entrenador. Dirigí una temporada más y me echaron, desgraciadamente. Luego, dirigí un año en Huracán, antes de irme al Bucaramanga de Colombia, con el que terminamos en la sexta ubicación del torneo local. Y al siguiente año me consagré campeón en Deportivo Quito de Ecuador.

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