El lunes 15 de noviembre de 2021, Roberto Ponce, el Loco Tito, se retiraba de la jefatura de la barra brava de Belgrano de Córdoba tras 48 años de tribuna y 40 en el máximo sitial, convirtiéndose en el jefe barra más longevo de la historia. Parecía que su era estaba terminada y en paz y que le dejaba el sitio a su segundo, el Gitano Pedro Minuet, con quien entre otras cosas viajó a los Mundiales, entre ellos el de Sudáfrica 2010 con Hinchadas Unidas Argentinas. En realidad esa salida pacífica era el corolario de una interna que se venía gestando con otro grupo, el de Lucas Pavón, que cada vez se hacía más fuerte. De hecho, aquel 15 de noviembre, Pavón decidió no ir ni él ni su gente a la cancha para que Tito tuviera su despedida en paz. Era un pacto de caballeros que ponía punto final a una era para abrir otra nueva.
Belgrano volvió a Primera División. Pero aquel pacto se rompió y la violencia venía escalando en la interna de los Piratas a un ritmo infernal, que incluyó una agresión a la familia de Tito, una respuesta con una ráfaga de 12 balazos, un enfrentamiento durante el último partido de Copa Argentina en San Luis con posterior video de Tito con amenaza de represalia y un clima de guerra porque el negocio de Belgrano puntero de la Primera Nacional es grande y se hace mucho más importante aún con el equipo de Alberdi en Primera.
Y el tan temido estallido llegó: el mencionado Loco Tito resultó herido de bala este martes. Recibió dos disparos, uno en un tobillo y otro debajo de la rodilla pierna derecha. Su acompañante sufrió un balazo en el abdomen. El ataque partió desde un vehículo 208 blanco. Los agredidos están fuera de peligro e investiga el fiscal Guillermo González.
Que el traspaso en su momento no haya incluido hechos de sangre no significaba que sería un lecho de rosas. De hecho, una semana después de la partida de Tito, la gente de Lucas Pavón hizo un posteo en las redes sociales diciendo que ellos habían destituido a Roberto Ponce y tenía desde ahí la entrada prohibida. Ponce no se amilanó: siguió yendo con su grupo caminando hasta el Barrio Alberdi cada vez que jugaba el Pirata y se ubicaba en la platea, con su familia. Pero el buen andar de Belgrano empezó a generar dividendos y a reflotar tensiones. Así, en marzo de este año y para dejarle en claro que no era bienvenido, cinco disparos desde la calle hacia su propiedad alteraron la paz en el hogar de los Ponce. Pero esto no amilanó al legendario jefe de la barra. Y la tensión fue en aumento. Y el 19 de junio cuando el Celeste recibió a Estudiantes de Río Cuarto parte de las dos facciones se cruzaron en uno de los ingresos del estadio, los de Pavón y Minuet rodearon a los de Tito que eran muchos menos y hasta agredieron a la hija de éste. Fue la gota que rebalsó el vaso. Porque tras el empate, dos hombres del ex jefe llegaron hasta el bar donde se reúne la facción oficial y vaciaron el cargador de dos pistolas. Fueron 12 balazos que dejaron, afortunadamente, sólo un herido en lo que podría haber sido una carnicería.
Hubo una investigación y diez días después, la Justicia detuvo a los autores del hecho. Con esa acción y mucha policía desplegada en cada partido de local, parecía que la situación volvía a encauzarse. Pero no: el conflicto se trasladó a Villa Mercedes, San Luis, cuando Belgrano enfrentó a Godoy Cruz este mes por los octavos de final de la Copa Argentina. Allí la facción oficial agredió e impidió a los de Tito ingresar al estadio y con el ex jefe al frente del grupo éstos grabaron un video en las cercanías a La Pedrera al grito de “a todos los traidores los vamos a matar”.
Previendo lo que podía ocurrir, otra vez hubo una reunión con las autoridades cordobesas y Roberto Ponce anunció en un video como si fuera un garante de la paz mundial que su gente no concurriría al estadio para no perjudicar a Belgrano. Después vino el partido en Tucumán contra San Martín sin visitantes y el triunfo de local frente a Defensores en el que se respetó el acuerdo de sellar la paz con una facción fuera de la cancha. Hasta que el salto a Primera agitó las aguas, volvió la efervescencia. Y el Loco Tito recibió dos balazos que anticiparon que, con el equipo en la Liga Profesional, el sonido de los tambores de guerra directamente será ensordecedor...
SEGUIR LEYENDO: