La dramática confesión de Ricardo Centurión: “Me cansé de la vida, estoy solo”

El punta rompió el silencio y se abrió con crudas revelaciones. “Tuve ataques de pánico”, sentenció, mientras se entrena apartado del plantel de Vélez. “Fui a saludar a los chicos y me sacaron cagando los de seguridad”, comentó

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Ricardo Centurión reconoció que se cansó de la vida y cómo atraviesa sus días sin jugar al fútbol

Ricardo Centurión rompió el silencio y habló de cómo vive su presente apartado del plantel profesional de Vélez, club con el que tiene contrato hasta diciembre de 2023, y espera poder emigrar en enero, ya que no es tenido en cuenta por el actual entrenador Alexander Medina. El ex jugador de Boca Juniors, Racing y de paso reciente por San Lorenzo, se abrió y dejó fuertes revelaciones sobre por qué estuvo alejado del fútbol y sus preocupaciones sobre su futuro.

“Estoy entrenando en Vélez por la tarde y con una vida normal. Es difícil entrenarse solo con un kinesiólogo y un preparador físico. Ya cerró el libro de pases y quedan seis fechas y después veremos qué pasa. Me pusieron todos los días por la tarde para que no me cruce con el plantel profesional. Voy a las dos y media, entreno una hora y me vuelvo a mi casa”, dijo en una entrevista con Radio La Red (AM 910).

“Mi vida es como lo era en la pandemia porque para un futbolista el fútbol lo es todo y cuando no lo tenés es como estar en pandemia”, agregó.

Me cansé de la vida. Había agotado todo. Me sentía agobiado. Estuve con ataques de pánico, estuve desparecido varios días. Necesitaba irme de todo. No me soportaba ni a mi mismo, era difícil”, sentenció el futbolista de 29 años.

Ricardo Centurión admitió los errores que cometió y acusó la falta de compresión que sintió de parte de algunos dirigentes y técnicos

Además reveló que “pensaba que el amor de mi hija me iba a hacer olvidar de un montón de cosas, pero el amor de un hijo es diferente a otro amor o a una pérdida. No lo pude soportar hasta mirarla a los ojos a mi hija. Mi hija está creciendo y me hago cargo. Pero me dicen, ¿por qué no lo solucionás?’ No sé, no tengo las respuestas. Duele saber que llega el fin de semana y que no voy a jugar”.

Por otro lado, criticó la falta de atención que sintió: “El problema es que a nosotros no nos escuchan. No nos hablan, no nos dicen ‘¿qué te pasa?’ Ni siquiera te putean. ‘¿Qué te anda pasando? La co….’ No te lo dicen. Mi personalidad es que si a mi me gritan yo grito más. No me considero una mala persona y te digo las cosas en la cara”.

Además, reconoció sus errores con las ausencias a los entrenamientos, pero reveló que es una falta de conducta que la tuvo de grande: “De no ir a entrenar es algo de pelotudo grande, porque antes no lo hacía. Nunca había faltado antes. Y si me la pagaba cuando era más chico iba a entrenar igual. Fue de grande por un montón de problemas que tenía. Pero después te la tenés que jugar y yo me pongo en lugar de un técnico o dirigente y no es fácil la decisión”.

“Inconscientemente le falto el respeto a mi compañero porque el que juega en mi puesto debe decir ‘este falta o llega tarde y juega los domingos’. Porque si se está rompiendo el orto para jugar y si uno falta y juega. Pero son decisiones del entrenador y de uno que me daban la mano y le agarraba el codo, como me pasaba”, admitió.

Ricardo Centurión recordó su infancia en la que perdió a su padre a los cinco años y el sacrificio que hizo su madre

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“Estoy solo y el momento es muy duro. Sigo viviendo en pandemia, sin contacto con nadie”.

“Se que hice muchas cosas mal, pero no puedo solucionar las cosas”.

“Yo hablo con el corazón, con lo que pienso en ese momento”.

“Con Heinze tuve uno de mis mejores niveles y fue uno de los tipos que más me ayudó en el fútbol. Fue un tipo muy frontal y me tuvo siempre con el dedo atrás y eso me ayudó. Como yo volaba y estaba bien en peso, estaba muerto y cuando llegaba a casa me tiraba a dormir. Con Pellegrino volvimos después de la pandemia, volví un poco excedido de peso y la vara que tenía con Heinze no la tuve con Pellegrino. No tuve la misma relación y después me puso algunos minutos con un equipo o con otro y ahí me calenté”.

“Hoy a mí no me llama nadie. Te encontrás solo. Te das media vuelta y está tu vieja, tu señora, nadie más. Yo sabía que esto en algún momento iba a pasar, no le escapo. Con mi familia cuando no teníamos nada comíamos. No me asusta si hoy no puedo pagar un departamento en Puerto Madero y me tengo que volver a casa. No te voy a mentir que te acostumbrás a un estilo de vida y después molesta un poco”.

“Por suerte mantengo el sueldo en Vélez que es como si estuviese jugando. Pero te levantás y no concentrás, no jugás a la pelota. Eso duele”.

“Si yo tengo una oportunidad suelto todos los vicios. Si me empiezo a entrenar sé que en poco tiempo estoy bien.

“Con Pedro no le ganábamos a nadie y yo me quería matar. Troglio es un tipazo. Cuando perdimos en la Copa Argentino él explotó y se fue”.

“Perdí a mi viejo a los cinco años y él me faltó. Vos podés tener un montón de cosas, oscuridad, pero no le podés faltar a tu hijo. Yo me crié entre mujeres. Mi vieja laburó 24 horas en una fábrica y en un hotel y no la veíamos nunca. Después aprendí a vivir”.

“Lo que digo con mi boca después lo tengo que bancar con el pecho. Me da bronca cuando me boicoteo cuando las cosas me van bien. Yo sé que si me pongo las pilas tengo posibilidades”.

“He probado con psicólogos y he ido al psiquiatra. Pero la verdad es que tampoco creo. Soy un pibe muy cerrado y cuando hablo lo voy a torturar al psicólogo porque hablo tres horas por día. Mi psicólogo era el vestuario”.

“Me pasó también de no dejarme ayudar y hay veces que no se soporta y explotás. Lo exploto saliendo a la noche y tirando todo por la borda. Para mí no hay un Dios porque yo no lo conozco. No he creído ni en mí mismo”.

“Estoy yendo todos los días a entrenar por la tarde, pero a veces pienso ‘¿para qué sigo yendo?’ Hoy fui a saludar a los chicos y me sacaron cagando los de seguridad. No me dejan ni tomar unos mates con los pibes. A ellos no les importa nada. La voy a comer hasta fin de año”.

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