Cuando fue reemplazado sobre el final, Fabián Bordagaray dejó el campo entre lágrimas. Los compañeros en el banco de suplentes lo recibieron con palmadas y sonrisas, pero se lo vio emocionado. Para el delantero, de 35 años, el ascenso con Belgrano no fue un hito más en su carrera. Por lo que significó sacar a un gigante del Interior del Ascenso tras tres años y medio lejos de la élite, por las presiones vividas y por un antecedente que marcó a fuego su vida.
“Es un desahogo grande, desde el minuto uno sentíamos esa presión, lo tomamos como se debe desde la primera fecha y estuvimos a la altura. Lo pudimos lograr, estamos muy felices”, subrayó el hombre que surgió de Defensa y Justicia luego de la victoria por 3 a 2 ante Brown de Adrogué en San Nicolás.
El 26 de junio de 2011, Borda fue parte del plantel de River Plate que perdió la categoría tras perder la Promoción precisamente ante el Pirata. El punta había sido uno de los refuerzos del elenco que entonces dirigía J.J. López. El gol decisivo en aquella jornada en el Monumental lo marcó Guillermo Farré, quien hoy es su entrenador en la gesta del Celeste.
“Esto es un reflejo de la vida misma, uno recibe golpes duros y si al otro día no se levanta está perdido. Hay que seguir adelante y buscar la revancha como hoy”, reflexionó. Memo fue parte, aunque con escasa participación, de la campaña del regreso a Primera de la Banda, antes de pasar a Argentinos Juniors. También pasó por el Rangers de Chile, Levadiakos de Grecia, Caracas de Venezuela, Rosario Central y Dorados de Sinaloa.
En la actual campaña que devolvió a la B a la élite tuvo un rol de acompañante del 9, la gran figura del equipo: Pablo Vegetti acumula 16 conquistas y es el top scorer de la Primera Nacional. Borda, en cambio, se apuntó 24 duelos (12 como titular y 12 ingresando desde el banco) y un gol, en un plantel plagado de futbolistas de renombre, como el ex River y Vélez Ariel Rojas, o Bruno Zapelli, juvenil de la cantera, probablemente el mejor hombre de la divisional.
Y dejó su huella en la consagración de su equipo a tres fechas del epílogo del campeonato. Y, de paso, se sacó aquella espina, justo con la camiseta del equipo que en 2011 resultó su victimario.
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