Claudio Benetti tocó el cielo con las manos cuando anotó el gol del empate 1-1 con San Martín de Tucumán en la Bombonera que le dio el título del Apertura 92 a Boca Juniors, que cortó ese día una racha de 11 años sin celebrar. Por circunstancias de la vida, al cordobés quedó desocupado y desde el club, a través de Juan Román Riquelme como principal impulsor, le abrieron las puertas para que pueda trabajar dentro de la institución que tanto le dio cuando era futbolista.
“Hice muchos sacrificios para tener lo poco que tengo”, arrancó en charla con ESPN Show. A continuación, lanzó una reflexión que aprendió a lo largo de sus 51 años: “Vengo de un lugar donde siempre valoré lo que es la ayuda. Yo llegué a Boca porque hubo gente que me ayudó y cuando yo pude darle una mano a esa gente, se la di. Porque yo no me puedo olvidar de la gente que me ayudó para llegar ahí arriba. Mis entrenadores, mis contactos, mis amigos. Gente que está sin trabajo, voy y chapeo con mi nombre que, a pesar de que pasé de moda, todavía se acuerdan algunos. Me sirve eso como una llave para hacerlos trabajar, conseguir trabajo”.
Además, reconoció que todavía le genera sorpresa que los fanáticos del Xeneize se acuerden de él. “La vida es un ida y vuelta. Yo estuve ahí arriba y nunca me la creí. Estuve abajo y nunca me la creí. Lo que sí me cuesta es entender cómo la gente me sigue recordando si yo pasé de época. Hay muchos jugadores más consagrados y sin embargo la gente de Boca se acuerda de mí. Por eso digo que el hincha de Boca es especial”, agregó Benetti.
La vida de Claudio dio un giro inesperado cuando entró a trabajar al club: “Yo al fútbol lo tomé como un trabajo y valoré dónde estuve, dónde estoy porque muchos quisieran estar en mi lugar. Y sin embargo estoy yo. Estoy trabajando en el club y es como estar en mi casa. Román me dio una mano inmensa, no me da vergüenza decir las cosas. Hace tres años atrás yo le debía plata a todo el mundo, a mis hijos no les podía comprar nada. Y mis hijos no se fijaban en eso. La pasé mal mucho tiempo. Soy un tipo feliz porque tengo trabajo. Cuando uno no tiene trabajo no sabés dónde estás, no encajas en la sociedad. Yo estuve en ese lugar...”.
Luego de limpiarse las lágrimas al hablar de la situación, recordó los momentos más desesperantes de cuando estuvo sin trabajar. “Es hasta el día de hoy que no entiendo por qué me dio una mano a mí. Yo soy de otra generación y tal vez no me conocía. Estoy ahí en el club por él (Riquelme). Lo hablé, escuchó mi mensaje y después me llamó gente del Consejo de Fútbol más específicamente el Chelo Delgado. Yo estaba desocupado y se te pasa cualquier cosa por la cabeza en ese estado. Uno ve que a las siete de la mañana la gente se va a trabajar y vos estás en tu casa. Yo tengo 51, ponele que me voy del club. ¿Adónde voy con 51 años? Para como está el país ya sos viejo”, añadió Benetti.
Para cerrar, repasó algunos de sus oficios e intentó dejar un mensaje para la audiencia. “Yo me hice maquinista de tren, vendía hielo. Nunca me sentí más ni menos que nadie. ¿Mis hijos están bien? Yo no le pido nada a la vida. Ahora me puedo bañar dos veces por día con agua caliente, antes era con agua fría. Ahora me siento un privilegiado. No tengo vergüenza en decirlo. Cuando uno está allá abajo comienza a dar manotazos de ahogado. Va en búsqueda de puertas que uno piensa que están abiertas y resulta que están cerradas. Tenés que agachar la cabeza”, concluyó.
El ex mediocampista que hace algún tiempo contó en 2020 que le cortó el teléfono a la producción de Mirtha Legrand cuando fue invitado a su programa televisivo. Ahora trabaja con el grupo de entrenadores con pasado en Boca que Riquelme reclutó desde que asumió en el departamento de fútbol. A su lado en las Infantiles, por caso, trabaja con él Roberto Passucci.
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