Transcurrió poco más de un mes desde la última vez que se vieron las caras integrantes del Consejo de Fútbol de Boca Juniors y Agustín Rossi. En realidad, se cruzan a diario en el Centro de Entrenamiento de Ezeiza, pero no registran más que algún diálogo trivial como con el resto de los jugadores del plantel. En la jornada de ayer, tras la práctica matutina, mandaron a llamar al arquero a una de las oficinas donde trabaja el ala directiva que se dedica al fútbol profesional y amateur. Y hubo novedades.
Si hay que hacer un breve background de la situación, sabido es el malestar del futbolista y su representante por haberse dilatado tanto las charlas por la renovación de un contrato que expira a mediados de 2023. Rossi fue figura indiscutida del Xeneize desde que Miguel Ángel Russo fue entrenador y el público le declaró su amor en los últimos partidos oficiales en la Bombonera, incluso manifestando el deseo de que continúe en el club pese a conocer el desacuerdo con Juan Román Riquelme y el Consejo.
A fines de julio se hizo un cónclave en Brandsen 805 donde Jorge Bermúdez fue uno de los que presentó la oferta “gigante” para la permanencia del 1 azul y oro. El Patrón dialogó con la prensa y advirtió sobre el inminente apretón de manos. Por los números que se manejan hoy en el fútbol argentino la realidad es que la propuesta era, cuanto mínimo, para analizar en profundidad. Según lo expresado por el agente del jugador -que hizo público los números- a Agustín Rossi le ofrecieron un contrato hasta diciembre de 2026 a cambio de 11 millones de dólares brutos (es decir, unos 7 millones de dólares en mano tras deducir los impuestos, en moneda norteamericana oficial).
El guardameta charló con su familia y Miguel González, el representante que lo acompaña hace 12 años en su carrera, y consideró que la cuestión estaba encaminada pero no resuelta del todo. Se supo que actualmente Rossi cobra un millón y medio de pesos, cifra exorbitante para cualquier “mortal” pero tal vez insignificante para una figura del fútbol que carga con el peso del club más importante de Argentina en sus espaldas, que desde hace años se destaca en su función y fue tentado por varios equipos del exterior. En busca de retroactividad salarial fue que su promotor, en la siguiente reunión de principios de agosto en el Predio de Ezeiza, intentó negociar con el Consejo. La cosa no terminó bien.
Ese día Rossi no abrió la boca y solamente intercambiaron palabras Riquelme y su representante. Román les hizo saber que no había margen para la especulación ni negociación, la oferta era la única y definitiva que elevaría el CDF. La cita no sobrepasó los 10 minutos y ambas partes se fueron con seguridades: de un lado, que inmediatamente buscarían otro arquero; del otro, que no bajarían las pretensiones para renovar el contrato.
En el entrenamiento de ayer la novedad fue que Marcos Rojo no había finalizado con normalidad por una molestia que lo pone en duda para el Superclásico del domingo ante River. Justo en vísperas de uno de los compromisos más importantes que le quedan a Boca en el semestre, el Chelo Delgado y Chicho Serna recibieron en una oficina a Rossi. ¿Qué expresaron los miembros del Consejo bajo el obvio consentimiento de Riquelme y el resto de sus integrantes? Que la oferta para extender el vínculo seguía en pie bajo las mismas condiciones. Dato no menor, el Xeneize cerró la incorporación de un golero de la talla de Chiquito Romero pensando en su posible baja en 2023 y tiene cubierto el puesto. Así y todo, dio aviso de la chance de poder llegar a un acuerdo.
Al no contar con interlocutor, ya que el mitin fue pactado de forma espontánea y no se dio lugar a la convocatoria del representante del jugador, Rossi tuvo que compartir su parecer y se plantó. Rechazó nuevamente el ofrecimiento que le hizo el Consejo, pero abrió la puerta para entablar una nueva charla con condiciones a mejorar para finalmente llegar al deseado acuerdo. Por parte del jugador fue que surgió la posibilidad de rubricar por menos años de contrato, es decir, que la finalización del mismo no sea hasta fines de 2026 sino hasta 2025.
El Consejo había sido tajante respecto a la chance de debatir una mejora en los números del contrato ofrecido a Rossi tanto como Rossi a la hora de exigir lo pretendido. Eso no debería ponerse en tela de juicio: un bando defiende la economía de la institución y, el otro, la propia. Pero la cuestión que surge en la antesala de un duelo tan importante como el Superclásico es: ¿el CDF tiene intenciones reales de mantener al arquero o gestionó la última reunión para que trascendiera ante la opinión pública y así cubrirse ante otra posible actuación consagratoria de Rossi el domingo ante River?
Los hinchas darán nuevamente su veredicto en la Bombonera y los días venideros serán determinantes para saber si el futuro de un arquero al que miran desde Inglaterra, Alemania y México está ligado con Boca o no.
SEGUIR LEYENDO: