El campeón mundial más antiguo del boxeo argentino actualmente está sobre el ring frente a una batalla muy complicada. Horacio Accavallo, a sus 87 años, enfrenta una enfermedad compleja como es el Alzheimer y se encuentra internado en una clínica de recuperación neuronal, donde toda su familia sigue de cerca su evolución. Lejos de abandonar la lucha, su hijo lidera una campaña que tiene como objetivo concientizar a la sociedad sobre esta silenciosa problemática que lentamente ataca a la memoria y otras importantes funciones mentales.
En charla con infobae, Horacio Onofre Accavallo relató en primera persona el estado de quien sorprendió al mundo del boxeo en 1966. “Él está internado en la Clínica Santa Catalina, primero tuvo internación domiciliaria en su casa de Parque Patricios, cuidado siempre por su familia. En cierto momento ya tenía botón gástrico y traqueotomía fija entonces no podía estar ahí. Ahora tiene que tener cuidados intensivos, pero lo vamos a ver todos los días. Yo la verdad que no lo veo bien, no está bien. No puede hablar, no te podés comunicar. El tema de la campaña es un poquito generar consciencia de la enfermedad y mostrar a los familiares que existe una ONG en la que tienen un montón de herramientas para sobrellevar el acompañamiento del que está sufriendo”, reveló.
Hace más de 56 años Roquiño paralizó al país al lograr el campeonato mundial de peso mosca en Tokio, tras vencer a Katsuyoshi Takayama. Se trató del segundo campeón mundial de boxeo, siguiendo los pasos de Pascualito Pérez, consagrado igualmente en Japón el 24 de noviembre de 1954 frente a Yoshio Shirai. Dos referentes, ya que en aquella época resultaba casi milagroso para un peleador argentino acceder a la chance de disputar una corona mundial.
A partir de que se iniciaron los problemas de salud, los primeros momentos los pasó en su casa de toda la vida, en la calle Esteban De Luca, al cuidado de su esposa Ana María y de Mary, alguien como de la familia que la ayuda hace décadas. Luego estuvo internado en el Hospital Británico hasta el traslado final a un establecimiento especializado en neurorehabilitación.
Horacio recordó el instante en el que se dio cuenta que su padre podía estar frente a una nueva pelea: “Yo con mi viejo, cuando estaba bien, iba a tomar un café todos los días. Me contaba sobre su vida, charlábamos. Pero de un día para el otro me llaman de la comisaria de Once, él siempre iba a esa zona a charlar a los comercios porque tenía una casa de deportes ahí. Me llaman de la comisaría y me dicen que estaba Horacio Accavallo y si lo podíamos ir a retirar. Él estaba bien y nos dijo que lo dejó un taxista porque no sabía como volver a su casa. Ese fue su primer síntoma. A partir de ahí apareció el diagnóstico y más adelante el deterioro”.
La enfermedad golpea al paciente, pero también a todos los seres queridos que observan el lento avance del Alzheimer. “La idea es que se vea el punto de vista tanto del paciente como de los familiares, los que más sufren la enfermedad también son el círculo cercano y los cuidadores que tienen que afrontar el día a día. Con el eslogan No bajemos los guantes contra el Alzheimer la idea es ofrecer esa compañía e información de lo que implica este difícil camino”, agregó quien hoy maneja la casa de Deportes y Museo El Campeón en la Av. Caseros 2729, Parque Patricios.
En lugar de rendirse ante el duro diagnóstico, Horacio Accavallo hijo tomó la iniciativa a acompañar a aquellos que transitan el mismo camino. “Mi papá tiene Alzheimer y a través de mis redes sociales me contactó Sergio Pollaccia, el director creativo de Gama ONG. Le cuento todo lo de mi papá, a él le gusta mucho el boxeo y me cuenta que pasó lo mismo con su madre. A partir de eso decidimos hacer un homenaje a todas la personas que tuvieron o padecen la enfermedad. Ya hizo varias campañas y yo decidí ayudar por todo lo que representa mi papá para el deporte argentino”, concluyó.
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