A lo largo de su estadía en Boca Juniors, Diego Rivero se hizo amigo, confidente de Juan Román Riquelme. Su relación de amistad perdura en el tiempo y hasta hoy tienen contacto. Es por esto que el Burrito salió a defender al ahora vicepresidente del club de la Ribera de las críticas de ajenos y algunos ex compañeros con los que convivieron en el vestuario. Sin dar nombres, el ex Chacarita hizo ruido.
“A Román lo veo feliz. Lo cagan a palos, pero ojalá que siempre le vaya bien. Lo quiero un montón. No estoy en el día a día, no sé las cosas que hace, pero está todo el día pensando en el club, en las mejoras, tratar de hacer bien las cosas... A la vista está, las inferiores están bien, sacan chicos”, fue el primer análisis-defensa que esgrimió Rivero en diálogo con el programa Cómo te va de Radio D Sports.
Contó que fue invitado tres veces a Boca: dos en partidos (contra Godoy Cruz y Rosario Central) y otra para ver al equipo Senior. Aunque tiene relación con Pablo Ledesma y Clemente Rodríguez, aseguró que se sintió muy a gusto y cómodo con Hugo Ibarra y el resto de los ex jugadores. ¿Por qué rechazaría una invitación de Román para ver un encuentro en su palco? “No, se pone nervioso. Hay que dejarlo tranquilo. Tengo la suerte de que me invite a comer. Me encantaría, pero es tanta la adrenalina que se maneja que prefiero que esté tranquilo”, afirmó. Y confió en que esas situaciones ameritan las invitaciones de “fenómenos” como el Bocha Ricardo Bochini.
Más tarde, el Burrito habló de los liderazgos dentro de un plantel de fútbol y señaló a Riquelme como uno de los cabecillas de grupo ideales: “Líder es tratar de ayudar siempre al compañero, después si somos amigos no importa. Las cosas claras. El líder siempre hace cosas que no se ven y no lo está divulgando. Eso es lo más lindo y valorable para mí. He visto a Román con muchachos que por ahí no hablaban mucho, dándoles consejos y siempre poniéndole la espalda”.
Y fue con los tapones de punta contra los críticos: “Lastimosamente me duele ver que algunos jugadores salgan a matarlo cuando él se inmoló por ellos, pero son situaciones que pasan. Por eso el líder siempre hace cosas y nadie se entera. Siempre para que el equipo mejore y gane”.
Por otro lado, el futbolista que continúa jugando en Atlas en la Primera C a los 41 años, se metió de lleno en la previa del Superclásico, partido que por distintas circunstancias (lesiones, suplencias y la estadía de River en la B) solamente le tocó disputar de forma amistosa. “No veo a River más vulnerable, está muy bien. Son muchos años de competir ahí arriba y los rivales te van conociendo. Los clásicos se viven, no importa cómo se juegan. La gente se tiene que ir contenta a la casa”, sentenció.
Y, aunque aclaró no ser hincha de Boca, expresó: “Quiero mucho al club. Me dio mucha felicidad y tengo amigos. Recuerdo todo. Llegar al club a los 30 años, nuunca esperé esa oportunidad. Campeonar, jugar la Libertadores, llegar a la final... Estar con esos fenómenos. Cómo no quererlo”.
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