Fue presidente del club, defiende a los barras en la Justicia y los saca en libertad

Armando Mainoli, ex titular de Excursionistas, consiguió que el Tribunal Oral N° 21 absolviera a Poi Vela, integrante de “La banda del Nevado”, que estaba acusado de tentativa de homicidio. Ya había asesorado a un miembro de la facción rival. “Si un barra comete un delito, no lo defiendo”, justificó

Guardar
Mainoli, en la popular de
Mainoli, en la popular de Excursionistas

Vestido con un traje gris y camisa al tono, el abogado le hace un gesto paternal a su defendido. Le toca el hombro y lo invita a sentarse frente a los jueces a decir las últimas palabras. Su defendido no es cualquier persona. Se llama Sergio Vela, viene de purgar una pena de prisión y ahora enfrenta otros dos cargos. Uno por robo, el otro por tentativa de homicidio agravado. Este último es el que lo puede dejar otros ocho años encerrado en el penal de Marcos Paz. A Sergio Vela en el mundo del fútbol le dicen Poi. En realidad, en el mundo de la tribuna. Porque Poi está acusado de intentar matar al jefe de la facción rival de la barra de Excursionistas, Roberto Santos Lucero. Poi repetirá que es inocente y se irá a sentar al lado de su letrado. Que le vuelve a sonreír como si lo conociera de toda la vida. Es que eso es precisamente lo que ocurre. El profesional que lo representa es nada menos que Armando Mainoli, el ex presidente de Excursio. Sí, el que mayor cargo ostentó en el club defendiendo a un barra acusado de intentar asesinar al rival de la popular. Sólo se consigue en la Argentina. Y Mainoli lo hace de nuevo: el tribunal oral 21 absuelve a Poi de ambos delitos. En 12 días Excursionistas vuelve a jugar de local. Allí estará “La banda del Nevado” copando los tablones. Allí estará Poi.

El otro acusado es Ezequiel Morales. Lo defiende Fernando Sicilia, especialista en barras. La fiscal le pidió también ocho años de prisión por la tentativa de homicidio agravado. En sus últimas palabras, Morales llora, lee una carta de su madre diciendo que está estudiando una carrera terciaria y que eso la mantiene en pie. Y él le dice al Tribunal no sólo que es inocente, sino que su sueño es darle el diploma a su madre. También podrá hacerlo: sale absuelto. Saluda a su abogado y se abraza con Mainoli. Con el ex presidente devenido defensor de barras. “Lo crié yo”, dice Mainoli a Infobae, aún emocionado por el resultado judicial. Y cuando se le remarca que su caso es extraño y único en el mundo, dice: “Una cosa es ser barra y otra un asesino. Y éstos chicos no lo eran. Por eso los defiendo”.

Mainoli tiene una historia particular. Séptimo dan de taekwondo, fue presidente del club entre el 2002 y 2010. Antes, en los 90, había sido uno de los capos del paravalanchas del club del Bajo Belgrano. “Algo así como el Raúl Gámez de Excursionistas”, admite en el segundo piso de Tribunales tras ganar otra vez. Y entre los datos extraños, hay uno más: ya había defendido a otro barra del club de apellido Romero involucrado en la batalla a los tiros en los bosques de Palermo de diciembre de 2020 y que era de la facción contraria a la banda del nevado, llamada “La banda del 29″. Al que también logró sacar sobreseído.

“Cómo no lo iba a defender si lo conozco de chico”, dice ahora Mainoli, quien agrega algo más: “Si un barra comete un delito, te juro que no lo defiendo. Si es una contravención menor sí, porque en la cancha a veces hay algunas cositas. Yo no te digo que la barra de Excursionistas está integrada por carmelitas descalzas ni mucho menos, pero asesinos, no. Además, ¿vos no trabajás por plata? Bueno, a mí me contratan y me pagan. Yo sé del tema y no careteo como otros dirigentes que dicen que no conocen a sus barras o que no tienen trato. Eso en el fútbol no existe. Ahora si un barra perjudica a mi club no es que no lo defiendo, directamente lo cago a trompadas. Hay pibes que son valiosos, que quieren al club y que si se manejan bien son bienvenidos. Hay otros que son mala hierba. A ésos los quiero lejos. Fijate que Excursionistas salió en todos los medios como que era un delivery importante de drogas. Bueno, eso no fue justamente durante mi gestión (NdR: la investigación que mandó a juicio oral a 14 personas entre ellos un directivo fue realizada por el extinto juez Bonadío en 2014). Por suerte ya no están”.

Durante su presidencia sí hubo un crimen en la barra, el de Fernando Labriola, pero fue fuera del club y por un tema ajeno al fútbol, aunque no al mundo del delito. Mainoli tiene una agrupación, Excursionistas 1910, aunque dice que no pasa por su cabeza presentarse otra vez como candidato y que no reniega de su pasado en la tribuna ni de su actual labor de abogado de barras del club. También admite que trabaja como inspector en el Ceamse, como muchos dirigentes del Ascenso que consiguieron conchabo allí gracias a uno de sus vicepresidentes, Claudio Tapia. Sí, el Chiqui, el presidente de la AFA al que Mainoli muchos años atrás había denunciado por ingresar con barras a una reunión de la categoría pero del que después se hizo amigo. “Es un dirigente muy inteligente” dice Mainoli y no dice más.

Sí ataca a aquellos que, afirma, van a lucrar con el club de sus amores. “Acá hubo gente que era de la barra de San Lorenzo y cuando los echaron intentaron hacerse fuertes en la institución”, comenta sin dar nombres aunque todo indicaría que se refiere a los hermanos Santos Lucero, líderes de la facción “La banda del 29″, y cuyo integrante mayor, Roberto Santos Lucero, era el damnificado por el intento de homicidio. Es que la interna de la barra fue feroz en los últimos ocho años. La pelea viene desde 2014, cuando tras la caída de la vieja barra por la causa de narcotráfico, asumieron el control los Santos Lucero, quienes eran fuertes en la zona de Lugano y Villa Soldati trabajando como punteros políticos y también hacían de custodios en el sindicato de taxistas. Durante dos años tuvieron el paravalanchas hasta que Lucero fue baleado y retomó el control la gente del barrio, con Fernando Podestá, Hernán Castorani, Martín Tachuela y Fabricio Salvarreguy al mando. Hasta que a fines de 2019, con mucha gente presa por un lado y otra trabajando para las campañas políticas, la tribuna tuvo cierta tensa calma. Pero en diciembre de ese año volvió la guerra y Podestá y Salvarreguy quedaron de lado. Castorani se hizo fuerte y, aunque lo balearon en marzo de 2020, resistió su puesto y poco tiempo después, fue baleado como represalia Lucero (hecho que llegó a juicio este martes y terminó sin culpables). Y como si fuera una película de mafia italiana dirigida por Francis Coppola, a partir de ahí se desataron tiroteos por todo el barrio, que incluyó uno en un bar de Niceto Vega y Humboldt, otro en los bosques de Palermo con barras de Boca y River reclutados para la ocasión y otro más en pleno centro de Belgrano que no terminó con muertos inocentes de casualidad.

En el último año las cosas se tranquilizaron. Porque hubo tres barras que terminaron con condenas a tres años de prisión y además estaba en proceso el juicio por el ataque a Santos Lucero que acaba de terminar y que quedó sin culpables. Se verá si es el final de una historia sangrienta o apenas la calma que precede a otra tormenta que tendrá probablemente al séptimo dan de taekwondo de un lado del mostrador, enfrentándose a otro fiscal, defendiendo barras del club para probar una vez más su inocencia.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar