Las memorias de Roberto Sensini: el “poder” de Bielsa con los mosquitos y qué hubiera sucedido con el penal de la final de Italia 90 bajo la lupa del VAR

El ex defensor disputó tres Mundiales con la Selección, jugó con Maradona y estuvo bajo la tutela del Loco, Passarella, Basile y Bilardo. Además, fue sparring de la Albiceleste campeona en el 86. “Argentina es candidata en Qatar. Está Messi, que cuando agarra la pelota enciende la luz”, dice

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A los 55 años, Sensini trabajó como entrenador y también ofició de director deportivo
A los 55 años, Sensini trabajó como entrenador y también ofició de director deportivo

“Ser compañero de Maradona fue lo más fácil del mundo, porque te solucionaba todo, era un verdadero fenómeno, más allá de lo que todos conocemos dentro de la cancha, lo que él nos daba afuera era único. Cuando se habla de un futbolista completo, hay que mencionarlo a Diego, porque se daba a pleno por el grupo. Sus compañeros del Napoli también lo amaban, por no solo porque te hacía ganar, sino porque te defendía siempre. Si jugábamos mal, salía y ponía la cara, ejerciendo un liderazgo que no es normal. No te hacía sentir el peso enorme que él tenía en sus espaldas y te liberaba de cualquier presión. Se lo extraña mucho. Es una pérdida cada día más grande”.

Roberto Sensini evoca y elogia con admiración a quien fuera su compañero más famoso. La suya es una palabra autorizada para hablar de la selección nacional, ya que dijo presente nada menos que en tres Copas del Mundo. Se destacó apenas debutó en Primera División y a una gran velocidad, le llegaron la convocatoria a la selección y la transferencia al exterior. Pero su historia con la celeste y blanca había comenzado un tiempo atrás…

“Yo estaba en la Quinta de Newell´s y el Indio Jorge Solari era el técnico de Primera. Nos llamó a Marcelo Grioni y a mí, y yo me ilusioné con que era para debutar en la máxima categoría, pero era para otra cosa. Nos dijo que estaba la invitación para formar parte del equipo juvenil del club Renato Cesarini que iba a viajar a México como sparring de la Selección. Al principio me quedé dudando, porque yo tenía la expectativa con la Primera, pero enseguida me di cuenta de que era una enorme posibilidad. Fue una experiencia única a mis 18 años. Algo maravilloso e increíble, poder compartir las prácticas con Maradona y Passarella, por ejemplo. De cada día nos queríamos llevar la mayor cantidad de experiencias posibles e incluso fotos, como una que tengo con Diego que es hermosa, pese a que a mi cámara no se le enganchó el rollo y no la pude sacar (risas). Suerte que un compañero si lo hizo y me la pasó. Nos volvimos después de la semifinal contra Bélgica, algo raro pensando como era Carlos con las cábalas (risas), que no nos haya buscado un lugar para estar hasta la final”.

Formación de la selección en el debut ante Camerún en Italia '90
Formación de la selección en el debut ante Camerún en Italia '90

Tras el sueño cumplido de haber compartido muchas horas con los héroes del ‘86, regresó a Newell´s donde en diciembre de aquel inolvidable año se produjo el debut en Primera División. Era un equipo lleno de excelentes valores como Martino, Rossi, Llop, Basualdo y Dezotti. De a poco se fue insertando hasta hacerse dueño de la camiseta número 3.

“A medidos del ‘87 se fue Solari y en su lugar llegó José Yudica como entrenador, que enseguida me dio la titularidad en un cuadro brillante, donde salimos campeones un par de fechas antes. Bilardo es muy observador e indudablemente me había visto en aquellos partidos de México, sobre todo en uno, donde se había lesionado un titular y me hizo pasar para el equipo principal. En diciembre de ese año, me convocó por primera vez a la mayor, para enfrentar a Alemania en una cancha de Velez que reventaba. Fue un impacto la primera práctica con Diego, cuando se apareció con los cordones desatados, para hacer el típico loco a dos o tres toques, como si nos conociera de toda la vida, llamándonos por nuestros nombres a los más pibes. Recuerdo los nervios ante el debut, porque me puso de arranque y como volante. La anécdota que me quedó es que compartí la habitación con Pumpido y cuatro días más tarde, en el Monumental por el torneo local, le convertí un muy lindo gol, uno de los únicos dos que hice (risas)”.

Ese Newell’s de la temporada 1987/88 fue uno de los campeones menos discutidos de la era contemporánea del fútbol argentino. El título le permitió disputar la Copa Libertadores, donde realizó una gran campaña, hasta alzarse con el subcampeonato al caer en la definición con Nacional de Montevideo. Sensini se destacaba por su capacidad, que desbordaba su función de marcador lateral y le llegó el momento de emigrar

“Bilardo me llevó a la Copa América del ‘89 en Brasil donde me vieron los enviados del Udinese. Enseguida se hizo la transferencia, con los riesgos que conllevaba en ese tiempo irse al exterior, porque no se conocía tanto de ese equipo, pero sí deseaba actuar en el Calcio, que era la mejor liga del mundo en esa época. Carlos siguió mis actuaciones allí y me convocó para el Mundial ‘90, donde fui parte de un grupo que tenía una fuerza incomparable. Ese fue el gran punto donde nos respaldamos para llegar a la final, superando todos los obstáculos que se nos presentaron. Ya desde el arranque, en la derrota con Camerún, la historia nació torcida. Perdimos 1-0 con un gol raro, porque luego de un tiro libre, la pelota se elevó y a mí me agarró queriendo ir para atrás para saltar, Oman Biyik venía en carrera y se elevó hasta pegarme en el hombro con su rodilla. Él no cabeceó bien y la pelota salió con un efecto extraño y fue gol. Sabíamos que no nos podíamos equivocar más. Superamos el grupo con lo justo y luego fuimos tomando confianza hasta dejar en el camino a dos candidatos como Brasil e Italia, pero sufriendo, sobre todo porque Diego tenía el tobillo muy mal y solo salía a la cancha porque era él”.

Equipo ante Nigeria en USA '94. Último partido de Maradona en la Selección
Equipo ante Nigeria en USA '94. Último partido de Maradona en la Selección

Aquella semifinal con Italia en Nápoles parecía haber sido guionada para el cine, ya que tuvo todos los elementos necesarios. Argentina avanzó, pero quedó diezmada al perder a varios de sus titulares. La final con Alemania la afrontó haciendo un papel más digno de lo que muchos pensaban. Sensini fue protagonista de una jugada que será polémica para todos los tiempos: “Fue una final muy particular, porque llegamos tocados, pero no fuimos superados por Alemania. Siempre digo que podés quedar en la historia por lo positivo como Burruchaga en el ‘86 o en lo negativo como yo en el ‘90 (risas). Fue un episodio puntual y muy discutible, el árbitro Edgardo Codesal hasta el día de hoy sostiene que fue penal. Creo que, si hubiese existido el VAR en ese campeonato del mundo, hasta hoy estarían revisando la jugada de lo polémica que fue. Yo me quedé con la tranquilidad, como el resto de mis compañeros, de que lo habíamos dado todo y eso fue lo que reconoció la gente que nos fue a recibir y acompañó para festejar en Casa de Gobierno. Bilardo fue un adelantado y un obsesivo con algunas cuestiones, como que no le gustaban ciertos colores o si veía en un entrenamiento al doctor sentado, hacía tirar a un jugador para que tuviese que entrar de apuro (risas). Me inculcó que había que saber actuar en varios puestos y eso me marcó. Menos de arquero, creo que estuvo en todas las posiciones (risas). Fui marcador central, lateral, líbero, stopper con línea de tres, volante central, etcétera. Me supe adaptar a las distintas situaciones”.

El inigualable ciclo del Narigón llegó a su fin con el subcampeonato y en su lugar asumió Alfio Basile, a quien los resultados acompañaron desde el comienzo, hasta el estruendo del 0-5 con Colombia en cancha de River

“Después del Mundial se dio un lógico cambio generacional con nuevos muchachos y quedamos algo relegados algunos que habíamos estado en Italia ‘90 y allí se ganaron dos Copas América. Yo atravesaba un buen momento en el Calcio, pero era consciente de que el grupo estaba muy bien, hasta que se produjo la derrota con Colombia en las eliminatorias. Allí Coco empezó a observar a otros futbolistas y a mí me convocó en la recta final rumbo a USA ‘94 en la función de lateral derecho, sitio que ocupaba ocasionalmente en el Parma. Mis características eran distintas al prototipo del puesto, como puede ser el Pupi Zanetti o Fabián Basualdo, que había estado desde el inicio de su ciclo. Llegamos a la Copa del Mundo en un buen nivel la mayoría de nosotros, que conformábamos un plantel excelente, donde se creó una gran ilusión a partir de las dos victorias iniciales con Grecia y Nigeria, pero ahí ocurrió lo de Diego, que fue un impacto tremendo hacia adentro del grupo. No logramos sacarnos el chip de esa situación y nos costó la derrota con Bulgaria, que nos dejó terceros en el grupo y la posterior eliminación con Rumania, en un partido raro, donde erramos muchísimos goles. Dos días después de Nigeria comenzó el rumor que decía que había un positivo en Argentina y lamentablemente se confirmó. Verlo llorar a Maradona desconsoladamente, como si fuera un chico, era desgarrador. Se preparó como pocas veces, haciendo un gran esfuerzo para disputar a pleno su último Mundial lleno de ilusión y terminó de la peor manera. No hay pruebas, pero como grupo nos quedaron miles de sospechas por esa situación”.

Argentina ante Holanda en 1999. Inicios del ciclo de Marcelo Bielsa
Argentina ante Holanda en 1999. Inicios del ciclo de Marcelo Bielsa

Tras la ida de Basile, comenzó a tener cierta unanimidad Daniel Passarella para ocupar el cargo, ya que conjugaba personalidad, una rica historia con la Selección y el aval de una excelente labor al frente de River Plate. Finalmente, fue el elegido por Julio Grondona

“Tuve la primera charla con Daniel cuando vino para Italia estando yo en el Parma, donde jugábamos con una defensa inolvidable con Buffón en el arco y una línea de tres con Thuram, Cannavaro y yo. Allí me comentó que quería jugar de esa manera, con Roberto Ayala de último hombre. Hicimos una gran Eliminatoria, donde terminamos primeros y luego ganamos un amistoso en el Maracaná. Me inserté en una generación excelente, como fue la de Verón, Ortega, Almeyda, el Piojo López y Crespo, entre otros, y a mí me tocaba ahora aportar la experiencia, junto al Cholo Simeone, Chamot y Batistuta. La Eliminatoria costó al principio hasta que se dio el click en la victoria contra Colombia en Barranquilla. Llegamos bien a un Mundial donde yo no veía en la previa un candidato claro. Avanzamos y nos íbamos sintiendo sólidos, hasta que nos tocó quedar afuera con Holanda, que era un cuadro que jugaba bien, pero tuvimos varias chances en el 1-1, como la recordada de Bati en el poste, hasta que encontraron el triunfo sobre la hora en una maniobra aislada. Nos quedamos afuera de un torneo en el que pudimos llegar hasta las instancias decisivas. Fue mi tercer y último Mundial, con el placer de ser dirigido por quien había sido mi ídolo desde chico, referente y jugador modelo. Era fácil, porque Passarella hacía todo bien (risas). Después también lo tuve como DT en Parma. Tenía un cuerpo técnico extraordinario con el Tolo Gallego y Alejandro Sabella, una persona admirable”.

Con una aparición fulgurante al comando de Newell´s en la temporada 1990/91, donde se consagró campeón, rápidamente Marcelo Bielsa se ubicó en el centro de la escena de nuestro fútbol. Emigró luego a México, regresó para ser campeón con Vélez y cuando estaba en el Espanyol de Barcelona, le llegó el llamado desde la AFA

“A Marcelo lo había tenido en Inferiores y nos reencontramos post Francia ‘98 cuando asumió en la Selección. Se mantenía tan obsesivo como lo conocí a medidos de los ‘80 siendo mi DT en la 5° de Newell´s. Tenía el cabello largo y llegada en un Citroen descapotable al que le sacaba la lonita del techo. Nos hacía traer las estacas para hacer el trabajo de campo desde nuestras casas, que no era más que los palos de escoba recortados. Debíamos cortarle la punta y pintarlos de blanco, tres cada uno. Una época hermosa, donde coincidí con Abel Balbo, con quien tenemos una carrera muy similar, hasta el hecho de compartir tres Copas del Mundo. Bielsa era un personaje increíble y por algo le decían el Loco desde que era joven (risas). Por ejemplo, se sentaba arriba de una pelota delante del grupo y se concentraba tanto en lo que nos decía, que se le posaban los mosquitos en la cara, que en verano parecen aviones en Rosario, y ni se inmutaba. Fue un adelantado y todos los que lo tuvimos como entrenador, somos agradecidos. Con él pude llegar a disputar mi cuarto MundIal, pero en enero de 2002 me lesioné y estuve parado tres meses. Cuando llegó el mes de mayo, estaba bien nuevamente y ganamos la Copa Italia con el Parma. Por poco quedé afuera, porque en ese momento, Marcelo ya había cerrado la lista”.

Plantel de Argentina en el Mundial '98
Plantel de Argentina en el Mundial '98

En su extenso recorrido por la Selección, compartió plantel con gran cantidad de futbolistas, pero hubo dos que luego se destacaron como entrenadores: Diego Simeone y Marcelo Gallardo: “El Cholo era increíble. Siempre estaba en la mesa con él, Burgos y Ayala. Terminaba el postre y ya con las copas te empezaba a marcar cómo iba a jugarnos el rival. O las charlas iban en dirección a cómo se movían tácticamente los mejores equipos del mundo. Se veía que su futuro era ese. En el caso de Marcelo, por una cuestión de edad, tuvimos menos trato y no lo veía proyectado como técnico, pero era un pibe en ese momento, casi que estaba comenzando su carrera, algo similar me sucedió con Hernán Crespo, que también se está destacando”.

Sobre el final de la charla pintada de celeste y blanco, llegó la ineludible consulta sobre la actualidad de la Selección: “La veo muy bien. Para mí no fue que se sacó una mochila al ganar la Copa América, sino que fue tomar noción del enorme potencial que tienen estos chicos. Falta un tiempo y lo decisivo será que lleguen de la mejor manera, jugando cada uno en su club. Me gusta el estilo de Scaloni, porque no se relaja en ningún momento y está en la gestión de cada detalle. Obviamente que está entre los candidatos, pero después depende de muchos factores a la hora de la verdad, que son esos 30 días de campeonato. Observo que tenemos un equipo, además de contar con Messi, que cuando agarra la pelota enciende la luz”.

Disputar un Mundial es el anhelo de todos aquellos que llegar a jugar en Primera División. Pero hacerlo en tres ediciones y en todas en diferentes posiciones, es un espacio reservado solo para los elegidos. Roberto Sensini es uno de ellos, porque más allá de sus condiciones que lo hicieron destacarse en Europa durante más de una década, siempre estará vinculado con el maravilloso sentimiento de lucir sobre el pecho la casaca argentina.

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