Milton Leyendeker recibió ocho partidos de sanción como consecuencia de la grave lesión que le provocó a Exequiel Zeballos en el encuentro que disputaron Agropecuario de Carlos Casares y Boca Juniors, por los octavos de final de la Copa Argentina.
El Tribunal de Disciplina de la AFA dio a conocer la pena 15 días después de la brutal patada. Desde entonces, el defensor venía cumpliendo con una sanción provisoria en el torneo de la Primera Nacional, que le impidió formar parte de los últimos encuentros ante Güemes de Santiago del Estero y frente a Deportivo Riestra. Así, le quedan por cumplir seis encuentros de pena, por lo que recién podrá reaparecer en la última fecha ante Deportivo Morón.
“Siento que me crucificaron antes de saber quién soy. Soy un pibe humilde, no gano fortunas. Necesito trabajar”, había declarado Leyendeker días atrás en una entrevista con Infobae, en la que aceptó que la patada le dejó una marca a su carrera y expresó su temor respecto a la posible sanción.
Casi fuera de contexto fue la patada que Milton Leyendeker le propinó a Exequiel Zeballos al minuto 5 del partido que enfrentó a Boca Juniors y Agropecuario en Salta, por los octavos de final de la Copa Argentina. El Changuito encaró como extremo izquierdo, le sacó varios cuerpos de ventaja a sus marcadores y el número 2 fue directamente a buscarlo para amedrentarlo. El juez Nicolás Ramírez, en primera instancia le sacó amarilla, pero luego se rectificó y le enseñó la roja.
La decisión del juez –que terminó siendo el principal del duelo ante la lesión de Ariel Penel en la previa– fue acertada y vale mencionar que es reglamentario que haya cambiado de parecer ya que todavía no se había reiniciado el juego cuando finalmente expulsó al defensor del Sojero. Las imágenes mostraron que el asistente Pablo González y el cuarto árbitro Mariano Negrete se acercaron para advertirlo de la gravedad de la entrada.
Luego de los forcejeos, empujones y protestas de uno y otro lado, el referí le mostró el camino hacia las duchas a Leyendeker, que lo agarró a Zeballos a la altura de la rodilla y lo sacó literalmente de la cancha. Sentido fuera del límite del terreno, el santiagueño tuvo que ser atendido por los auxiliares médicos.
El número 7 de Boca rompió en llanto en el banco de suplentes, víctima de la impotencia, por el dolor y no haber podido aprovechar una titularidad de la que no gozaba hacía tres partidos (la última vez había sido contra Argentinos Juniors en La Paternal por la Liga Profesional).
Los médicos le tuvieron que inmovilizar el tobillo derecho, zona afectada. En principio, su sustitución fue por precaución, pero los estudios a los que fue sometido al día siguiente arrojaron el peor resultado: “Lesión de la sindesmosis tibioperonea distal con lesión del ligamento deltoideo y avulsión del maléolo posterior del tobillo derecho. Se decide tratamiento quirúrgico”. Changuito Zeballos fue operado ese mismo día y según se informó, tendrá entre cuatro y seis meses de recuperación.
“Me preocupa el tema de la sanción. Estaba en un momento muy bueno, venía siendo titular, tengo contrato con el club, ya había hablado con el presidente por el tema de la renovación, soy un pibe humilde, no estoy sobrado. Tengo un contrato normal, no gano fortunas. Tengo el contrato de cualquier laburante que trabaja las ocho horas, gano más o menos lo mismo”, fue la inquietud de Leyendeker ante la repercusión de su patada.
“Necesito jugar, necesito laburar. Nunca quise lastimar. Entiendo que me tienen que sancionar porque fue un foul desmedido, solo pido que no me corten la carrera. También por el lado de que ayudo a mi familia, ayudo a mi vieja, que está con mi hermanita (tiene 7 hermanas). Mi mamá hace comida en casa para vender. Y yo trato de ayudarla en lo que más puedo”, concluyó su descargo el oriundo de Maciel, provincia de Santa Fe.
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