Matías Sebastián Nicolás Firpo, sentenciado por apedrear el micro de Boca Juniors en la previa del Superclásico con River Plate de 2018 por la segunda final de la Copa Libertadores, fue detenido este domingo por personal de la Dirección Autónoma de Eventos Deportivos de la Policía de la Ciudad en las inmediaciones del Monumental.
La detención se dio en la previa del partido entre River y Central Córdoba por la Liga Profesional, luego de que los efectivos policiales reconocieran al involucrado mientras intentaba ingresar por el canal familiar con una menor y el carnet de otra persona.
Los agentes lo reconocieron y lo siguieron hasta la línea de Tribuna Segura, donde finalmente lo demoraron, no lo dejaron entrar al estadio y le labraron una contravención. Tomó intervención la Fiscalía especializada en eventos masivos a cargo de Celsa Ramírez.
Firpo tenía admisión por tiempo indeterminado debido al incidente acontecido en 2018. Entonces, había acordado en un juicio abreviado una condena de 2 años y 4 meses.
“Gracias al programa Tribuna Segura detuvimos a Sebastián Firpo tratando de entrar al Monumental con el carnet de otra persona. Intentó violar el derecho de admisión falseando su identidad. Ahora deberá dar nuevas explicaciones ante la Justicia”, escribió en Twitter Marcelo D’Alessandro, ministro de Seguridad y Justicia de la Ciudad.
El 4 de diciembre de 2018, la División Conductas delictivas de la Policía y la División de Cuerpos Investigadores Judiciales de la Ciudad había detenido a Firpo en La Matanza. En el procedimiento le secuestraron una entrada a la platea Centenario alta del Monumental, que compró vía web. Fue socio del club desde 2009 a 2012. Se volvió a asociar en 2015.
Los investigadores lo detectaron en ese momento gracias a una imagen en la que se lo observa, con la misma vestimenta del momento de la agresión, mientras ingresaba al estadio. Segundos antes, había pasado su ticket a su nombre en el molinete.
“Voy a la cancha con amigos y familia. Fue un momento en el que no supe controlar un impulso, del cual me arrepiento porque sé que estuve mal”, declaró tras la condena y sostuvo: “No soy de hacer ese tipo de cosas, me duele mucho haber pasado por ese momento”.
“Lo que más me duele es no poder ir más a la cancha. Le pido perdón al la institución y a los hinchas, porque es el lugar que amo. Todos nos equivocamos, es bueno aprender de los errores. Pido disculpas a la sociedad y al club. No me considero lo que dijo la prensa: no soy barra ni asesino. No quise matar a nadie. Así como la policía reprimió, la gente en un momento de exaltación respondió. Nada más”, cerró.
Dicho quedó, no cumplió con la prohibición de concurrencia al estadio, pero a pesar de su ardid, de todos modos lo detectaron.
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