José Repetto, alias Josi, el jefe de La Guardia Imperial hasta septiembre del año pasado estaba comiendo un risotto con su mujer en un restaurante de Lanús. Según lo que narró en su denuncia, venía de dejar a sus hijos en el colegio. No pudo probar más de dos bocados que alguien le tocó el hombro. Era Leonardo Paredes, el actual capo de Los Pibes de Racing, el grupo que le ganó la barra con apoyo político, dirigencial y policial cuando volvió el fútbol con público tras la pandemia. Además, trabaja en el sindicato de obreros marítimos. Y lo invitó a pelear. A dirimir supuestas diferencias que aún se mantienen. Mientras la mujer de Repetto trataba de intermediar, Paredes le habría dicho que salía o le pegaba un tiro ahí, según lo que narra el propio Josi.
Pero lo que iba a ser una insólita pelea mano a mano se desvirtuó rápido. Afuera esperaban Enrique Rulet, alias el Boxeador, número dos de Los Pibes de Racing y con una condena a 12 años de prisión por el crimen del periodista partidario Nicolás Pacheco, que aún no se hizo efectiva porque, aunque la Cámara se la confirmó, recurrió a la Corte Suprema que le abrió el recurso; más otros tres barras, entre ellos uno de apodo Tincho, que salió hace dos meses de prisión. Los protagonistas de esta historia no sólo son barras. Todos tienen pesados antecedentes penales, incluso por robos. La pelea fue corta y desigual hasta que intervino la Policía y Paredes quedó detenido, y Rulet y otro barra de nombre Martín Ramírez fueron demorados.
“Me emboscaron entre cinco, estos pibes están locos. Yo no tengo más nada que ver con la barra y me cayeron cuando estaba con mi familia. En Racing se está armando otro grupo contra ellos y habrán pensado que yo tengo algo que ver y se equivocaron feo. Yo me fui para siempre, entregué las banderas, qué voy a armar si vos sabés cómo llegaron, con todo el apoyo de la política y la Policía. Es más, a mí me entregó un poli que estaba comiendo detrás mío, ése me miraba de mesa en mesa y, oh casualidad, a los cinco minutos cayeron éstos a emboscarme. Y después ese mismo poli estaba en la comisaría, qué casualidad. Como si fuera poco también cayó Jaimito (Fabián Heredia, ex líder de La Guardia Imperial) a ver por qué estaban detenidos. Además son unos cagones, yo me la banco mano a mano, por eso vienen de a cinco. Pero insisto, se equivocaron feo: yo no tengo ni quiero tener más nada que ver con la barra. Perdí y me fui. Es más, caí preso por otra cosa y ya cumplí y no quiero más quilombos. Me dedico a mi mujer y mis hijos y nada más”. El monólogo es de José Repetto, que las hizo todas en su momento, pero jura que cambió y para siempre.
El trasfondo de la pelea tiene que ver con que el grupo que dominaba hasta septiembre de 2021 está intentando el regreso. En las cercanías de Avellaneda se ve merodear a un barra temido en el Cilindro de apodo Majin Buu y también sobrevuela el fantasma de Huevo Escobar, el líder histórico de La Guardia Imperial que en su momento se bajó, le dejó el lugar a Repetto y se instaló en un club del Ascenso de la zona. Pero dicen por la calle Italia que tiene ganas de regresar justo en el año del Mundial y en una época en que Racing está peleando arriba y generando dividendos. Y la agresión de este mediodía tendría que ver con que los nuevos jefes, Paredes y Rulet, creían que el organizador de la disidente era Repetto.
Lo que está claro de una u otra forma es que la tribuna de Racing está a punto de explotar. De hecho el clima está tan caldeado que en los últimos tiempos hubo varios enfrentamientos en la calle con heridos de arma blanca entre la facción oficial que tiene por asiento Villa Corina y la disidente que se hace llamar La banda del Negro Ramos por un viejo barra ya fallecido llamado Andrés Améndola y que meses atrás pintó en el estadio la leyenda “Ni ortivas ni multicamisetas. Nosotros somos Racing. Si no entramos, hay balas para todo”.
Dos semanas después también hubo problemas entre la jefatura de la tribuna y otra facción histórica, los Racing Stones, y además hubo una denuncia de una socia de haber sido agredida por uno de los soldados de Los Pibes de Racing por expresarse contra la dirigencia. Con todos estos ingredientes, la situación es explosiva. Barras con contactos con políticos, sindicatos, policías y dirigencia deportiva. En un año donde creció exponencialmente la venta de merchandising de la Academia, y el Mundial a la vuelta de la esquina. Un cóctel que, si no lo frenan a tiempo, va a volver a estallar. Y de la peor manera posible.
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