En Córdoba hubo acción de alto voltaje durante la revancha entre Talleres y Vélez por los cuartos de final de la Copa Libertadores. Tras lo sucedido en Liniers (victoria 3-2 del Fortín), la historia se sentenció en el estadio Mario Alberto Kempes, donde hubo emoción, suspenso, desilusión y alivio en el inicio. Fue por el gol anulado a Lucas Pratto, a instancias del VAR.
Lucas Janson recibió dentro del área rival al minuto 3 y asistió a un Pratto que mandó la pelota al fondo de la red. Todos en el Fortín festejaron lo que era el 4-2 en el resultado global, pero la celebración se pinchó cuando vieron que el árbitro paraguayo Éber Aquino se dirigió hasta la pantalla del Video Ref. Allí el juez guaraní constató que el esférico había tocado el brazo del número 11 velezano antes de que se lo cediera a su compañero para el tanto.
La conquista estuvo perfectamente anulada, ya que la regla es clara: no se puede anotar un gol cuando la mano/brazo es parte de la jugada para hacerlo. Es taxativo, no interpretativo. Los otros integrantes del cuerpo arbitral fueron los asistentes Eduardo Cardozo y José Cuevas, más el cuarto Juan Benítez y el encargado del VAR Carlos Benítez.
Ya en el complemento, Aquino tuvo que acudir nuevamente al VAR por recomendación de sus colegas. Fue después de que Fracisco Ortega trabara abajo a Rodrigo Garro, en las narices del banco de suplentes local. Pedro Caixinha explotó pidiendo la roja y tenía razón: el juez debió expulsar al jugador de Vélez porque lo impacta con los tapones sobre la tibia a su adversario. A pesar de que el juez revisó la maniobra, solamente le enseñó la amarilla. La roja se la sacó a Alexander Medina, DT de la visita, por protestar desmedidamente.
CONTUNDENTE INFORME DE LA CONMEBOL POR LOS INCIDENTES EN LA IDA
“En la tribuna Sur (alta), hubo un conflicto entre hinchas a golpes de puño, que duró del minuto 55 hasta aproximadamente el 65. Me informó OSC que la policía se negó a ir hasta el conflicto para resolver el tema, solamente la seguridad privada se involucró en solucionar el conflicto. La hinchada posicionada en la tribuna popular norte, atrás del banco del equipo de Talleres, lanzó vasos, encendedor y botellas al campo de juego para agredir al equipo adversario y a los oficiales del partido en los minutos finales del partido”.
A su vez, en el expediente se revela que por los incidentes en la tribuna superior sur, una de las cámaras del VAR que estaba ubicada específicamente a la altura de la línea de gol había sido movida: “La cámara estaba fija amarrada a la tribuna. Los disturbios hicieron que la cámara se mueva. No se cayó porque estaba amarrada. Luego, el asistente no pudo ingresar a corregir su posición porque los accesos estaban bloqueados”. Por eso, de haber habido una acción polémica en ese arco, los operarios del VAR no hubiesen podido contar con una imagen clave.
Como si esto no fuera suficiente, el delegado de la Conmebol, agregó: “El club había separado un sector especial para los invitados de Conmebol, delimitado por una cinta roja y un par de personas de seguridad privada. Una vez comenzado el partido, algunos plateistas de Vélez ingresaron a dicho sector insultando a los invitados. El sector no estaba protegido adecuadamente”.
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