El siete de agosto de 2007 Gonzalo Acro salía con Gastón Matera de un gimnasio ubicado en Cullen y Bauness, Villa Urquiza, donde entrenaba habitualmente. Afuera, los referentes del grupo Palermo de la barra de River Plate lo esperaban para atacarlo. Eran las 23.12 de una noche cerradísima. Caminó apenas una cuadra cuando Ariel el Colo Luna y Rubén Oveja Pintos lo cercaron. Acro se puso en posición de pelea sin saber que Luna tenía un revolver 6,35 con el cargador listo para disparar. No hubo reacción posible: en cuanto intentó defenderse recibió un ataque mortal. Fueron dos balazos. Uno para bajarlo, otro para rematarlo. Dos días agonizó en el hospital Pirovano hasta que el nueve de agosto falleció.
Pasaron ya 15 años. Fue el momento más impactante de la violencia en el fútbol argentino. Un hecho inédito que conmocionó a la sociedad porque nunca antes se había organizado tamaño asesinato. El crimen de Acro cerró una historia en Los Borrachos del Tablón y abrió otra. Y cuatro años después llegó a los estrados judiciales, donde terminó con históricas condenas a prisión perpetua para los hermanos Alan y William Schlenker, considerados por el Tribunal Oral 15 como instigadores de lo sucedido, más igual pena para Luna, autor material, y Pablo Cucaracha Girón, Rubén Oveja Pintos y Sergio el Pelado Piñeiro, los tres pertenecientes a la banda de Palermo como Luna y coautores del crimen al estar presentes en lugar y en la planificación del hecho. El único que resultó absuelto fue otro miembro del grupo de Palermo, Matías Kevin Kraft, quién utilizó como coartada una cena el día del suceso. También fue condenado a 10 años de prisión como partícipe secundario Maximiliano Pluto Lococo, otro barra cuyo testimonio complicó en el juicio a los hermanos Schlenker al afirmar que esa noche cuando lo invitaron a pasear e ir a tomar un helado lo habían utilizado a él como coartada.
El desenlace fatal en realidad había empezado tiempo atrás. Al regreso del Mundial 2006 en Alemania hubo un quiebre entre la pareja siamesa que lideraba la barra en el Monumental. De un lado terminó Adrián Rousseau, que se quedó con el apoyo del club comandado entonces por José María Aguilar, y del otro Alan Schlenker. La guerra se hizo evidente en febrero de 2007 en la previa del primer partido del torneo frente a Lanús, donde se produjo la batalla de los quinchos, con los dos grupos enfrentados con armas de fuego y armas blancas. Y una pelea con Rousseau y su lugarteniente Acro contra los hermanos Schlenker. Para el Tribunal 15 aquella pelea mano a mano entre William Schlenker y Acro, con resultado distinto según quién la cuente, fue uno de los motivos de lo que vino después. Sentencia discutible a la luz de todo lo que siguió. Porque Alan Schlenker se quedó con la barra pero ante la imposibilidad de ingresar por derecho de admisión, pactó con el grupo de Palermo, que quedó de su lado. Mientras, Rousseau y Acro organizaron la resistencia y el seis de mayo de ese 2007 luctuoso, al finalizar el partido entre River e Independiente en el Monumental, atacaron en el playón de salida. Fue una carnicería con 200 hombres con armas blancas buscando herir y destronar al grupo que por entonces reinaba en el paravalanchas. Entre los heridos quedó muy grave un hombre importante de la banda de Palermo, Carlos Urko Berón, apuñalado según algunos testimonios por el propio Rousseau, algo que jamás se probó, mientras otros señalaron a Acro como el autor del hecho. Lo cierto es que ese suceso tendría importancia capital en todo lo que vendría después.
Cualquiera que retroceda en el tiempo recordará lo que era ir a ver a River en ese 2007. Una historia de guerra como nunca antes se había vivido en el Monumental. Y la situación que desembocó en el crimen de Acro terminó de consumarse cuando ambas bandas dirimían quién sería la barra oficial de cara al torneo Apertura 2007. Porque River debutaba el 12 de agosto frente a Newell’s en el Monumental. El 20 de julio en un club de Balvanera y como excusa del festejo del Día del Amigo, Schlenker y Palermo hicieron su muestra de fuerza. Pero Rousseau y Acro no se quedarían detrás: el 4 de agosto reunieron a 300 barras en un campo de Don Torcuato juramentándose recuperar la barra y liderar la tribuna ese 12 de agosto próximo. El dato lo obtuvieron de la otra facción y en seis autos merodearon la zona sin que se produjera un enfrentamiento pero la escalada era infernal a punto tal que, al otro día, los acólitos de Rousseau le cayeron en la casa a otro barra, Eduardo Del Valle, alias Monzón, y lo agredieron adelante de su familia acusándolo de haber sido el delator de la movida.
La situación era explosiva y cuando se conoció este hecho, Schlenker y Palermo decidieron actuar. Se reunieron en una pizzería el lunes 6 de agosto y fueron hasta la casa de Adrián Rousseau en Villa Urquiza. Según admitió Alan Schlenker, la idea era una pelea mano a mano con su ex amigo para dirimir la cuestión. Pero cuando llegaron hasta el lugar, nadie los atendió. Faltaba poco para el regreso del fútbol y todos sabían que Acro sería el líder designado por Rousseau para encarar el regreso. Además, el barra, ex empleado del club, era una figura bien ponderada dentro de la institución donde insólitamente como a tantos otros barras lo habían contratado con sueldos altísimos en 2003, como manera de blanquear el dinero que se le daba a los violentos para que fueran fuerza de choque de la dirigencia del club.
Así las cosas tras ese álgido seis de agosto, la por entonces facción oficial entendió que debía dar un golpe para que todos supieran que seguían mandando ellos y nada iba a cambiar. El plan era secuestrar a Gonzalo Acro. Aún cuando el Tribunal 15 siempre sostuvo que la idea inicial era matarlo, la hipótesis que llevó adelante el fiscal Gustavo Gerlero, similar a la que en su momento trabajó este cronista, fue la de un ataque que debía terminar con un secuestro o agresión, no con un crimen. Por eso pidió 17 y 20 años por homicidio simple con dolo eventual. Lo cierto es que esa acción se llevó adelante en la noche del 7 de agosto. Los barras fueron en dos vehículos. Luna estaba en uno de ellos junto a Oveja Pintos. En el otro hacían de campana Cuca Girón y el Pelado Piñeyro. Monitoreando a la distancia los hermanos Schlenker, según el fallo al que arribó la Justicia tras escuchar el relato de Pluto Lococo y el cruzamiento de llamadas del celular de William.
A las 23.12 pusieron en marcha el plan. Según declaró Matera en el juicio, apenas los vieron Gonzalo le dijo “uy, uy, uy” y quiso pelearlos. No tuvo chances. Luna le pegó un tiro en la pierna primero y otro en la cabeza cuando ya estaba tirado en la vereda. Matera apenas escuchó los disparos corrió y recibió un tiro en la espalda pero siguió corriendo por su vida y a las dos cuadras se cruzó con un patrullero y contó lo que había ocurrido. La Policía llegó y también una ambulancia para llevarse a Acro al hospital Pirovano. Arribó en estado súper crítico y durante un día y medio intentaron salvarle la vida. No hubo caso. El 9 de agosto de 2007, a las 7.20 horas, Gonzalo Acro fallecía. Hoy se cumplen 15 años. Y los seis culpables que halló la Justicia pasan sus días en diferentes penales cumpliendo su pena de prisión perpetua.
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