Seguramente cuando la anterior gestión de Boca Juniors le renovó el contrato a Agustín Rossi antes de que se fuera a préstamo a Lanús, nadie hubiera imaginado lo que podía acontecer años después. Porque el arquero que había sido contratado por el Xeneize en 2017 para ser pieza de recambio y apuesta a futuro (tenía apenas 21 años) se convirtió en uno de los mejores de la liga argentina con la camiseta granate y retornó a la Ribera en 2020 para quedarse definitivamente con el arco azul y oro tras la partida de Esteban Andrada al fútbol mexicano.
Lentamente, Rossi empezó a demostrar que estaba a la altura de las circunstancias y más allá de algún que otro sofocón en los tiempos reglamentarios de algunos partidos, su figura se irguió entre varios nombres pesados del plantel por ser un hombre determinante en instancias decisivas con las que tanto se identifica el hincha de Boca como las tandas de penales. Dos intervenciones contra River por copas nacionales, una en la final de la Copa Argentina contra Talleres y otra en la exhibición que se llevó a cabo en Arabia Saudita ante el Barcelona llevaron al 1 al corazón de los fanáticos. Inclusive estuvo muy cerca de ser héroe en los octavos de la Libertadores ante Corinthians, la noche fatídica de Darío Benedetto...
Por el vertiginoso crecimiento deportivo del golero surgido en Chacarita –que de chico practicó básquet y en sus primeros entrenamientos como profesional en el Funebrero jugaba de 9– y la inestable situación económica del país, su contrato quedó desfasado. El tope del dólar en su vínculo se había fijado en 50 pesos y desde principios de 2020 cobra un millón y medio de pesos (traducido a la moneda norteamericana, entre 4.000 y 5.000).
Los “elogios” para Rossi de un Riquelme que le reconoció más bien su destreza en los penales que su calidad integral como guardameta lo sedujeron poco. Como contrapartida, cada vez que se acercó a los arcos de la Bombonera, los aplausos que bajaron desde las tribunas populares y plateas empezaron a ser más copiosos. Por lo bajo, algunos miembros del Consejo de Fútbol preguntaban condiciones por algunos arqueros por varios motivos. Primero porque sabían que existían sondeos desde el exterior por Rossi; segundo porque no los terminaba de convencer; y tercero porque buscaban una apuesta a futuro como terminó siendo el fichaje de Leandro Brey, hoy titular en la Reserva.
Y aunque puede que en ciertos puntos haya sido de forma inconsciente, el cuerpo de trabajo en el que se apoya diariamente Román comenzó a desgastarlo. Rossi se desilusionó cuando no recibió una camiseta en homenaje a los 100 partidos que cumplió como jugador de Boca, algo que la mayoría de los clubes suele hacer en cancha. Y venía arrastrando el pesar de no haberse sentido lo suficientemente contenido por los integrantes del Consejo de Fútbol tras el fallecimiento de su padre en septiembre de 2020 (algo que sí ocurriría más tarde con Carlos Tevez): apenas le dieron su pésame en las redes oficiales. Rossi se sintió descuidado y se alimentó del respaldo de un público que ya no dudó en ovacionarlo en cada presentación como local para mantener su gran nivel, más el incentivo de la convocatoria de Lionel Scaloni para la selección argentina en el partido contra Bolivia por Eliminatorias.
El gesto que anticipó que se registrarían dificultades a la hora de negociar con el Consejo fue luego de la eliminación de los octavos de final de la Libertadores 2021 contra Atlético Mineiro en Brasil. Al representante del futbolista le costó comunicarse con alguno de los laderos de Riquelme y, cuando lo consiguió, del otro lado del teléfono solamente escuchó “excusas” para postergar las charlas por la renovación de su contrato y una promesa de una oferta monstruosa para concretar su continuidad. Recién a principios de 2022, su agente dialogó con Raúl Cascini, quien tiró algunos nuevos números en el aire antes de llevarlo al papel.
Casi a la fuerza, Miguel González instaló en los medios la tratativa por la renovación de Boca Juniors. Fue un manotazo de ahogado frente a la falta de respuestas del Consejo y la proximidad del vencimiento del mismo (el 1° de enero de 2023 quedará en condiciones de negociar formalmente con otros clubes y el 30 de junio tendría el pase en su poder). Esta actitud no fue tomada para nada bien por un Consejo que igualmente aceptó sentarse a hablar y recibió al jugador y su agente en la Bombonera la semana pasada. Fue la tarde noche en la que el Patrón Bermúdez haría referencia a una “propuesta gigante”.
Las partes se despidieron esa vez con moderado optimismo. En medio, la goleada sufrida ante Patronato en Paraná enrareció el clima general en el Mundo Boca. Y tras la jornada libre del lunes para el plantel, la reunión que había sido programada para ayer por la tarde se anticipó para el mediodía. La idea fue que estuvieran presentes todos los protagonistas. Así es que Juan Román Riquelme se encerró en una oficina del Predio de Ezeiza con Bermúdez, el Chelo Delgado y Chicho Serna en representación del club. Y Agustín Rossi acompañó a su apoderado, aunque en ningún momento abrió la boca y se limitó a escuchar.
El cónclave duró apenas 10 minutos y los únicos interlocutores fueron Riquelme y González. El agente llevó consigo una contraoferta para retocar el contrato que hace días le había presentado el club, pero Román fue tajante: “Ni me la muestres porque no voy a verla. La oferta de Boca es lo que te ofrecimos”. El ídolo inclusive le recriminó al vocero de Rossi que haya declarado públicamente que su sueldo se asemejaba al de un cuarto arquero de Panamá, algo que consideró una “falta de respeto para los futbolistas del mundo”.
Y hubo una última advertencia de Riquelme a Rossi y su representante: “De ahora en más, no traigas ofertas de 3, 4 ó 5 millones de dólares porque no las vamos a aceptar”. El Consejo tiene decidido vender al arquero solamente si algún club paga su cláusula de rescisión (asciende a 18 millones de dólares). Este comentario se debió a que el Flamengo había elevado una propuesta hace algún tiempo de 2 millones de dólares, cifra muy por debajo del valor real del jugador y que fue meramente para sondear las intenciones de la dirigencia boquense.
“Realmente nos fuimos muy tristes”, remarcó Miguel González en una entrevista con TyC Sports, que aceptó hablar después de escuchar algunos dichos del presidente de Boca, Jorge Ameal, quien expuso que las pretensiones económicas de Rossi podían llevar al club a la quiebra y que había rechazado ser el arquero mejor pago de la historia de la institución. El representante desafió públicamente a un careo a Riquelme para que la gente vea “quién dice la verdad” y no titubeó al referirse a números. En teoría, desde el Consejo le ofrecieron a Rossi un contrato de USD 11 millones brutos -con dólar al valor oficial- hasta diciembre de 2026. En mano, al jugador le quedarían poco más de USD 7 millones durante ese lapso de cuatro años. Mientras tanto, desde que renovó el contrato, Rossi gana “un millón y medio de pesos” o “4.000 dólares” por mes, según subrayó su propio agente.
Esa diferencia impositiva del 27% fue lo que separó a las partes. Miguel González aseguró que si el monto bruto ofrecido hubiera sido el neto, el contrato de renovación se habría firmado ayer mismo. E insistió con un detalle: que Boca con su oferta estaba asegurándose el pase y patrimonio de un elemento que podría traer dividendos a futuro a la institución por medio de una venta al exterior. En tanto, reveló que tres clubes de Argentina le formalizaron ofrecimientos más altos que el Consejo, pero no quiso dar nombres. “En Boca hablaron de dos edificios en Puerto Madero y terminaron ofreciendo dos terrenos en Soldati. Se habló algo de palabra que por escrito no fue igual”, sentenció el agente de Rossi.
Frente a este panorama, surgen un montón de interrogantes. ¿Habrá alguna chance de reflotar la negociación? No parece viable. ¿Rossi perderá consideración como titular después de este desacuerdo? Esa decisión expondría a Hugo Ibarra como entrenador y podría generar descontento entre los hinchas. En caso de seguir como titular, ¿cómo afectará a Rossi su situación contractual? Su agente aseveró que más allá de todo, se abstrae como profesional y se enfoca en lo deportivo. ¿Qué reacción tendrá el público boquense este sábado cuando el equipo reciba en la Bombonera a Platense? En la última presentación como local (victoria ante Estudiantes de La Plata), había dado su veredicto con un cántico: “Rossi es de Boca, de Boca no se va”. Da la sensación que las próximas funciones del actual arquero de Boca serán las últimas con el buzo azul y oro.
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