Sin influencias familiares por el automovilismo, de chico lo marcaron las carreras por televisión, y de jugar con autos de juguetes ahora Ignacio Montenegro se luce con un coche de verdad en el TC 2000. El chico de 17 años aún no tiene registro de conducir y cursa su último año en la secundaria, pero doma los 410 caballos de potencia en la pista y este domingo estuvo a punto de ganar en Rafaela, el autódromo argentino más desafiante por su alto promedio de velocidad, curvones peraltados y porque suele brindar carreras peleadas. Infobae habló con el joven de Rada Tilly, Chubut, que es una de las joyas del deporte motor a nivel nacional.
Nacho nació el 23 de noviembre de 2004 y recuerda que “veía mucho las carreras, jugaba mucho con los autitos. Mi familia era cero del automovilismo. Hasta que luego de tanto insistir arranqué a los 7 años a correr en karting. Fue enero de 2012, en mayo debuté en el campeonato zonal y en 2016 empecé en el campeonato argentino. En 2016 quedé tercero en la categoría Promocional, en 2017 salté a la Junior y terminé tercero, y en 2018 y 2019 fui subcampeón. También hice algunas carreras en Europa”.
En su época del karting recorrió miles de kilómetros. De uno de sus tantos viajes para competir relata una situación complicada que vivió en un avión: “Algún que otro vuelo que terminó en otra ciudad. Me acuerdo una vez viajando a Mendoza, debido a la turbulencia, se cayeron las valijas y tuvimos que agarrar máscaras de oxígeno”.
Cuando quiso pegar el salto a los autos su familia lo acompañó y se contactaron con dos pilotos que también son entrenadores, Lucas Benamo (formador de Franco Colapinto, el argentino que corre en la Fórmula 3), y Lucas Colombo Russell. “A finales de 2019 hice unas pruebas en la Fórmula Metropolitana. Ellos fueron como mis entrenadores”, subraya. Se preparó para debutar en la Fórmula Renault 2.0 (FR) en 2020, pero la pandemia truncó esa chance. Cuando en Europa se reactivaron las carreras emigró a España para complementar su formación: “Me fui a fines de junio y estuve probando en el equipo MP Motorsport. Hice muchos test y dos carreras de la Fórmula 4 Española. Volví en octubre para Argentina cuando acá ya se había se reactivado el automovilismo y corrí las últimas cinco fechas de la Fórmula Renault. En la última hice un podio, terminé tercero”, comenta.
Por su buen rendimiento con apenas 16 años recién cumplidos, en Toyota le echaron el ojo y le dieron una prueba en un auto de TC 2000 Series, la categoría previa al Turismo Competición 2000. “En 2021 corrí todo el año con el equipo Young de Toyota y terminé tercero en el campeonato. A principios de este año hablé con Marcelo Ambrogio (jefe del equipo del Axion Energy Sport, la ex escudería oficial de Renault) para poder correr con ellos en el TC 2000 Series y se dio la chance de estar en la categoría mayor”, afirma el corredor del Renault Fluence.
Hoy es segundo en el campeonato del TC 2000 Series y séptimo en el de TC 2000, donde ya hizo una pole positions (el más rápido en la clasificación) en Termas de Río Hondo. “Me tomó un poco desprevenido porque fue con un formato especial (similar al de la Fórmula 1, con tres cortes). Pude sacarles una gran diferencia al segundo y tercero. Pegamos un gran salto. Fue una gran motivación”, cuenta sobre el día que hizo el “1″ en la clasificación.
Pero su labor consagratoria llegó este domingo en el óvalo de Rafaela, el circuito más desafiante a nivel nacional, que en esta ocasión tuvo dos chicanas para bajar la velocidad. El objetivo de la categoría es correr sin esas variantes y se trabaja con el proveedor de neumáticos para tener una goma que resista esa exigencia, pero también el club a cargo del escenario deberá hacer obras para mejorar la seguridad del trazado. Lo cierto es que Montenegro peleó adelante y lideró gran parte de la final del domingo y se midió con Facundo Ardusso (Honda) y Julián Santero (Toyota), dos de los mejores corredores a nivel nacional. Al ser un trazado con varios lugares de sobrepasos, se vio una carrera espectacular con cinco punteros. Ganó Ardusso y Santero fue segundo. Nacho terminó tercero y en el podio tuvo un sabor agridulce por el triunfo que se le escapó, pero en cualquier momento llegará.
El desarraigo y la joven guardia
Para evitar los viajes largos y reducir costos a principios de 2020 Nacho dejó la casa de sus padres, Alejandro y Paula, y se mudó a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde siguió con sus estudios secundarios. “Me mudé con mi hermana Martina, que estudia medicina, y en 2022 se sumó mi hermano Emiliano. Hice las primeras clases en el colegio llamado Guido Spano, en Palermo. Fui una semana ya que llegó la pandemia y tuve que hacerlo virtual. Cuando comencé a correr a nivel nacional el director me aceptó las faltas y todo lo que conlleva este deporte. Mis compañeros y docentes a principios de 2021 sabían un poco de automovilismo, pero se metieron de lleno porque me siguen con las carreras. Tengo profesores que son muy fanáticos de los autos de carrera”, confiesa.
Sostiene que su estilo de manejo es aguerrido y que sus referentes a nivel nacional son Agustín Canapino (actual campeón del TC 2000) y Mariano Werner (vigente bicampeón del TC). “Es raro pelear una carrera con Canapino, ya que en 2019 era uno más del público. Este año en el Autódromo Oscar Cabalén (Córdoba) tuve que pelear la posición con Agustín y protegerlo a Leo Pernía (su compañero de equipo) porque tenía un auto pesado (N. de la R: lastres que se cargan en los coches por ganar). Pero cuando estás en pista sos un rival más”, revela. En el ámbito internacional indica que le “gusta mucho el estilo de Fernando Alonso y Max Verstappen”.
Montenegro es una de una generación de chicos cuyo sueño de correr en el exterior se convirtió en una quimera por los problemas económicos de la Argentina. “Es difícil darle continuidad por esta situación. Nuestra generación nace con la idea de que, si no estás desde muy chico viviendo en el exterior, es imposible”, asegura.
Jorge Barrio (18 años), con quien tuvo algunos cruces en el TC 2000, y Otto Fritzler (19), son los otros máximos referentes de esta joven guardia: “Con Otto y Jorgito nos hemos cruzado en el karting. Con Jorgito hay una gran rivalidad. Somos muy jóvenes y nos esperan varios años juntos”. Como ellos, Nacho suele declarar sin casete, es picante y a su frescura le agrega su look con el pelo teñido: “Siempre está bueno salir de lo normal”.
Sobre qué le cambiaría al TC 2000 para mejorarlo, indica que “es la categoría más tecnológica con un nivel muy amplio en los equipos. Quizá, el tema del ruido y que se escuchen más los motores. Que el push to pass (sistema para generar sobrepasos que entrega una potencia adicional en el motor, pero se puede usar en contadas ocasiones) sea más notorio. Y sacar el lastre porque este reglamento nos está dañando”.
Esta temporada tiene triple actividad ya que se incorporó a la Clase 3 de Turismo Nacional, donde comenzó corriendo con un Ford Focus y fue sexto en su primera clasificación disputada en Neuquén. Luego pasó a correr con Chevrolet Cruze. “Es una categoría muy pareja y complicada porque todos los pilotos van a la ‘chapa’ (roces en la pista)”, explica.
El automovilismo es su gran pasión al punto que en su tiempo libre opta por “entrenarme mucho entre cada carrera, simulador, cámaras a bordo y tengo casi tres fines de semanas ocupados, así que también aprovecho a descansar mucho”.
Montenegro y otros chicos de su generación saben que el sueño de la Fórmula 1 es un imposible. Pero lo destacable de ellos es la madurez que tienen para asimilar su situación y su rapidez para adaptarse al profesionalismo siendo adolescentes. A los fanáticos del automovilismo les gustaría verlos probarse en Europa o Estados Unidos, pero por ahora los disfrutan en las pistas de Argentina donde les corren de igual e igual a los mejores.
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