El partido correspondiente a la Fecha 25 de la Primera Nacional entre Nueva Chicago y Almirante Brown tuvo que ser detenido por el árbitro Jorge Broggi durante varios minutos debido a los disturbios que se generaron dentro y fuera de la cancha. La situación casi se desmadra por completo y la acción estuvo a punto de frenarse de forma definitiva.
Corría el minuto 38 y la visita se imponía 2-0 por los goles de Patricio Núñez y Florián Monzón, cuando el grupo de allegados de Almirante empezó a trenzarse con la Policía que estaba apostada en ese sector. No se confirmó si fueron agresiones que se generaron tras los tantos de la Fragata o simplemente por la presencia de los directivos, recordando la fuerte pica entre ambos clubes.
Lo concreto es que los policías apostados en esa tribuna repartieron bastonazos en la grada en la que estaban ubicados los allegados, que tuvieron que desalojar el sector entre lanzamientos de objetos contundentes como botellas desde las tribunas aledañas en las que se encontraban los fanáticos del Torito.
Enseguida el problema se trasladó a la popular contigua detrás de uno de los arcos del estadio República de Mataderos, donde hubo agresiones de todo tipo. La terna arbitral definió sacar una roja por bando luego de que varios jugadores se agredieran: así David Achucarro (en Chicago) y Nazareno Bazán (en Almirante) se fueron a las duchas antes de tiempo y tuvieron que ser separados antes del ingreso a los vestuarios para no cruzarse en el camino nuevamente. Una vez que consiguió el aval del jefe del operativo de seguridad, reanudó el cotejo y adicionó 9 minutos.
En el complemento los protagonistas se dedicaron a jugar al fútbol y reinó el dramatismo deportivo: con tantos de Paul Charpentier y Gastón Espósito, Chicago empardó el marcador a falta de 8 minutos para el final. Antes, Ramiro Martínez le había desviado un penal a José Luis Fernández que hubiera significado el descuento parcial. Los de Isidro Casanova sufrieron otras dos expulsiones por juego brusco: Leonardo Flores y Ángel Stringa dejaron a su elenco con solamente ocho hombres a pocos segundos del silbatazo final. El empate trajo la calma.
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