Fue una previa distinta. Con un escenario muy diferente al habitual. Marcelo Gallardo se puso su mejor ropa de entrenador intervencionista. Y tomó decisiones de todo tipo para tratar de dejar atrás la dinámica negativa en la que estaba inmerso River antes de su victoria del miércoles ante Barracas Central, por la Copa Argentina. Sería temerario afirmar que River encontró el alivio deseado sólo por esas determinaciones que tomó el técnico. Pero ocurrieron y le dieron otro marco, poco frecuente, al partido que ganó 3 a 0 en Villa Mercedes.
La decisión más importante que tomó Gallardo fue futbolística. Y en ese sentido pegó un volantazo fuerte: sacó de la formación titular a Paulo Díaz, Nicolás De La Cruz y Braian Romero, y puso de entrada a dos mediocampistas que habían sido muy importantes en el equipo que salió campeón de la Liga Profesional 2021 y que en el último tiempo habían quedado relegados: Santiago Simón y Agustín Palavecino. Los dos le respondieron: Simón con un buen partido y Palavecino, autor de dos goles, como la figura de la cancha.
Tras su ausencia del último domingo ante Godoy Cruz por estar suspendido, el Muñeco le ratificó la confianza en la zaga central a Jonatan Maidana, uno de sus principales lugartenientes adentro de la cancha durante buena parte de su ciclo de ocho años al frente del equipo. Maidana volvió a aportarle toda su presencia física y su rudeza a una última línea que últimamente se mostró poco predispuesta al roce físico, en especial a través de Leandro González Pirez, Paulo Díaz y David Martínez, bien expulsado por doble amarilla.
En los laterales, Gallardo volvió a apostar por los mismos que puso en la revancha de la Copa Libertadores ante Vélez: Milton Casco por la derecha, con lo cual Emmanuel Mammana fue al banco de suplentes, y Elías Gómez por la izquierda. Y ambos le cumplieron con creces: Casco anotó el golazo del 1 a 0 parcial con un derechazo al ángulo y Elías Gómez se transformó en una de las principales armas ofensivas con sus proyecciones constantes por la banda izquierda, en la que armó un buen tándem con Esequiel Barco, de destacado encuentro.
Descontento con el nivel de Braian Romero, lo dejó en el banco y puso como único delantero definido a Lucas Beltrán, más capacitado para pivotear y jugar de espalda al arco rival, al margen del notable esfuerzo físico que realizó.
Sin jugar un partido brillante ni mucho menos, a River le alcanzó para establecer superioridad sobre su rival, cambiar la imagen y encontrar un poco de desahogo después de varios días difíciles.
Fuera del campo de juego, Gallardo también hizo cumplir algunas órdenes en la previa: por caso, en el vuelo chárter que los trasladó a Villa Mercedes solo permitió la presencia de la plana mayor de la dirigencia (Jorge Brito, Matías Patanian y Enzo Francescoli, más Eduardo Barrionuevo, el dirigente que siempre acompaña al plantel en los viajes y partidos). Decidió cerrar filas con el plantel y pidió que esta vez no se sumaran -como es habitual- dirigentes de segunda y tercera línea. “Fue para preservar la intimidad del plantel en un momento complicado. El horno no estaba para bollos”, graficó un importante dirigente en diálogo con Infobae.
Y en la noche previa al partido, en la llegada del plantel al hotel Epic de Villa Mercedes, se produjo otra escena infrecuente. A diferencia de lo que ocurre en todos los viajes del plantel al interior del país, el técnico no se acercó a saludar a los más de 2.000 hinchas que les dieron una calurosa recepción. “Imagino que fue porque no estaba de ánimo”, comentó una de las personas de la delegación que más conoce al entrenador.
En esa misma línea, los futbolistas solo se acercaron al público para agradecer tanto apoyo con un aplauso a cinco metros de distancia, cuando lo habitual es que se arrimen contra los vallados de seguridad para firmar autógrafos y sacarse fotos con la gente. El plantel, en la previa, tampoco estaba de humor como para mantener un contacto tan cercano con los hinchas.
El triunfo y la clasificación a los octavos de final de la Copa Argentina (en agosto enfrentarán a Defensa y Justicia, posiblemente en La Rioja) le llevaron alivio tanto a Gallardo y a su cuerpo técnico como al plantel. Ahora, River buscará recuperar terreno en el campeonato local, en el que está a siete puntos de la cima de la tabla de posiciones. Y lo hará despojado de la fuerte incomodidad que hubiera representado otra eliminación en un mano a mano como las que sufrió recientemente ante Tigre (Copa de la Liga) y Vélez (Libertadores).
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