Dentro de las personalidades que conforman el plantel de la selección femenina de fútbol femenino, hay algunas de las jugadoras que son parte del proceso desde hae muchos años. La victoria frente a Perú por 4-0 en la segunda fecha de la Copa América para recuperarse del golpe frente a Brasil había dejado a dos principales figuras: el regreso de Estefanía Banini, quien había deslumbrado con sus gambetas, y el poder ofensivo de Yamila Rodríguez, que había brindado dos asistencias y anotado uno de los goles.
Este viernes, la Albiceleste volvió a brillar para aplastar 5-0 a Uruguay, con tres goles de Rodríguez, para seguir soñando con una clasificación tanto para el Mundial de Australia-Nueva Zelanda 2023 como a los Juegos Olímpicos de París 2024. En la pelea por los citados objetivos, es imposible no resaltar el esfuerzo realizado por la actual capitana de Boca Juniors.
Nacida en el barrio A 3-2 en la provincia de Misiones, dio sus primeros pasos en el fútbol femenino en un humilde equipo de la capital: Huracán de Posadas. En 2015 tuvo su primera convocatoria a la selección argentina y en 2016 apareció la oportunidad de viajar a Buenos Aires y probarse en Boca, el club de sus amores, y no dudó ni un segundo. María Mareco, su madre, fue fundamental para el nacimiento de su fanatismo por el Xeneize, ya que durante su infancia le compró camisetas color azul y oro con el fin de poder transmitirle la pasión.
El tener que abandonar a su familia a tan temprana edad para representar a la Albiceleste en las primeras convocatorias y para comenzar a jugar para el club de la Ribera dejó en claro el objetivo de Yamila desde un principio: la búsqueda de poder vivir del fútbol. Los títulos con Boca no tardaron en llegar y en la primera consagración admitió que sus seres queridos en Misiones pudieron seguir el partido en vivo a través de un pequeño celular. Con una recarga de saldo en el medio, Rodríguez estampó su apellido con un gol en el título que inauguró la era profesional del fútbol femenino a nivel nacional, y cuando regresó a su provincia la recibieron en la tierra colorada como una referente.
A principios de 2018, recibió su primer llamado para jugar al exterior en el Santa Teresa de Badajoz de la prestigiosa liga de España. Sin embargo, el desarraigo fue muy difícil de manejar en Europa y a los seis meses regresó al Xeneize para no moverse de ahí hasta la actualidad. Más allá de otras ofertas que tuvo para regresar al Viejo Continente, su convicción la mantuvo en Argentina para seguir siendo parte del avance del fútbol femenino a nivel nacional.
Sus redes sociales dan a entender una cosa: Boca Juniors, la familia y la selección argentina son los principales pilares de su vida. Ver a sus padres felices en Posadas es el motor de su esfuerzo y en cada oportunidad que puede, Yamila regresa a su tierra para ayudarlos en lo que sea. Una heladera y un televisor de 32 pulgadas fueron algunos de los regalos que les hizo, pero a veces hasta organizan distintas comidas en su barrio en las que invitan a los vecinos. Además, cumplió el sueño de su madre de conocer La Bombonera por dentro y ver cada rincón del club del que son hinchas.
Con Cristiano Ronaldo como principal referente, decidió tatuárselo en su pierna izquierda como muestra de admiración. Además, en uno de sus cuádriceps, ostenta la imagen de Diego Armando Maradona y en la misma pierna muestra con orgullo otra de La Bombonera, para nunca olvidar al club de sus amores.
Partícipe de la evolución de la disciplina desde 2015 en adelante, la actual Copa América puede ser el logro más importante de su carrera. Frente a Perú, apareció en un partido bisagra para la selección argentina tomando el control del juego junto a Estefanía Banini en los metros finales. “Había que dar vuelta la página y salir a ganar. Tenía muchas ganas de anotar un gol y eso fue lo que salí a buscar. La única figura de esta noche fue el equipo. Sin el equipo una no puede convertir un gol”, declaró a la transmisión oficial después del 4-0 que llenó a las chicas de ilusión.
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