Nació en Valladolid y desde su niñez se asoció al deporte. A los 7 años dio sus primeros pasos en el pádel, pero también combinaba sus actividades con el fútbol y el tenis. “Era lateral izquierdo. Un zurdo cerrado; pero ni cerca de lo que fue Marcelo, porque era muy toscón. Corría muy rápido, pero la verdad es que no era habilidoso con los pies. Lo mejor era la altura, porque algún cabezazo tal vez metía”, le dijo entre risas a Infobae Arturo Coello, una de las figuras del circuito internacional de pádel que forma dupla con el legendario Fernando Belasteguin.
Lejos del Santiago Bernabéu y ajeno al brillo que imponía el brasileño en el Merengue, el joven español vivió una infancia de sacrificio y esfuerzo para cumplir su meta en el deporte que lo apasiona. Su compañero argentino lo catalogó como “un animal que pega tan duro y fuerte que despierta temor en sus rivales”. Pero antes del éxito, debió completar una formación propia de las promesas que aspiran a consolidarse en el mundo. “A los 10 me decidí sólo por el pádel y arranqué en la etapa de menores. No era un gran jugador, pero me lo pasaba bien y disfrutaba. Creo que para un chico es ideal, porque me lo tomaba de una forma más amateur. Hoy, en cambio, los niños que vienen de abajo son mucho más profesionales y con 12 o 13 años tienen otro tipo de preparación”, analizó.
Cuando se convirtió en adolescente llegó el momento clave para su carrera. “A los 16 me dediqué a darlo todo por el pádel y el año pasado, cuando me pude independizar un poco económicamente, finalmente opté por dejar los estudios para dedicarme al 100% por y para el pádel. Pienso que si quieres ser uno de los mejores jugadores del mundo tienes que darlo todo diariamente para estar a la altura de las exigencias. Creo que ha sido una de las mejores decisiones de mi vida”, recordó con orgullo. Así, los libros y el bachillerato pasaron al olvido, porque sus verdaderos exámenes estaban dentro de la cancha.
En febrero de este año tuvo una producción sobresaliente al convertirse en el jugador más joven en ganar un título internacional en Miami. Con tan solo 19 años, 11 meses y 19 días, Arturo Coello se instaló en la historia grande desplazando a Agustín Tapia, quien llamativamente había logrado la marca acompañado de Fernando Belasteguin. “Fue una alegría inmensa y un reconocimiento al esfuerzo que hizo toda mi familia. Ese sacrificio que hicieron mis padres se recompensó en muchísimos sitios, como aquí en Roland Garros, pero proclamarse como el campeón más joven fue algo histórico. Ojalá que perdure mucho en el tiempo. Es muy lindo que la gente que me apoyó en sus días pueda verme levantar un título de la mano del mejor jugador de la historia. Es un orgullo estar al lado de Fer, quien con 43 años sigue ganando trofeos. Para mí es una enseñanza diaria y permanente”, reflexionó.
Naturalmente, la admiración que siente por la leyenda oriunda de Pehuajó le permite adquirir con devoción los consejos que le regala su compañero. “Él insiste en que juegue por instinto, porque rindo mejor cuando no pienso y me dejo llevar por el partido. Jugar a su lado me hace todo mucho más fácil, porque él se encarga de abrir la pista y generar los huecos para que yo pueda dar esos saltos para pegarle. El trabajo de él es el que no se ve: el trabajo sucio. Y a mí me toca hacer lo más bonito y lo que se luce, pero juntos hacemos una buena pareja. Muy sólida, que poco a poco se va consolidando entre las de arriba. Ojalá que podamos seguir juntos durante mucho tiempo”, analizó.
La victoria frente al binomio compuesto por el español Ricardo Martínez Sánchez y el brasileño Francisco Nunez Gómez por 6-2 y 6-3 en 50 minutos de juego representó el raquetazo inicial de la ilusión en la Philippe Chatrier. “Fue muy especial. Tenía muchas ganas de pisar la pista, sentir la sensación de jugar en un estadio tan imponente, pero intenté estar tranquilo. A pesar de esa ansiedad que a uno le genera el debut, tenía a toda mi familia, a mi novia y a mis padres muy cerca para que no me dejaran pensar tanto en el primer partido. Fue una felicidad y cumplir el sueño que tiene todo jugador de pádel de tener participación en este escenario. Y hacerlo al lado de Fer es un valor añadido. Un plus”, analizó.
Las altas temperaturas de París y el sol penetrante en las canchas generan condiciones veloces en un deporte en el que la pelota puede transformarse en una bala sin control. “Es una pista muy rápida, lo que nos obliga a estar muy atentos. Sin embargo, nos sentimos muy cómodos, porque son situaciones que administramos muy bien. En Valladolid, tuvimos circunstancias similares y nos fue bastante bien. Esperamos poder repetir un buen resultado esta semana. Sabemos que habrá errores, porque la pelota se controla menos, pero habrá que estar alertas y aprovechar los puntos rápidos”, subrayó.
A pesar de no ser la pareja favorita a ganar el Greenweez Paris Premier Padel Major, Coello confía en sus capacidades para dar el golpe y llegar al último día con la ambición de quedarse con el codiciado trofeo francés. “Siempre que vamos a un torneo, vamos a ganarlo. Creo que tenemos un nivel de sobra para pelearle a todas las parejas de arriba. Somos una dupla peligrosa, que si nos enfocamos y las cosas acompañan podremos hacer un gran torneo. Esa será nuestra lucha, porque deseamos estar en las instancias finales”, concluyó.