“No puede haber nadie más importante que la institución, los puntos y directrices que se tomen. Hay cosas que no se van a dirimir, no es necesario hablar de por qué están Mariano (Herrón) o Gayoso o Blasco porque todos los días estamos nosotros, el Consejo de Fútbol”. Con esas palabras, Jorge Bermúdez dejó entrever que Herrón seguirá siendo intocable en el cuerpo técnico profesional de Boca Juniors. Se inició como ayudante de campo (junto a Leandro Somoza) de Miguel Ángel Russo, quien lo había dirigido en Rosario Central, permaneció en su cargo tras la asunción de Sebastián Battaglia (al lado de Juan Krupoviesa), hoy conforma el tridente técnico que lidera Hugo Ibarra y completa Leandro Gracián. Próximamente, estaría vinculado al entrenador designado.
El ex mediocampista de Argentinos Juniors que saltó a la fama por un recordado partido contra Boca en el que se destacó por su gran marcaje nada menos que a Juan Román Riquelme es el gran confidente del Consejo. Al igual que Javier García, fue apuntado por su estrecha relación con los integrantes de esta mesa chica que toma decisiones en Ezeiza. Sin embargo, tanto Russo como Battaglia estuvieron a gusto con su compromiso durante sus respectivos ciclos. Y lo mismo ocurrió con el entrenador de arqueros Fernando Gayoso y el preparador físico Alejandro Blasco, los otros que resistieron a todas las tormentas en la institución.
“El entrenador que diga que no viene a Boca porque está el Consejo, no vendrá. No es una camisa de fuerza ni para ellos ni para nosotros. Para nuestra institución, el hincha, el socio, nuestro presidente y vice, cada una de las fuerzas de la dirigencia, están por encima de las personas que vengan a poner condiciones”, fue el mensaje directo del Patrón a los candidatos a suceder a Battaglia en el banco. Y es que el CDF no negociará quitar a uno de los colaboradores ni tampoco las reuniones cotidianas para dialogar del presente futbolístico y deportivo del plantel.
En plena ola de contagios del coronavirus en 2020, Herrón se hizo cargo de varios entrenamientos porque fue uno de los que no resultó afectados. De hecho en una visita de Boca a Colombia para jugar contra Independiente Medellín por Copa Libertadores no solamente dirigió al equipo con Somoza por la ausencia de Miguel Russo sino que después compareció a la rueda de prensa obligatoria dictada por la Conmebol.
En el Consejo consideran satisfactorio su trabajo y por eso no fue desplazado cuando Russo se despidió. En ese entonces Miguel dijo adiós y reemplazó a su ayudante Leandro Somoza (luego debutaría como DT de Rosario Central y hoy está en Aldosivi) por Claudio Úbeda para su excursión en Arabia Saudita. Sebastián Battaglia asumió de la mano de Juan Krupoviesa, con quien estaba en la Reserva xeneize, y completó su grupo de trabajo con Herrón, quien ahora ganó ascendencia según lo que declaró Bermúdez (admitió que Ibarra será la cabeza de grupo pero empleó siempre el término “tridente técnico”).
LA HISTORIA DE MARIANO HERRÓN
Nació el 24 de febrero de 1978, exactamente cinco meses antes que Román, de un 24/6 del mismo año. El destino los cruzó por primera vez en las inferiores de Argentinos Juniors luego de tirar las primeras paredes en el baby fútbol de otro semillero como Club Social y Deportivo Parque, del barrio porteño de Villa del Parque. La cancha grande fue la que los unió a una categoría 78 compuesta por grandes promesas como Nicolás Cambiasso, Emanuel Ruiz y el Lobo Cristian Ledesma, que terminó siendo amigo íntimo.
El Bicho de La Paternal daba que hablar con llamativos juveniles en todas sus divisiones. Desde Juan Pablo Sorín y Sebastián Pena en la 76 pasando por Diego Markic, Diego Placente y Nicolás Diez en la 77, el Leche La Paglia y los hermanos Pablo y Daniel Islas en la 79, hasta el Cuchu Cambiasso y el Pocho Insúa en la 80. Y este volante central de una gran técnica made in cantera de Parque y muy aplicado en la marca empezó a destacarse. Claro que no tanto como Román, que hizo todas las inferiores como número 5 y lo relegó a la cueva como marcador central.
Cuando Boca compró el pase de Riquelme, a Herrón se le allanó el camino para retomar su puesto natural de mediocentro y con 20 años tuvo su bautismo en Primera en un 2-2 contra Gimnasia y Esgrima de Jujuy por el Apertura 98. El entrenador que lo promovió fue el recordado Osvaldo Chiche Sosa, quien no solamente confió en sus cualidades para ser considerado en el plantel profesional sino que al año siguiente le encomendó la marca personal del 10 xeneize en un encuentro bajo la lluvia disputado en cancha de Ferro. El canterano de Argentinos saltó a la fama por su buena performance en ese 1-1 por el Apertura 99 en el que convirtieron Martín Palermo y Sergio Plaza.
Tras un paso por el Montpellier de Francia retornó al Bicho y llegó a ser referente y capitán pese a su corta edad, lo que daba cuenta de su pronta madurez. Para Sergio Batista (otro con sello de 5) fue clave dentro el plantel y seguramente esa fue una de las razones que lo hicieron enloquecer cuando el árbitro Fabián Madorrán lo expulsó por hablar de más en el duelo de ida por la Promoción contra Instituto de Córdoba en 2001.
Sus características y proyección cautivaron a San Lorenzo, que lo contrató para seguir por la senda del éxito (venía de ganar el Clausura y la Mercosur 2001) y ganó con él la Copa Sudamericana 2002. Pero en Boedo apenas duraría una temporada: Russo lo tenía fichado y lo llamó para llevarlo a Rosario Central de cara a la temporada 2003/2004. En la ciudad santafesina quedó sembrada una semilla que germinaría una década y media más tarde.
El Canalla tuvo un buen Apertura aunque acabó último en el Clausura y Herrón se marchó para probar suerte en el exterior otra vez. El Lleida de la segunda división española no terminó de despegar y trazó una campaña irregular de mitad de tabla. En el horizonte apareció Julio César Falcioni, que lo solicitó para su Independiente y en el club de Avellaneda registró su lapso más constante en un equipo (tres años). En el Rojo gozó de muchos minutos con el Emperador, Jorge Burruchaga y Pedro Troglio, aunque Pepé Santoro no lo tuvo entre sus prioridades y en 2009 tomó la decisión de armar las valijas para ponerse la camiseta de Deportivo Cali de Colombia, en la que sería su última expedición en el extranjero. Al año siguiente volvió a Independiente y al tiempo recibió una propuesta del Tolo Gallego y Juan José Borrelli para hacerse cargo de la Reserva. Con nafta en el tanque para seguir dentro del rectángulo verde, agradeció respetuosamente la oferta pero optó por continuar en Aldosivi de Mar del Plata, que sería su último equipo profesional.
Indefectiblemente supo que seguiría ligado al fútbol tras el retiro. De hecho realizó el curso de entrenador cuando todavía era jugador, frustrada la posibilidad de colgar los botines en Argentinos Juniors. Siempre se sintió en un lugar privilegiado por vivir del fútbol y por el hecho de haberse reinsertado rápidamente desde otro sitio. Su carrera como técnico se inició como ayudante de Fernando Quiroz en Douglas Haig de Pergamino en 2014. Teté lo había dirigido dos años en Aldosivi, donde prácticamente terminó siendo otro DT en el campo de juego.
A mediados de ese año, a Riquelme no le renovaron el contrato en Boca y tomó la sorprendente decisión de regresar a La Paternal. Claudio Borghi, quien había tenido a Herrón en Independiente, lo sumó a su cuerpo técnico. Con la ola de ascensos (fueron 10 en esa temporada para darle forma al torneo de 30 que había diseñado Julio Humberto Grondona) obtuvieron el regreso a Primera en ese semestre, previo al punto final de la carrera futbolística de Román. Mariano, por su parte, continuó en las inferiores de Argentinos Juniors y quedó a cargo de la Quinta División hasta que el Lobo Ledesma, quien le había cubierto las espaldas a Riquelme para lograr el ascenso, lo convocó para formar parte de su cuerpo técnico en su estreno como entrenador de Tigre en 2018.
A principios de 2020 fue designado en el cuerpo técnico comandado por Miguel Ángel Russo y ya nunca se movió de esa faceta.
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