El 21 de julio de 2013, un día después del Día del Amigo, había caído domingo, y la Seguridad exploraba la posibilidad de la vuelta del público visitante a la Primera División que había sido prohibida 40 días antes tras el crimen de un hincha de Lanús llamado Javier Gerez en el estadio Unico de La Plata, minutos antes del encuentro que el Granate debía sostener con Estudiantes. Pero la apuesta salió mal: a las 15.30 de ese día San Lorenzo y Boca debían jugar en el Nuevo Gasómetro su partido por el triangular de invierno. Era con dos hinchadas. Terminó siendo una trampa mortal y el capítulo más feroz de la interna de La Doce, que dejó dos muertos y seis heridos de bala.
Por entonces Mauro Martín estaba en prisión y quien lideraba a la facción oficial era Christian De Vaux, más conocido como Fido. Quien quería arrebatarle el poder era el grupo que se referenciaba en Rafael Di Zeo, que venía juntando a su tropa desde tiempo atrás, entre los que se destacaba el grupo de Lomas de Zamora, por entonces al mando del actual jefe de la barra de Los Andes, Walter Coronel.
Como si fuera poco, en aquella época existía una división específica de la Policía Federal llamada Eventos Deportivos que hizo caso omiso a las alertas que habían arribado un día antes. Es más, hizo algo peor: le comunicó al secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, que la información sobre un posible enfrentamiento si bien era buena tenía una falla de origen: la guerra no iba a desatarse en las inmediaciones del estadio, sino cerca de la cancha de Boca. Por eso el operativo en el Bajo Flores no tenía los efectivos suficientes cuando todo se desmadró. Por eso Berni al día siguiente de los hechos disolvió aquella división policial que o estaba mal informada o había liberado la zona.
Lo cierto es que el grupo de Di Zeo, que no tenía apoyo de la dirigencia de Boca, consiguió 300 tickets gracias a la relación que mantenía con la barra de San Lorenzo. Y primerearon a la facción oficial esperándola agazapada. Los liderados por De Vaux, más de 400, sabían que iban a una pelea pero jamás imaginaron que del otro lado la respuesta no sería a los puños o con armas blancas, sino a balazos limpios. Cuando los vieron acercarse, de un auto cuya propiedad la Justicia se la adjudica a Walter Coronel, empezaron a salir armas de todos los colores y calibres. Y cuando estuvieron cerca, dispararon a matar. Hubo dos víctimas fatales, Marcelo Carnevale, del grupo de Fido, y Ángel Feco Díaz, del grupo de Di Zeo, con orificio de entrada por la espalda por lo que se presume que los disparos que lo mataron vinieron del mismo sector. Las imágenes además tomaron a un hombre con casco arribado en una moto dando indicaciones de dónde ubicarse y qué hacer, momentos antes de que se desatara el infierno. Para la Justicia, ese hombre es Rafael Di Zeo.
Ahora, nueve años después del hecho de violencia más traumático en el fútbol de los últimos 15 años, Di Zeo, De Vaux y Coronel van a juicio oral y público: el Tribunal 13 de en lo Criminal y Correccional integrado por los jueces Adolfo Calvete, Diego Guardia y Enrique Gamboa fijaron el 13 de septiembre como fecha para dar inicio al debate que puede condenar a prisión perpetua al actual líder de La Doce. Porque a la figura íconica de la barra brava de Boca se lo acusa de instigar a la comisión de homicidio agravado en dos hechos, más lesiones graves y abuso de armas.
El mismo delito recae sobre Fido, quien siguió al frente de la barra hasta enero de 2015, cuando perdió ese lugar tras un pacto entre Di Zeo, Mauro Martín quien había recuperado su libertad unos meses antes, la dirigencia de Boca y la Seguridad bonaerense de aquel momento. A Coronel también le podrían dar prisión perpetua en caso de encontrarlo culpable porque la acusación que pesa sobre él es partícipe necesario de los homicidios, al haber aportado las armas.
El fiscal que llevó adelante la investigación, Santiago Vismara, jamás dudó de la responsabilidad del trío, más allá de que Di Zeo negó en forma sistemática ser el hombre de la moto, algo que se debatirá en el juicio. “Existen suficientes elementos de convicción que llevan a tener por acreditada tanto la materialidad del suceso como la responsabilidad que en él le cupo a los imputados, lo que se encuentra debidamente probado en la causa a través de declaraciones testimoniales recibidas y las imágenes de video recuperadas”, escribió en su dictámen.
En la causa Vismara también da por probado que Di Zeo tras salir de la cárcel donde estuvo desde 2007 a 2011, intentó recuperar la barra. Para eso esperó primero salir absuelto de un juicio por asociación ilícita en 2012 y después rearmar su grupo para ir por todo. De Vaux había heredado la barra tras la caída en prisión de Mauro Martín y Maximiliano Mazzaro, el primero en enero de 2013 y el segundo en junio de ese mismo año. Aquella guerra se definió por entonces en favor de Fido, pero dos años y medio después la nueva alianza entre los enemigos íntimos Di Zeo y Martín terminó por desbancarlo. Esa dupla lleva ya seis largos años dirigiendo nuevamente el paravalanchas de La Bombonera. Pero uno de ellos irá ahora a juicio. Con la particularidad que no sólo De Vaux será su enemigo en Tribunales: Walter Coronel quedó desplazado en 2020 del poder de la barra y se verá qué declara y hasta dónde juega en un caso que puede terminar con una condena a perpetua para un Di Zeo que sigue confiando en su buena estrella y jura, una vez más, inocencia.
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