Facundo Campazzo se mueve por la vida casi como aquel que, cuando era todavía un niño, soñaba con algún día llegar a la NBA. Tiene esa chispa que lo hace particular y que no sólo tiene que ver con su acento cordobés. Es el rey de la buena onda. Así lo vimos en Córdoba cuando se acercó al estadio de Instituto para ver las finales de la Liga Nacional. Y también cuando se sentó para tener un mano a mano con Infobae a días de volver a ponerse de manera oficial la camiseta de la selección argentina.
Gracioso, analítico, con la certeza de qué es lo que quiere para su futuro. “Mi deseo es mantenerme en la NBA, pero tampoco obsesionarme, ¿no? Si no hay ofertas que me convenzan o no hay un rol claro o ese tipo de cosas, no me voy a poner terco en ese sentido”, confesó en una charla íntima a pocos metros del Obelisco, el corazón de Buenos Aires.
El base, que viene de jugar las últimas dos temporadas con la N° 7 de los Denver Nuggets, quedó impresionado porque jugar en la mejor liga del mundo fue subirse a un tren que van tan rápido que no te permite siquiera pestañear. “No tenés margen para relajarte en lo personal. Estás siempre alerta”.
A pocas horas de enfrentar a Venezuela, por una nueva ventana clasificatoria para el Mundial FIBA 2023, Campazzo repasó momentos decisivos en su vida. Como la vez que tiró todo lo que tenía en la heladera para cambiar su físico (y por ende su juego), su rol como papá de Sara junto a Consuelo, su pareja, y hasta se animó a un ping pong en el que recordó el “sutil” cruce con una estrella de la NBA que viene de ser campeón, su elección por Michael Jordan, hasta las personas que tiene en el buscador de Instagram o los frecuentes de Whatsapp.
- ¿Cómo estás viviendo esta etapa en la que no sabés qué va a ser de tu futuro?
- Estoy intrigado. A medida que se avanza al 1 de julio, que es cuando se abre el mercado, es como que me agarra un poquito más de ansiedad, pero extrañamente, como que me siento tranquilo, porque estoy con la cabeza ocupada. También estoy acá entrenando con mis compañeros, la dinámica de la concentración, partidos, eso me demanda mucho tiempo mentalmente. Entonces, por más que mi virtud no es estar tranquilo y relajado, lo estoy. Y bueno, lo que estaba al alcance de mis manos, lo que pude haber hecho, ya lo hice en estos dos años, así que veremos qué ofertas hay y se tomará la mejor decisión.
- ¿Estás atento a las negociaciones que pueden venir para seguir en la NBA?
- No sé si hay negociaciones, si hablan. Es más, todavía es ilegal hacerlo antes del 1 de julio, así que tengo que esperar. Se estaban jugando las finales, ahora se terminó el Draft y como que ya falta poco para que haya un panorama más claro.
- ¿Te sumás a las negociaciones de tus agentes? Por ejemplo, decís: “Me interesaría jugar acá”
- No, le pregunto cómo va el tema… ‘Sin novedades’... Creo que no estoy en una posición de elegir, lo que sí puedo hacer es escuchar las ofertas que haya y analizar la situación de la mejor manera. Sé también que no va a pasar. No va a venir un equipo y me va a decir “Vas a ser el base titular o vas a ser el dueño de la segunda unidad”. Parece que va a ser una situación similar a la que pasó estos dos años en Denver, de pelear con el segundo base, de ganarme mis minutos. Entonces, dentro de esa oportunidad, tomar la mejor decisión.
- ¿Cómo terminó la relación con Denver?
- Bien, me trataron de primera siempre. Más allá de que siempre no jugué mucho, estuve en comunicación con el entrenador o con el director deportivo, con mis compañeros. Con todo lo que rodea al club. Siempre me dijeron “vamos a probar alternativas a ver cómo funciona el equipo”. Sabíamos que con la segunda unidad no estábamos jugando muy bien, que no era muy regular y que nos hacía falta puntos. Sabía que había detrás un jugador que quizá podía dar esos puntos, que era Hyland, entonces lo tomé con más naturaleza. La bronca era más por no jugar, pero ya en un punto, quería poner la energía en las cosas que yo podía controlar que era entrenar, ayudar a los que estaban adentro de la cancha, brindar mi experiencia desde el banco, en los entrenamientos, en lo que sea. Entonces, pensarlo y vivirlo de esa manera lo hizo todo más llevadero.
- ¿Cómo fue transitar ese momento que pasaste de jugar a no hacerlo y convivir con eso cuando llegabas a tu casa con tu familia?
- Lo tomaba con naturaleza, medio que fluía todo. Al principio sí era “qué ganas de jugar que tengo”, lo hablaba con mi familia, pero después, desde el primer día, el primer año que llegué ahí, sabía cómo era. Sabía cómo era el negocio de la NBA, que un día podés estar jugando 40 minutos, ser muy protagonista, y al otro no jugar. Un poco sabés cómo son las reglas. Y obviamente, al principio, cuando las reglas fueron lo opuesto, costaba un poco acostumbrarme a no jugar, pero después pasé a controlar las cosas que yo podía: estar de buen humor y cuando el entrenador dijera mi nombre en cualquier momento del partido, estar listo, tanto mental como físicamente.
- ¿Es la NBA o la NBA, o hay una ventana abierta para un regreso a Europa?
- Mi deseo es mantenerme en la NBA, pero tampoco obsesionarme, ¿no? Si no hay ofertas que me convenzan o no hay un rol claro o ese tipo de cosas, no me voy a poner terco en ese sentido. Analizaré la situación junto con mi familia y mis agentes y tomaré la decisión correcta con todo el paquete. No sólo el sueño de estar en la NBA y mantenerme, sino muchas cosas más.
- ¿La familia disfrutó estos años viviendo en Estados Unidos y en una comunidad como Denver?
- Sí, aparte la ciudad era muy linda. Muchas cosas para hacer. No era muy grande, tampoco súper chiquita. Se vivía muy bien, una comunidad latina muy buena, muy grande. Obviamente, la cultura y el idioma eran totalmente diferentes a lo acostumbrado, pero con mi familia somos de adaptarnos rápido. Entonces, en lo personal, nos cerramos mucho entre nosotros, pero a su vez nos adaptamos a lo que nos rodeaba. Así que nos divertimos mucho.
- ¿Qué aprovechaste estos días en Córdoba?
- Familia, amigos. Estar ahí. Ya el hecho de saber que estoy en Córdoba, tiene un gusto diferente, un sabor diferente. Nunca tuve tantas vacaciones como las que tuve hasta ahora. En esta época generalmente estaba jugando. Intenté planearlo lo mejor posible y a la misma vez entrenar. Entonces, un mes antes que terminara la temporada, dije “voy a intentar proyectar, imaginar cómo va a ser mi estadía en Córdoba semana a semana”. Traer preparador físico, entrenador, que me puedan mantener a punto. Entonces, creo que salió bien, me gustó mucho cómo lo planeé. Me divertí mucho entrenando también, poniendo mis propios horarios, yendo a entrenar con música, súper divertido, y la verdad es que aprendí mucho. Ahora me estoy dando cuenta de que entrenar solo es súper difícil. Estas vacaciones me ayudaron a conocerme en ese aspecto.
- ¿Qué situaciones puntuales trabajaste con el entrenador de técnica y de tiro?
- Con Mariano (Sánchez, experto en entrenamiento técnico), él veía mucho mis videos, analizaba los puntos a favor y en contra que tenía en distintos tipos de situaciones de juego, ya sea de uno a cinco cambios. Por ejemplo, que allá hay mucho cambio de chico a grande, entonces cuando me quedaba con el grande, saber cómo y tener herramientas para atacar al grande y generar una ventaja con las herramientas que él me daba. Pulir las qué tenía, agregar cosas nuevas para probar y ver sensaciones. Me ayudó mucho a mantenerme en forma y para agregarle armas a mi juego ofensivo. Y con el tema de tiro, fue una guía. Tener buenos hábitos para tomar el tiro correcto, y no haber aprendido esos malos hábitos, detalles. No es que me cambió el tiro, son pequeños detalles que me ayudaron a saber que voy por el camino correcto y a partir de ahí, repetición, repetición y repetición. También el preparador físico, que lo tuve en Murcia, y súper contento por cómo trabajamos todos.
- ¿Qué fue lo que más te sorprendió del mundo NBA?
- Lo que más me sorprendió, que era algo que no me lo esperaba, es que no tenés margen para relajarte. Personal, no como equipo. Era como decir “estoy jugando ahora, pero esto se puede terminar de un día para el otro”. Puede venir otro y jugar mucho mejor, puedo tener una mala racha y que venga el otro y lo haga mejor, y dejar de jugar, que de hecho pasaba. Eso fue lo que me sorprendió, y lo que me gustó, a la misma vez, porque estás siempre alerta.
- Nada está asegurado
- Nunca, nunca. Salvo que quizás estés entre los cinco titulares o estés entre los tres jugadores de la franquicia, no hay nada asegurado. Por ejemplo, la incertidumbre de los traspasos o el día a día, que tengo que estar agresivo siempre, con el dedo en el gatillo siempre porque en cualquier momento podés salir del banco. Lo disfrutaba, porque era una sensación que no me pasó nunca, pero también me mantenía alerta.
- En los cambios que tuviste en estos últimos años, seguro el más importante fue ser padre. ¿Cómo transitás la paternidad?
- Muy bien, pasó todo a un segundo plano. Lo externo, la verdad. A ver, no a un segundo plano porque tal vez queda como que no importa. Importa, pero desde otro punto de vista. Aprendí mucho a no llevar mis problemas, o malos humores, mis fastidios, mis trabadas a casa. No se lo merecían, tanto Consu como Sara que yo llegue a casa y siga metiéndole en la cabeza a un tema X que me esté trabando. Entonces, me hizo cambiar el chip un poco, terminó el partido, se queda todo en el vestuario. Entro a mi casa y es otra cosa. De hecho, no miramos nunca básquet. También, me parecía un poco injusto que estamos 24x7 con el básquet y llegue y ponga un partido de la NBA. Me hizo, nos hizo crecer a mi y a Consu mucho como personas y lo disfrutamos todo el día.
- ¿Qué es lo que más disfrutás con Sara y cómo es tu relación con ella?
- Estar ahí con ella, aprender a ser padre, ¿no? Nunca me imaginé...
- ¿Había planeado cuando eras chico alguna vez ser papá?
- Sí, habré dicho que me gustaría ser padre, pero nadie te enseña, viste. Sólo la crianza con mis viejos. Ahí, ver las cosas que me gustaban y aplicarlas con Sara. Estar con ella, pasar tiempo. Estar en la NBA requiere estar mucho tiempo afuera, tal vez viajás dos semanas enteras, y quizá no la veía. Entonces ya desde el segundo día o tercer día decía ‘faltan los ruidos de Sara’, viste. El caos, el quilombo. Que es un caos lindo, entonces, me gusta estar. Salir, pasar tiempo con la familia, jugar. Tenemos una habitación para ella con juegos.
- ¿Cómo le podrías explicar a la gente por qué elegiste un “ayuno intermitente” para tu alimentación?
- A ver, lo primero es que hay que ver un nutricionista. No es que yo dije “voy a hacer un ayuno intermitente” y lo agarré por mi cuenta jeje. En el 2012, en mi primera experiencia olímpica con la Selección con la nutricionista. Yolanda, se llama. Ese fue mi primer contacto y después volví a Peñarol y hacía todos los malos hábitos. Me costaba mucho mantener una buena alimentación durante todo un año, porque me crié de otra manera y me costaba hacer el cambio ese. Me han hablado muchas veces, Luis en la habitación, Manu, que es un punto muy importante para un profesional. Que no es solamente tener horarios para jugar al básquet, tenés que ver lo que está detrás, y bueno, cuando me fui para Madrid, la conocí a ella y empecé a meterle más de lleno. En mi segundo año en Murcia, con Consu, dijimos, “Yo quiero volver al Madrid, un cambio tenemos que hacer, porque así como estoy algo tenemos que mejorar”. Entonces, hicimos un cambio. Tuvimos una reunión con Yolanda, y tiramos todo lo que teníamos en la heladera, todo. Paulo Maccari, que es nuestro kinesiólogo, nos ayudó mucho también, vino ese día. Un 28 de febrero, imaginate que me acuerdo la fecha, vino hasta mi casa y me dijo: “Si me hacés venir hasta tu casa en Murcia, haceme caso, sino no vengo más”. Sacamos toda la comida, lo que pensábamos que no íbamos a usar y empezamos de cero. En lo personal me ayudó mucho, porque empecé a tener más energía, a dormir mejor, por ende quería gastar esa energía entrenando más, en el gimnasio y demás, entonces mejoró mucho la calidad de vida y mi rendimiento. Al final, cuando uno hace las cosas bien afuera, se refleja muchas veces dentro de la cancha. Es así: me levanto y entreno. O sea, mi primera comida del día es después del entrenamiento, al mediodía, y la segunda es a la noche. Tampoco meriendo, hago dos comidas por día, con la ventana de ayuno más grande desde que me duermo hasta el mediodía, y después la otra más corta de seis horas.
- ¿Y cómo es el volumen de la comida?
- Te acostumbrás. Al final, empezás a escuchar tu cuerpo y ves hasta tu cuerpo cuando estás lleno. Hay veces que sí, soy capaz de comerme, pero intento tomar mucha agua. Hay veces que digo “Qué hambre que tengo” y con un vaso de agua la calmo un poquito. Es más psicológico que realmente hambre, entonces empiezo a tomar agua y comer despacio, tranquilo, no es que como tres platos. Como lo que comía antes, y me siento muy bien. La verdad, lo que me cambió…
- Arrancó un nuevo proceso de la selección y me imagino lo difícil que debe ser no verlo a Luis (Scola) caminando por la concentración, en el vestuario…
- Habitación, lo tuve el último año. Es súper extraño. Muy raro. La presencia de él, hasta sin decir nada, nos hacía mejor a todos en el día a día. Aprendíamos constantemente con él, y no tenerlo, creo que nos hace a nosotros los más jóvenes, o los que venimos ahora por edad, a dar ese salto de nivelar, de poner nuestra experiencia, nuestra capitanía, por así decirlo, porque sea el capitán yo, Nico, Lapro, Marcos Delía, Pato, cada uno en su posición poder liderar al equipo, que es lo que necesitamos ahora. Y creo que Luis era especial, en ese aspecto nos dio muchas herramientas para hacerlo.
- ¿Cómo te sentís en esta etapa como líder? Antes tenías tu lugar, pero ahora está implícito
- Me llevo bien. Quizá ser el capitán, por lo que dijo Néstor (García), la verdad me pone muy contento; es una presión y una responsabilidad, pero una linda responsabilidad. Creo que necesitamos de cada uno, de la experiencia de cada uno. Al final, la Selección es de todos y siempre lo tuvimos en claro eso. Venimos acá a ceder parte de nuestro juego, a dejar las vacaciones con nuestras familias para crear una identidad. Personalmente, intento desde mi experiencia, de la experiencia con otros capitanes que tuve, con otros líderes que tuve, tratar de copiar las cosas buenas que viví y ponerlo en práctica acá. No soy de hablar mucho.
- Sos el famoso líder silencioso...
- No soy muy bueno hablando, creo. Cuando hay mucha gente, me pone un poquito nervioso y quizá lo practico antes, pero después me termina saliendo cualquier otra cosa.
- ¿En serio lo practicás?
- Sí, sí. Cuando tengo que hablar algo, empiezo a hablar dentro mío qué es lo que tengo que decir. Un poco de memoria para tener, más o menos, algunos puntos donde quiero ir o que quiero tocar. Pero después me trabo, me pongo nervioso o me olvido. Entonces, me gusta más dar el ejemplo desde el trabajo, desde el profesionalismo, eso también me exige ser más estricto conmigo mismo para que los jóvenes puedan ver cómo se trabajó siempre. Es un desafío muy grande para todos y creo que eso nos va a hacer mejor equipo.
- ¿Cómo ves a los jóvenes o a los que todavía no tienen esta cultura de la Selección y se incorporaron de la mano de Néstor García?
- Muy bien, porque están como abiertos a aprender. Obviamente, con esa inconsciencia joven que los caracteriza, que la he tenido, y que es muy divertido verlo. Pero que al final es una virtud para ellos también, porque disfrutan mucho estar acá, tienen muchas ganas de venir y aprender. Escuchan a Pablo (kinesiólogo), cómo comemos, cómo prevenir lesiones, cómo trabajamos en el gimnasio. Con el proceso es súper fácil meterse en la dinámica. Entrás por inercia, prácticamente, se disfruta mucho ver las ganas que tienen. Dan mucha energía y nos ponen el listón alto para no aflojar. Así que esa combinación de experiencia, juventud… También creo que somos todos jóvenes, porque no me considero que tampoco tengo 40 años, pero la verdad de ese mix de los que vienen nuevos, de Carlos (Delfino), de nosotros, es un buen mix para afrontar partidos, entrenamientos y torneos.
- Carlos (Delfino) no quiere dejar la Selección, ¿no?
- Mejor, mejor para nosotros. Es un lujo tenerlo. Tanto como jugador y como líder, con la experiencia que tiene. Un poco es como lo de Luis. Estuvo siempre. Es parte de la Generación Dorada. Todos los tenemos que aprovechar, entrenadores, asistentes, tenemos que ser una esponja con él, porque no hace falta que te hable para que te sume.
EL PING PONG DE FACU CAMPAZZO
- ¿Qué jugador fue el que más te sorprendió de la NBA?
- Bueno, te voy a decir dos. Quizá uno que no es tan comercial, por así decirlo, digamos. Middleton, es como un asesino silencioso. Está siempre ahí, tranquilito, callado, pero después te castiga por todos lados. Tiene talento para anotar. No lo tenía muy visto, no lo había seguido mucho cuando estaba en Europa y cuando lo vi la primera vez me gustó mucho su manera de jugar. Y bueno, después, Stephen Curry. Lo sufrimos en estos playoffs ahora, en estos dos años… Muchas veces es frustrante saber que vos vas a entrar y te va a hacer veintipico de puntos, 30 puntos, ¿no? Entonces, ya arrancás perdiendo un poco, ¿no? Sabés que te va a meter puntos, pero es un desafío grande. En mi cabeza era, “bueno, cómo quiero que él meta los puntos” y al final los termina metiendo cómo él quiere, pero intentaba competir, medirme. La verdad es que nos mataba a goles, pero me divertía mucho, aprendía mucho jugando contra él.
- ¿Con quién recordás tu mejor trash talk (diálogo basura)?
- De los que me acuerdo ahora, con Draymond Green. Justo con uno de los tres mejores de Golden State. Y me acuerdo que me decía “pará de defenderlo así, Facu, porque te va a meter 50″. Fue un trash talking sutil, pero al hueso, como diciendo “Si lo seguís defendiendo así, te va a meter 50. Yo te diría que cambies de táctica”. Justo un compañero me decía “no lo escuchés, seguí defendiéndolo que lo estás haciendo muy bien”. Pero ese fue sutil, y después otros que te hablan y te dicen “no me podés defender” o te hacen señas de que sos bajito. Parte de la cultura americana, a veces te hace enojar un poquito, pero ellos conviven con eso y te terminá acostumbrando. Yo no lo haría, porque no me sale, y es mucha presión, ¿no? Querer hablarle algo mal y después tenés que meterla. Y si le errás también quedás medio raro. Yo no lo hago.
- ¿Cuánto mejoraste tu inglés? Si le damos una puntuación de 0 a 10, cuánto tenías cuando llegaste y cuánto ahora
- Cuando llegué, pensé que era un 7, 8, pero era un 2, 3 o 4. Al final, una vez que estás ahí, me di cuenta de que necesitaba más. Y terminé con un 6, un 6. Yo le preguntaba a los kinesiólogos, preparadores físicos si mejoré y ellos me decían “estás en un 8″, pero me respondían cosas que yo quería escuchar. Un 6, 6 y medio, bastante digno.
- Te llaman para jugar un partido de leyendas y sos el primero en elegir: ¿Jordan, Kobe, LeBron o Curry?
- Jordan. Porque es Jordan. Es como que hay más mística en Jordan, más curiosidad, porque en esa época no había redes sociales, no había Instagram. Cómo vivía. No se sabía cómo hacía para ser la calidad de jugador que es. Cómo trabajaba. Y ahora, con las redes, yo estando en la NBA, lo veo constantemente a LeBron y en Curry, he jugado contra Kobe. Pero como que me da más intriga saber cómo es. Y lo elegiría a Jordan.
- ¿Te ves usando la 7 en la próxima temporada de la NBA?
- Si está usada, no, si la tiene otro compañero. Yo la quiero usar.
- ¿Estás revisando qué franquicia tiene libre la N° 7?
- No, no, no. No me preocupa, no me preocupa. Me ha pasado en el Madrid un año que he usado la 11 cuando Doncic tenía la 7. Me gustaría, pero si no está elegiría otro número.
- ¿A quiénes tenés en el buscador de Instagram?
- ¿Puedo ver?
- Sí, obvio.
- Me dio intriga. Me agarró curiosidad. Lo tengo a Julián Álvarez, no sé por qué. A Toscano (mexicano, reciente campeón de la NBA con Golden State Warriors) y a Franco Baralle (compañero en la selección argentina).
- ¿Cómo lo ves a Franco?
- Bien, bien. Me gustó, es muy picante. Disfruté verlo jugar ahora en las finales. Y me acuerdo de estar en Instituto, no lo había visto jugar mucho, y cuando lo vi jugar ahí, hacerse dueño del equipo y demás, me dieron unas ganas de entrenar tremendas. No sé por qué, pero dije “mañana me voy a entrenar a morir” Es como que me motivó. Y tenerlo ahora, en el día a día, es un jugador muy talentoso, disfruto mucho jugar con él, aprendo de jugar con él. Me pone muy contento verlo acá.
- ¿Quiénes son tus frecuentes en el Whatsapp?
- Mis frecuentes son Consu (su esposa), Germán Beder (amigo y jefe de prensa)... Ahora te ponen tres frecuentes, no cinco. Y el preparador físico de Murcia (con el que estuvo trabajando en Córdoba). Mi mamá debe estar contenta con esto.
- ¿Y tu hermano?
- También debe estar contento. Pero si tengo que elegir los cinco frecuentes, son esos.
Producción audiovisual: Lihueel Althabe
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