El otro impacto de La Mano de Dios: los profundos cambios reglamentarios que impulsó la emblemática picardía de Maradona ante Inglaterra

El gol con la mano de Diego por los cuartos de final del Mundial de México 1986, sumado a la “atajada” del propio astro ante Unión Soviética en Italia 90, sacudieron las entrañas de la Internacional Board, que aceptó modificaciones para achicar el margen de error de los árbitros

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Una foto inmortal: el momento
Una foto inmortal: el momento en el que el puño izquierdo burla la salida de Shilton y también engaña la vista del árbitro. Ser convertirá en el 1-0 de Argentina ante Inglaterra en México 86

Han habido pocos encuentros en la historia de las Copas Mundiales que dejaron un impacto tan trascendente como los protagonizados por Argentina e Inglaterra en los cuartos de final de México 86 y, en menor medida, el duelo entre la Albiceleste y la Unión Soviética en Italia 90.

¿Culpables? Un argentino, el que maravilló al mundo por su magia. Diego Maradona, un fenómeno sobrenatural, nos dejó recuerdos imborrables como el segundo gol a los ingleses, una genialidad considerada el mejor de la historia de las Copas del Mundo.

En ese encuentro hubo otro hecho que nos ofreció el capitán argentino, que tampoco pasó inadvertido. Nos referimos al primer gol, al que él denominó como “la Mano de Dios”, después de lanzar sigilosamente la pelota con el puño por encima del portero inglés Peter Shilton.

Maradona tomó el balón fuera del área y con la pierna izquierda se lo pasó, entre varios defensas ingleses, a su compañero Jorge Valdano, quien fue interceptado por Steve Hodge. Por la dinámica de la jugada, Maradona habría quedado en fuera de juego, pero por venir el balón de un contrario quedó correctamente habilitado.

Ya dentro del área y con la pelota cayendo, Maradona fue en su búsqueda a la par del portero Peter Shilton, 20 centímetros más alto que él. El guardameta saltó con su mano derecha, al mismo tiempo que Maradona lo hizo con el brazo izquierdo extendido. El puño del argentino, cercano a su cabeza, golpeó antes el balón, que ingresó a la meta.

Él árbitro tunecino Ali Bin Nasser no pudo observar la infracción desde su posición y los que lo asistían sobre las líneas (el costarricense Berny Ulloa y el búlgaro Bogdán Dochev), siguiendo las directrices del juez principal, “no debían participar” si no se les preguntaba.

En una entrevista realizada tres años antes de su muerte, Dochev aseguró que las reglas de la FIFA en ese entonces dictaban que solo debía ofrecer su veredicto si el árbitro se lo pedía directamente: “El árbitro incluso admitió el gol antes de mirarme para chequear la situación. Nunca tuvimos comunicación, Bin Nasser solo sabía su idioma nativo”.

Luego vendría el Mundial de Italia 90 y otra jugada de Maradona marcaría un hito arbitral. En la victoria de Argentina contra Unión Soviética, en el estadio de San Paolo, Diego impidió un gol con el brazo, emulando lo realizado en 1986 con la “La Mano de Dios”. El entrenador soviético Lobanowsky llegó a opinar al final del encuentro que “el mundo del fútbol y los árbitros ven a Maradona como una Venus de Milo sin los dos brazos”.

“La Mano de Dios” y su hermana menor cumplieron un rol fundamental para que FIFA diera un nuevo ordenamiento a las reglas. La IFAB (International Football Association Board), que con su mentalidad conservadora no permitía cambios de fondo, al tiempo que sus miembros se nominaban como ”los guardianes de las reglas del juego”, debió compartir el proceso de modificaciones reglamentarias junto con la FIFA.

Fue ante la Unión Soviética en el Mundial de Italia 90

¿Qué modificaciones produjo la FIFA? Obligó a replantear en la Comisión de Árbitros y en la IFAB cambios en cuanto al profesionalismo. Pasaron de darles a los jueces un simple viatico por su participación respaldándose en el honor de formar parte de la gran cita, a una retribución acorde a semejante responsabilidad, dándole otro marco a la tarea.

Además, se creó un nuevo protocolo que hoy se cita como “Directrices prácticas para los miembros arbitrales”. A la autoridad de un partido de fútbol se le enseñó a transitar y posicionarse en el campo de juego de una manera totalmente contraria a lo que se pensaba durante 100 años. Con balón en juego y detenido, se lo encaminó al trabajo en equipo para potenciar su tarea.

Se reglamentó que todos los árbitros/as aprendieran el idioma inglés como el oficial, para que no ocurrieran hechos como lo expresados por él línea búlgaro Dochev luego del gol del Diego ante Inglaterra. A los jueces de línea se les cambió el nombre por “árbitros asistentes”. Y pasaron a respaldar al juez principal en todo lo que ocurriera durante el juego, tanto en el plano técnico como disciplinario. La máxima pasó a ser: “Cuando 22 no quieren y uno no puede, quizá cuatro lo logren”.

¿El VAR qué nos hubiera dejado? Pasaron 28 años desde Italia 90 para que la tecnología llegara al fútbol, seguramente hoy las picardías maradonianas no pasarían sin tener el castigo reglamentario. En el gol a Inglaterra, por protocolo, cuando el juego se detuviera, al árbitro tunecino lo hubieran invitado a observar lo acontecido tras el comedido puñetazo de Pelusa por encima de Shilton, y hubiera anulado el gol. Además, sería causal de amonestación por conducta antideportiva.

Pero hasta en eso Diego fue un precursor. Nadie logro cambios tan profundos en las reglas como Maradona a partir de la inmortal “Mano de Dios” y la “atajada” frente a Rusia en el 90.

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