La tradición de buenos jugadores extranjeros en el básquet argentino se remonta a varias décadas atrás. Nombres como Wallace Bryant, Jerome Mincy, Byron Wilson, JJ Eubanks o Robert Battle marcaron la historia con grandes actuaciones. Más allá de los títulos o de los premios individuales, cada uno se tuvo que adaptar a vivir en un país con sus costumbres.
Ese fue el mismo proceso que tuvo que atravesar Devaunta Thomas, quien a principios de la reciente temporada fue contratado por Quimsa, uno de los candidatos para quedarse con la Liga Nacional de Básquet, que cayó en las finales ante Instituto de Córdoba. En Tulsa, una ciudad del estado de Oklahoma, creció con el amor de sus padres y por el deporte. Hoy, a los 27 años, acaba de disfrutar su paso por Argentina y de residir en Santiago del Estero.
“Disfruté mucho de mi estadía. La comunidad me recibió muy bien y ellos aman el básquet, así que fue grandioso”, le confesó Thomas a Infobae en una pausa durante las finales de la máxima competición. “Son difíciles. Muy competitivas”, agregó el escolta sobre el formato de la liga que coronó a los cordobeses como los nuevos campeones.
La historia marca que Devaunta se formó en una familia numerosa. “Mi vida en Estados Unidos fue muy familiar. Tengo 10 hermanos y siempre miramos mucho básquet”, expresó el hombre formado como jugador en la Universidad de Arkansas-Fort Smith, donde disputó cuatro temporadas de la NCAA2, la segunda división del mejor baloncesto universitario en los Estados Unidos.
Una vez que finalizó su etapa universitaria, el jugador de 1.95 metros no encontró su lugar y tomó la decisión de transformarse en un trotamundos de su disciplina. Así fue como llegó a Lituania para defender al Jonava Jonavos y tener su primera experiencia como profesional. “La vida en Lituania comparada con Argentina es totalmente diferente, el día y la noche. Aquí es grandioso”, analizó Thomas.
“Cuando era joven, mi objetivo era llegar a la NBA. Para eso trabajaba. Después, cuando empecé a viajar, me di cuenta que era lo que me gustaba. En el básquet internacional podés viajar, conocer gente nueva, diferentes culturas. Me encanta”, agregó quien terminó con un promedio de 17.1 puntos, 5.5 rebotes, 2.2 asistencias y 1.7 robos en 32.7 minutos por encuentro.
Cuando Devaunta habló de lo difícil que fue su excursión europea, se refirió a lo que tuvo que atravesar en su relación con los lituanos. “Ellos no están acostumbrados a las personas negras. Fue muy diferente. Todos querían tocarme el cabello, parecía que nunca habían visto a una persona de mi raza. Fue muy extraño y nada bueno”, recordó el estadounidense.
Después de su mala experiencia, Thomas tuvo un breve paso por Regatas Lima, en la liga peruana de básquet. Allí se consagró campeón y fue elegido como el más valioso hasta que apareció en su camino el Capitol de Montevideo, donde se desempeñó en las temporadas 2019/20, 2020/21 y 2021/22 de la Liga Nacional Uruguaya (LNU) con 21 puntos y 5 rebotes de promedio en 47 partidos. Fue el tercer mejor anotador del torneo, pero no pudo ayudar a que su equipo no fuera uno de los peores de la competición.
Pero hace un año, el escolta volvió a su país y participó de una Summer League, ese tipo de reuniones en los que se puede ver a jugadores que intentan que los observen los ojeadores de alguna franquicia al competir contra estrellas de la NBA. Así fue el caso para Devaunta, que protagonizó un duro enfrentamiento en un partido contra Trae Young, una de las figuras nacientes de la mejor liga de básquet del mundo.
“Sí, nos cruzamos en una liga de verano. Nos hablamos mal, pero fue un gran tiro el que logró. Es un jugador de 200 millones de dólares”, le dijo Thomas a Infobae sobre aquel encontronazo que el propio Young subió a sus redes sociales. El video sumó más de tres millones de reproducciones y se puede ver al base de los Atlanta Hawks decirle al escolta que viene de jugar en Argentina: “¿En qué liga juega este tipo?”. Al mismo tiempo, el extranjero de Quimsa intentó hacerle trash talk para distraerlo, pero Trae anotó un triple sobre la chicharra para ganar el juego.
Con rasgos de cara parecidos a los de Russell Westbook, que a su vez es su jugador favorito en la NBA, Thomas dio detalles de la comida que más disfrutó en su estadía en Santiago del Estero y de una costumbre que no le gustó. “Mate, no. No taste (sin sabor)”, contestó rápido al consultarle por la clásica infusión argentina.
“Me encantan las medialunas”, afirmó y se animó a decir “muy bien” en español. Otra de las comidas que ponderó fue el asado. Además, se declaró fanático de los videojuegos y de otra disciplina. “FIFA, Call of Duty. Y me gusta jugar mucho jugar al tenis”, añadió.
Antes de la despedida, Devaunta contestó una pregunta clave para cualquier deportista. ¿Qué hubiera sido de su vida si no se hubiese convertido en jugador de básquet? La respuesta puede llegar a sorprender, pero está íntimamente relacionada con sus estudios.
“Si no hubiera sido jugador, me hubiese gustado ser policía. Por eso fui a la universidad, de eso me recibí. Justicia criminal y psicología”, relató Thomas, que en ese momento recordó la reacción de su madre cuando le contó su deseo. “Le dije a mi mamá que quería ser policía y me dijo ‘¿Qué?’”.
La charla se terminó. Es hora para Devaunta de seguir con su rutina en medio de una definición que lo tuvo como gran protagonista pero que no le alcanzó para llevar a Quimsa al campeonato de la liga argentina. Antes de la despedida, dejó dos mensajes claros sobre lo que más valora y su futuro. “El básquet para mí es todo y sí, me gustaría quedarme en la Argentina”. Está todo dicho.
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