A 32 años de “La otra mano de Dios”, la atajada de Maradona que salvó a Argentina en Italia 90: por qué el árbitro no la vio y qué hubiera decidido el VAR

Sucedió en el duelo ante la Unión Soviética, tras la derrota frente a Camerún que le movió los cimientos al campeón defensor del título. Diego impidió con su brazo el tanto rival y la Albiceleste se terminó imponiendo por 2 a 0

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Fue ante la Unión Soviética en el Mundial de Italia 90

El 13 junio de 1990, Diego Maradona patentó la “otra mano de Dios”. No rompió las reglas para convertir un gol a Inglaterra, como en los cuartos de final de México 1986, donde se terminó consagrando. Se enfrentaban por el Grupo G Argentina y Unión Soviética en el Estadio de San Paolo, un encuentro en el que los europeos venían teniendo oportunidades para colocarse en ventaja y, con picardía, el Diez impidió un gol, en una acción que recibió menos prensa que su primera gran obra. Gracias a los tantos de Pedro Troglio y Jorge Burruchaga, la Albiceleste se impuso por 2 a 0, en un paso clave para que el equipo avanzara a octavos de final, en un certamen en el que accedería a la definición, en la que cayó por 1 a 0 con el discutido penal de Sensini a Völler que Brehme cambió por gol.

En el minuto 11, tras un tiro de esquina, el capitán Oleg Kusnetsov se anticipó a José Basualdo en el primer palo e impulsó la pelota hacia el gol. Pero Pelusa, emulando su accionar del Mundial de México, evitó la conquista con su brazo derecho. El árbitro de Suecia Erik Fredriksson, en vez de marcar la pena máxima, ordenó seguir la jugada pese a los reclamos del citado Kusnetsov y Oleg Protasov.

El entrenador soviético Valeri Lobanovsky llegó a opinar al final del encuentro: “El mundo del fútbol y los árbitros ven a Maradona como una Venus de Milo sin los dos brazos”. Ahora bien, yendo a lo estrictamente técnico, ¿por qué no vio Fredriksson la mano?

Eran tiempos en los que los árbitros tenían la obligación de tomar una posición distinta a la actual en el balón detenido, y no era la ideal para situaciones como la que sucedió. Tenían el compromiso de observar que el balón no se fuera del campo por la línea final, y el juez de línea (así se lo denominaba entonces) solo marcaba el fuera de juego y a quién le correspondía los saques de banda. El trabajo en equipo aparecería posteriormente.

A raíz de estas vicisitudes y de las picardías maradonianas en aquellos dos Mundiales, la FIFA decidió cambios radicales, como nominar a los guardianes de las bandas como árbitros asistentes y darles mayores responsabilidades. Además, le ordenó al juez principal pararse en otra ubicación para que pueda observar este tipo de transgresiones a las reglas del fútbol.

¿El VAR como lo hubiera asistido? Transcurrieron 28 años para que la tecnología llegara al fútbol, y seguramente las ocurrencias de Diego no pasarían sin tener el castigo reglamentario. Por protocolo, cuando el juego se hubiera detenido, lo hubieran invitado a Fredriksson a observar lo acontecido. Y el sueco hubiera sancionado el penal y expulsado a Maradona por evitar una ocasión manifiesta de gol.

Es bueno recordar que estos hitos del astro argentino no solo obligaron a cambios de directrices, de responsabilidades, sino que los árbitros que concurrían a los Mundiales solo por un viatico y el honor de representar a su país, lograron un mayor reconocimiento. Y llevaron a profesionalizar la actividad y comenzaron a tener una recompensa económica por su tarea.

“La mano de Dios” y su hermana menor de Italia 90 no solo le dieron logros deportivos a los argentinos, sino que obligaron a la Comisión de Árbitros del fútbol mundial a cambios que en el futuro serían fundamentales para el deporte.

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