Estatura de profesional (1,86), rostro de juvenil. Con el conjunto deportivo que lleva puesto durante la entrevista con Infobae, Julián Kadijevic bien podría perderse entre un grupo de adolescentes que salen de su clase de educación física. Pero la cosa cambia cuando se viste de arquero y se pone bajo los tres palos. Tiene apenas 18 años y un futuro prometedor. Se afianzó como titular en el arco del Club Comunicaciones, que acaba de ganar el Torneo Apertura de la B Metropolitana y quedó bien perfilado de cara al ascenso. Pero, además, este precoz golero que debutó el año pasado es seguido de cerca por Javier Mascherano para el seleccionado argentino Sub 20. Sus antecedentes familiares marcan que es el tercer eslabón de una dinastía de guardametas que comenzó con su abuelo Luis y su papá Maximiliano.
“Me describiría como un arquero suelto y tranquilo. Me gusta mucho el juego de pies, pero siempre digo que el arquero está para atajar y eso hago. Creo que mi principal virtud es la soltura”, se autoanaliza con acertada precisión el joven categoría 2004 que saltó a la Primera del Cartero con edad de Séptima División y -con una pandemia en medio- se ganó la titularidad desde que fue probado con 17 años. Su desenvolvimiento para defender la valla llama la atención casi tanto como su buen manejo de pelota. ¿La particularidad? Su técnica con el balón se debe a que anteriormente fue jugador de campo y hasta militó un año y medio siendo enganche en las infantiles de Boca Juniors.
Desde que nació, Julián mamó fútbol: desde salir de la mano como mascota en distintas canchas con su papá Maxi (pasó por Huracán, Defensa y Justicia y All Boys, entre otros) hasta nutrirse de conocimientos y experiencias los domingos al mediodía, asado de por medio, junto a su tío y su abuelo Luis, quien se desempeñó en San Lorenzo y Kalamata de Grecia y falleció a fines del año pasado.
Su club de toda la vida fue Don Bosco de Ramos Mejía, del que es oriundo otro ex arquero como Pablo Migliore. Jugó al baby, futsal y cancha de 11 hasta probarse en Boca, donde permaneció 18 meses entre Promocionales y el primer año de infantiles jugando con la número 10. De nuevo en el baby de su primer equipo, se acomodó en el arco por la falta de pretendientes: “La verdad me gustó y no había otro. No tuve mucha opción, aunque nadie en casa me dijo que tenía que atajar o ser futbolista. Elegí esto porque me gusta a mí”.
En 2018 se probó en Comu, ya como arquero definido, y su crecimiento fue vertiginoso. El cuerpo técnico de Marcelo Franchini le echó el ojo en Séptima y lo promovió con el aval del entrenador de arqueros Yago Vucetich. Con Martín Perelman de DT empezó a ir al banco y tuvo su estreno profesional en la última fecha del campeonato (2-2 contra San Miguel). Luego fue titular en el Torneo Complemento que clasificó a Comunicaciones a la siguiente edición de la Copa Argentina y allí tuvo su actuación consagratoria en una definición por penales contra Cañuelas.
“Acá en el fútbol argentino Franco Armani me parece muy buen arquero y lo mismo Agustín Rossi. Me gusta mucho la pegada de Gonzalo Marinelli. Voy mirando cositas de cada uno. A nivel europeo el que más me gusta es Ter Stegen porque tiene una tranquilidad en el arco... Me encanta cómo se maneja. Y otro es Ederson, del Manchester City”, confiesa Kadijevic, que a nivel Selección sintió un antes y un después con la aparición del Dibu Martínez: “Me marcó por la personalidad que impone, lo que está haciendo es admirable”.
Se ilusiona con dar el salto a un club de Primera o del exterior, donde asegura que no negociará el profesionalismo y sacrificio diario que lo llevó a estar donde está. Y tiene una liga predilecta: “La más competitiva y a la que me gustaría ir es la Premier. Es la top, está el Dibu y tienta, pero mantengo la tranquilidad”. El pilar a su favor para no despegar los pies de la tierra es su papá Maxi, quien lo aconseja a cada paso: “Me dice que disfrute todo, que absorba todas las experiencias porque el fútbol, lo que amamos, en un momento se termina y se extraña”.
Se entrena en el club por la mañana y ejercita por la tarde de forma particular en un gimnasio cercano a su hogar (alterna entre la casa de su papá y su mamá, ya que aún no se independizó). Dos veces por semana estudia inglés, uno de los requisitos que implementó Mascherano en el reglamento para los convocados al Sub 20. “Me siento parecido dentro y fuera de la cancha”, dice quien se animó a hallar semejanzas con su padre en el arco, pese a no haberlo visto tantos partidos en vivo: “Él tenía una personalidad fuerte, yo creo ser más tranquilo. El juego con los pies puede ser otra diferencia. Somos similares en que nos gusta siempre salir a buscar centros”.
Finalizó los estudios secundarios el año pasado y no reniega por haber relegado cosas con tal de hacerse un nombre en el mundo del fútbol: “Mis compañeros se fueron de viaje de egresados y yo no pude ir, pero son cosas que decidí dejar de lado porque estoy haciendo lo que me gusta. De la escuela tengo lindos recuerdos y pude compartir muchos momentos con muchos de mis mejores amigos”.
“Mis compañeros siempre me ayudaron y dieron confianza, en la mala y en la buena. Los referentes nos dan tranquilidad a los más chicos y nos apuntalan para lo que sea. Si hay algún error, nos tiran para adelante y nos piden que hablemos cuando lo necesitemos”, valora la joya de la cantera de la entidad de Agronomía.
El equipo conducido por Germán Cavalieri se quedó con el Torneo Apertura y se acreditó la chance de disputar las semifinales por el ascenso. Si gana el Clausura, subirá a la Primera Nacional de forma directa. “Fuimos justos ganadores, estuvimos casi todo el torneo primeros y en juego superamos a muchos rivales. Hay buenas formas, buenos jugadores y un excelente grupo humano: esas csoas siempre traen recompensas. Cumplimos el primer objetivo del año y ahora queremos terminar todo en el Clausura. Estamos motivados y vamos por eso, no debemos volvernos locos porque hay material”, fue el balance de lo que hizo Comunicaciones en la primera etapa del certamen.
ARQUERO DE SELECCIÓN
En un amistoso de pretemporada con Comunicaciones fue que se enteró de que un emisario de las juveniles albicelestes había ido haberlo. Fue el nacimiento de su ilusión. Una catarata de notificaciones en su celular le confirmaron la citación oficial: “Fue un momento de alegría pura, un momento hermoso”. Muchos experimentados futbolistas cuentan que tardaron en tomar dimensión de sus respectivas carreras. Kadijevic lo vive intensamente en el inicio de su trayectoria profesional: “Me doy cuenta dónde estoy y lo valoro mucho. Sé que tengo corta edad y estoy logrando cosas buenas. Todavía me estoy formando tanto en el fútbol como en la vida y quiero ir por mucho más”.
Mascherano se inclinó por Francisco Gómez (Racing) y Valentino Quintero (Rosario Central) como arqueros para el Torneo Internacional que el Sub 20 argentino disputa en Toulón, pero el 1 de Comu no se desespera y trabaja para tener oportunidades en el futuro. “El predio de AFA debe ser uno de los mejores lugares para entrenar. Los vestuarios, el canasto con tu ropa, las canchas, todo. Una vez que estás ahí, no te querés ir más. Es hermoso, aunque en Comu hay una estructura buenísima por ser un club de Ascenso. Está en crecimiento y se notan los resultados deportivos”, compara.
Durante una de sus convocatorias para practicar con el conjunto nacional, compartió prácticas con Franco Armani, Gerónimo Rulli y Juan Musso: “Son unos grandes por la humildad que tienen y cómo son como profesionales”. Y más allá de haber disfrutado de la compañía de sus colegas, el quiebre de su estadía en Ezeiza lo produjo Lionel Messi: “Concentramos toda la semana justo cuando estaba la Mayor. Estuvimos en edificios diferentes, pero entrenábamos en la cancha de al lado y un día, después de la práctica, Leo se acercó adonde estábamos y se sacó una foto con cada uno. Fue increíble. Estar ahí, darle la mano y sacarse una foto es algo que no olvidaré nunca”.
¿El anhelo mundialista? A flor de piel. Por una cuestión generacional, será difícil que llegue a compartir cancha y vestuario con Messi, al que alentó en el partido inaugural del Mundial de Brasil 2014 ante Bosnia y Herzegovina en el Maracaná de Río de Janeiro desde la tribuna, pero el defender a la Albiceleste en una Copa del Mundo es el máximo objetivo que persigue: “El sueño está, ojalá algún día se me dé. Pero para eso hay que tener los pies sobre la tierra, esforzarse y ser profesional”. Su base mental está bien direccionada.
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