En Pujato nada queda lejos. “Es una familia grande, nos conocemos todos”, dice el entrevistado, que vive a apenas unas cuadras del predio del Club Sportivo Matienzo, donde se crió futbolísticamente Lionel Scaloni. Accede de inmediato al encuentro y se acerca para hablar con Infobae sobre los inicios del entrenador de la selección argentina, al que dirigió en un torneo regional. Pablo Alberto Juárez, alias Beto, es el hermano de aquel talentoso delantero llamado Miguel Ángel que brilló y fue campeón en la década del 80 con Ferro Carril Oeste. Él también se vinculó al fútbol y honró el apellido en el pueblo de las inmediaciones de Rosario. De hecho actualmente dirige a Tiro Federal, equipo que supo estar en la Primera División del fútbol argentino y hoy milita en la B de la Liga Rosarina.
Entre tantos pibes que descubrió y formó, se encuentra Lionel Sebastián Scaloni, al que dirigió en dupla técnica con Chiche (Ángel, padre de Lio) en el reconocido Mundialito de Arteaga cuando tenía 12 años. La competición se llevó a cabo en el año 1991 y fue apadrinada por Carlos Salvador Bilardo, quien asistió a la inauguración. Sportivo Matienzo, con la conducción técnica de la dupla Juárez-Scaloni, llegó hasta los cuartos de final: allí cayó 1-0 con Gimnasia y Tiro de Salta, que perdería la final contra Racing de Córdoba.
“Uno vivió la trayectoria de Leo de chico, en el fútbol infantil de Matienzo, después en Juan XXIII y Newell’s. Matienzo tenía un equipazo; Leo era el Simeone del equipo. Tenía toda la picardía dentro y fuera de la cancha. Iba al colegio con mi hija y era bastante sabandija, por decirlo en criollo. Eso le sirvió muchísimo para el fútbol. Era un chico atrevido, despierto. El fútbol tiene muchas materias y el tema del atrevimiento y temperamento es muy importante también. Es un pibe que se ponía el equipo al hombro e iba para adelante”, recuerda Beto, que aclara que a Lionel lo enfrentó -y sufrió- más veces de las que lo dirigió, siendo DT de Atlético Pujato, acérrimo rival del verdiblanco.
Sobre aquel partido contra los salteños, Juárez desempolva su memoria y repasa: “Leo insinuó mucho y fue para adelante contra todo el mundo. Ya se notaban sus características de empuje, de empeño. Jugaba de 8, pero era de esos jugadores que hacen diferencia en cualquier lugar de la cancha”. A principios de 2022, Scaloni se hizo presente en el Mundialito de Arteaga para ver jugar a uno de sus hijos. Su ex entrenador hoy por hoy compite con el Selectivo Beto Juárez, pero en su prontuario figura una conquista de punta a punta con Matienzo, en el año 2000, con la categoría 87 de Fito Rinaudo y Damián Musto. Bajo su tutela pasó otro nombre de selección: Javier Mascherano.
“Tener a un entrenador de la Selección en un pueblito que no llega a 4 mil habitantes es lo máximo”, se enorgullece. Aunque Pujato también puede sacar pecho por haber lucido en sus filas a jugadores de la talla del Kily González, Lucas Bernardi, Diego Crosa, Daniel Fagiani y Leonardo Biagini. Tal es la obsesión por el fútbol de Juárez que ni de vacaciones, compartiendo mates con su esposa, aparta los ojos de una carpeta en la que repasa nombres de jugadores, entrenamientos, sistemas tácticos y más. En su televisión sintoniza partidos hasta de madrugada. Y refunfuña porque los pibes de hoy se inclinan por los videojuegos u otras actividades: “Antes lo único que había era una pelota, ahora hay muchísimas alternativas y el fútbol es secundario”.
EL LIONEL SCALONI DT
“Hay muchos jugadores que dentro de la cancha pueden ser muy temperamentales, pero después eso no les sirve para ser técnico. Quieren imponer esa característica y no les sirve. Yo no vi en su momento que Leo podía llegar a ser entrenador, no me di cuenta”, confiesa Beto, que no duda ni de las condiciones de Scaloni para manejar el grupo ni tampoco de la fortuna que imanta para los éxitos deportivos.
A los supersticiosos, antimufas y cabuleros les tira encima una pila de experiencia futbolera y no duda en vaticinar: “Para mí juega la final del Mundial de Qatar. Este pibe está tocado”. Y va por más: “Cuando juegue algún partido importante, al rival le van a faltar tres o cuatro jugadores por alguna razón porque Leo está tocado”.
Que Lionel Scaloni haya sido ferozmente criticado por parte de la prensa tras su designación como técnico de la Selección, luego de haber sido colaborador de Jorge Sampaoli en la Copa del Mundo de Rusia 2018, fue motivación para defenderlo a capa y espada: “Los canales preguntaban que de dónde venía, que por qué iban a poner a alguien que no dirigió nada... Podía sonar lógico, pero el Leo se las rebuscó y demostró que puede”.
LA ÚLTIMA CHARLA CON “LEO” Y UN DESEO
Montado en una bicicleta, tal como acostumbra moverse por Pujato, Lionel Scaloni apareció de imprevisto en el club y se cruzó con su ex entrenador, que preparaba a su equipo para el Mundialito de Arteaga. El Gringo lo saludó y juntos recordaron aquella campaña del 91. Beto jamás se animó a pedirle indumentaria de laSselección ni alguno de los clubes en los que jugó. Ni siquiera conserva alguna camiseta de su hermano Miguel Ángel. Solamente atesora una del Barcelona que le obsequió Mascherano y otra de Gimnasia y Esgrima La Plata que le regaló Rinaudo. “Todo el mundo se acerca, le pide y se saca fotos. Él quería ver jugar a su hijo tranquilo, así que no me extendí mucho”, asegura.
Pero el congreso de entrenadores ameritaba cotejar opiniones sobre la actualidad de la Albiceleste, antes de la conquista de la Finalissima ante Italia: “Me encanta la Selección, me encanta su ritmo. Leo me dijo que la vara está muy alta y es difícil seguir de esa manera, aunque no imposible porque están dando todo. Hizo un buen recambio, tiene buenos jugadores. Me gustan Exequiel Palacios y Nicolás González. El Papu Gómez hace su trabajo cuando entra, los Correa (Ángel y Joaquín), también. El fútbol es un trabajo. Mascherano dijo una vez que no lo disfrutaba, porque hay que entenderlo así. Hay que respetar un sistema táctico; el que no entiende eso hoy, no va. Es físico, técnico, táctico y talento, además de otras cualidades como el temperamento y atrevimiento”.
Las cámaras de televisión, revistas o sitios web no visitan asiduamente al pueblo natal de Scaloni, que en el último tiempo volvió a sus pagos más de lo habitual para acompañar a sus padres, que requieren atención. Es por esto que Beto Juárez no desaprovecha la ocasión, mira la lente y le envía un mensaje a la distancia: “Acá, en Pujato, te deseamos lo mejor. Te veo en la final de Qatar, no sé contra quién, que sea contra cualquiera, pero en la final. Leo, sabés que Pujato es muy futbolero y vamos a estar al tanto de todo lo que te pase. Lo mejor para vos y tus padres”.
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