El dramatismo que alcanzó la segunda semifinal de la Copa de la Liga Profesional tuvo su pico durante la definición por penales. Tigre tenía todo encaminado para convertirse en el rival de Boca Juniors para el partido culmine del estadio Mario Alberto Kempes gracias a la temprana expulsión de Gabriel Florentín y el gol de Alexis Castro. Sin embargo, Argentinos Juniors luchó durante gran parte del duelo con un futbolista menos y una genialidad de Gabriel Ávalos forzó que la llave se decida desde los doce pasos.
Una de las grandes sorpresas en el sorteo previo liderado por Andrés Merlos fue que Sebastián Prediger, capitán del Matador, eligió arrancar con Gonzalo Marinelli atajando. Dentro de las estadísticas que existen alrededor de las definiciones desde la pena máxima, se habla de una probabilidad matemática que explica por qué el que ejecuta primero normalmente es el que mayor porcentaje tiene de ganar. Aunque en un principio pareció una jugada maestra por parte del volante, hubo un malentendido en la conversación con el árbitro que lo llevó a tomar otro camino.
Fausto Vera ganó el primer lanzamiento de moneda y seleccionó el arco donde estaba la gente del Bicho de La Paternal. En el segundo lanzamiento, la suerte estuvo del lado del cuadro de Victoria. “Pateamos primero”, respondió el Cachorro a lo que el juez entendió otra cosa. “¿Atajan primero?”, buscó confirmar Merlos a lo que recibió una afirmación del futbolista del Matador mientras tomaba agua: “Sí”. Hasta el relator Sebastián Vignolo se confundió y confirmó de manera erronea que Tigre arrancaba ejecutando.
Ya sin vuelta atrás, Gonzalo Marinelli se convirtió rápidamente en héroe al sacar con el pie el remate inicial de Fausto Vera. “Vino fuerte. No me quedó otra que poner los pies. Justo lo miraba al entrenador de arqueros que me decía a dónde iba a patear. Los habíamos estudiado a todos. Hicimos un gran laburo: sabía que pateaba al medio y me quedé parado”, admitió el arquero después del encuentro.
Con la tarea del arquero del Matador concretada, era el momento para que Tigre tome la delantera que no soltó en toda la serie. Pablo Magnín, goleador del Matador en la última temporada, sabía que era el encargado de ejecutar el penal inicial para su equipo: “Cuando ellos hicieron el gol se te pasan un montón de cosas por la cabeza. Yo ahí sabía que iba a patear el primer penal de la serie así que, en ese sentido, estaba super tranquilo porque me encanta patear el primero”.
Además, el delantero admitió que se preparó para dicho momento. “Yo sabía que iba a convertir el penal. Me tengo mucha confianza. Igual es algo que trabajé en casa en la semana. Fui al psicólogo y mi pareja me ayuda muchísimo también. Ya estoy pensando en que voy a jugar la final. Por un montón de motivos. Si me toca jugar los 90 minutos, estaré preparado. Y si tengo que entrar y jugar 15 ó 20 minutos, también”, concluyó ante los micrófonos presentes en la cancha de Huracán.
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