Para quienes tuvieron el placer de verlos en cancha, el Boca-Racing de esta tarde en cancha de Lanús será una daga al corazón. Que Juan Román Riquelme y Fernando Gago ya no estén en un campo de juego y afronten esta cita como directivo y entrenador -respectivamente- causará nostalgia. En realidad, el retiro prematuro de Pintita, quien se repuso a una incontable cantidad de lesiones a lo largo de su carrera, precipitó todo. Aunque no serán protagonistas directos, Román y Fernando se reencontrarán con intereses opuestos. Su pasado tiene una rica historia para contar.
Sin saberlo, Riquelme fue uno de los jugadores que inspiró a Gago en vivo y en directo. Y es que el número 5 del que se hablaba y mucho durante su progresión por cada categoría de inferiores tuvo el orgullo de alcanzarle la pelota en varios partidos al ya por entonces ídolo de la institución. En el año 2002, cuando Román partió hacia el Barcelona, Pintita tenía 16 años y varios encuentros en Primera como recogebolas. Y fue justamente Carlos Bianchi quien lo promovió a la Primera del club con esa edad, aunque no llegó a debutar con él y sí lo hizo de la mano del Chino Benítez en 2004.
Tras el arribo de José Pekerman a la Selección Mayor, Riquelme se asentó en el plantel de manera estable pensando en el Mundial de Alemania 2006. A la par, Gago se quedó con uno de los cupos para el Juvenil Sub 20 que se llevó a cabo en Holanda y consagraría a un tal Lionel Messi. Llegaron a cruzarse en el Predio de la AFA en Ezeiza, pero no en España ni Argentina. Justo en el momento en el que el mediocampista central fue transferido al Real Madrid, Román pegó la vuelta desde el Villarreal por la ruptura de su relación con el Ingeniero Pellegrini.
El que los unió por primera vez en una cancha fue el Coco Alfio Basile, quien tomó las riendas de la Selección luego de consagrarse en Boca. “Román te da la facilidad de tener siempre a un jugador bien ubicado para recibir la pelota. Con un toque te simplifica la marca de tres jugadores. Es un jugador que marca diferencias”, diría Gago sobre el 10. Y el que les daría rodaje firme sería Sergio Checho Batista en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
Riquelme y Gago conformaron la columna vertebral de un equipo que arrasó y ganó las seis presentaciones para quedarse con el oro en China. Ambos fueron titulares a lo largo de toda la competición, con la excepción del tercer duelo por la fase de grupos ante Serbia (con Argentina ya clasificada a cuartos) en el que Román descansó y le dio su lugar a otro volante de fantástica técnica como Éver Banega. La perlita de esa cita olímpica es que allí el entonces futbolista del Real Madrid conoció a la que sería su esposa, Gisela Dulko.
Luego de la renuncia de Riquelme a la selección nacional por diferencias con Diego Maradona llegó la marginación de Fernando Gago de la lista de convocados para el Mundial de Sudáfrica 2010. El DT argumentó que su falta de continuidad en el Madrid le había jugado en contra y optó por otras alternativas. Su revancha llegó al año siguiente con el Checho Batista, de cara a la Copa América que se realizó en Argentina, y con Alejandro Sabella en la Copa del Mundo de Brasil 2014 (ingresó en la fatídica final contra Alemania en el Maracaná).
A esa altura, Riquelme y Gago habían vuelto a compartir vestuario y por única vez en un club: Boca. Román había hecho un impasse en su carrera después de perder la final de la Libertadores ante Corinthians a mediados de 2012 y retomó la actividad cuando Carlos Bianchi fue contratado como entrenador a principios de 2013. Gago, sin chances de retornar a principios de ese año al Xeneize, fue cedido a Vélez. Boca y el Fortín (y por ende Riquelme y Gago) estuvieron muy cerca de cruzarse en los cuartos de la Libertadores de ese año, pero los de Ricardo Gareca cayeron con el Newell’s del Tata Martino en octavos y se esfumó esa posibilidad.
“Román con Fernando pueden ser una usina, una fábrica de fútbol”, fue lo que opinó Bianchi justo antes de ponerlos por primera vez juntos en una cancha cuando se confirmó el regreso de Gago al club. En conflicto con el Valencia de España, Daniel Angelici apalabró su compra y el Xeneize sumó jerarquía futbolística para un equipo al que le costaría remontar vuelo.
Gago, que había declarado haberse sentido muy cómodo en lo personal con Riquelme, celebró la vuelta a las canchas del ídolo que se había recuperado de una lesión: “Román nos puede dar mucho porque desequilibra en cualquier equipo. Te puede ganar un partido en una jugada. Hay que sacarle el jugo a lo que más pueda dar él. Tenemos la misma visión del fútbol, es parecida nuestra forma de ver el juego”. Y aclaró: “No vamos a jugar ni a lo Román ni a lo Gago, se va a jugar a lo Boca”.
Cuando Gago se colgaba la medalla de subcampeón del mundo en Brasil, a Riquelme se le terminaba el contrato con Boca y firmaba con Argentinos Juniors para jugar en la B Nacional. Ese año sería el final de Román como futbolista profesional. Mucho antes de pensar en meterse en la política boquense, el 10 se dedicó a mirar fútbol e instruirse. Y claro, palabra autorizada, también se animó a opinar cuando su testimonio fue requerido.
Si Gago había evitado la polémica cuando compartía vestuario con su otrora ídolo, no le dejó pasar una frase en 2017, en vísperas del título obtenido bajo la conducción técnica de Guillermo Barros Schelotto. “Boca todavía no llegó a ser un equipo. Puede darnos muchas alegrías pero hoy no es un equipo serio. Tiene la suerte de que va primero y que el entrenador nos dio muchas alegrías como jugador. Si no, los hinchas estaríamos muy nerviosos”, había analizado Román sobre el presente.
Y el 5 recogió el guante: “Cada uno tiene derecho a opinar y Román es uno de los máximos ídolos del club. Es muy fácil verlo de afuera, se opina, se analiza, están las pulsaciones mucho más bajas. Adentro de la cancha es distinto. Nosotros también somos críticos y no debemos desviarnos del camino que es salir campeón”.
Las continuas lesiones obligaron a Gago a colgar los botines, pero no el fútbol. Su primera experiencia como entrenador la tuvo en Aldosivi, donde no consiguió buenos resultados pese a haber exhibido algunas credenciales del juego que pretende. Y frente a la oportunidad de dirigir a un grande como Racing, no dudó. Pintita condujo al equipo de Avellaneda a un récord histórico de partidos ganados que lo depositaron en las semifinales de la Copa de la Liga y lo mantienen con vida en la Sudamericana. No hace mucho, cuando Sebastián Battaglia tambaleó en el banco de Boca, su apellido trascendió como posible sustituto.
“No creo que Riquelme lo llame porque sabe que está en Racing. Y tampoco lo veo dejando un proyecto que recién arranca. Queremos que dure hasta la finalización de nuestro mandato”, fue la sentencia de Víctor Blanco, presidente de la Academia, consultado por los rumores. En Racing quieren que Gago continúe hasta al menos 2024, aunque eso no impediría que en un futuro a largo plazo el ex 5 recale nuevamente en la Ribera.
Desde el Consejo de Fútbol analizan su trabajo y lo ven como un potable candidato a ponerse el buzo de DT algún día. Respaldaron a Battaglia, quien supo enderezar el barco en este semestre con Boca, al mismo tiempo que se mostraron herméticos respecto a hipotéticos reemplazantes. Román, que irá por la reelección en 2023, tiene proyectado quedarse mucho tiempo más en el club de su vida. Y el destino, en algún momento, los puede volver a cruzar.
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