Alejandro Ortiz es un ex luchador de kickboxing argentino que tuvo un paso por la prisión y ahora pondrá su compleja historia de vida a disposición de la pantalla grande: Maravilla Martínez interpretará su personaje. “Tres años, siete meses y 25 días estuve adentro. Uno ahí no aprende nada. Fue la pelea conmigo mismo. Lo que pasa es que no estamos como país para rehabilitar a una persona. También va en lo que uno piensa. Yo si no hablaba de lo que me pasó, nadie se hubiera enterado porque yo no tengo costumbre. Vengo de una familia de clase media y dentro de lo poco que teníamos, siempre teníamos. Éramos varios hermanos. Fueron cosas de la vida misma y yo me metí con un primo mío. Ahí me equivoqué”, explicó en una aparición del programa Podemos Hablar.
El ex luchador reveló que terminó en la cárcel por ser un “pirata del asfalto” y contó en primera persona su vivencia durante el tiempo que estuvo encerrado. “El problema es que muestran algo que no es. La realidad de la cárcel no la van a mostrar nunca. Siempre muestran la parte de la gente que tiene conducta, pero no lo real como las peleas, a los pibes que tienen apretados. Pasa siempre, es algo inimaginable. Ahí adentro se sobrevive, parece una selva de cemento en la que uno caza lo que puede”.
Cuando tenía cinco años su figura paterna se escapó del hogar y, a los ocho, se enteró que había fallecido. Durante la crianza se pegó a uno de sus primos que lo llevó por el camino incorrecto y, marcado por el golpe emocional que significó perder a su padre, siempre defendió a su madre en cada ocasión en la que el círculo familiar buscó inculparla por todo lo sucedido. Comenzó a acudir a un gimnasio de boxeo en donde lo hacían acomodar los guantes usados y lentamente se fue interiorizando en la disciplina.
Ya a los 19 y con un debut amateur arriba del ring, tocó techo en el terreno de la delincuencia con uno de sus primos. Poco a poco fue aumentando su presencia en las calles, arrancó a tener más dinero en su poder y esa sensación de estar al mismo nivel que sus amigos de mayor poder adquisitivo, lo cegó. Se introdujo en la delincuencia en robos pequeños para más tarde pegar el salto como pirata del asfalto, actividad en la que robaba camiones que transportaban distinta mercadería.
El “negocio” iba de buena manera hasta cuando cayó en la intersección de la Panamericana con la ruta 197, después de asaltar un camión que llevaba cemento. Con tiroteo incluido, la policía llegó a asesinar al conductor del vehículo, el Búfalo recibió un disparo en la pierna que lo dejó tirado y simplificó la tarea de los oficiales, que lo enviaron a la cárcel por robo calificado. En ese momento comenzó su condena, que se cumplió entre los penales de Sierra Chica y Olmos a partir de 2002 y recién vio la libertad a principios de 2005.
La llegada al sistema penitenciario fue dura, pero hubo una situación específica que le hizo cambiar la cabeza: un día llamó a su hijo, Lucas, y estaba llorando. Una vez que salió de la cárcel, reveló que le costó muchísimo volver a insertarse en la sociedad. “Cuando yo salgo, comencé a podar árboles y a mí me daba vergüenza. Después intenté meterme en un trabajo en el que arreglaban televisores y cuando pidieron antecedentes yo me fui porque me iba a saltar una lista enorme”, ejemplificó lo que enfrentó a la hora de conseguir un empleo para vivir dignamente después de la condena que sobrellevó.
Su reinserción en el deporte fue con guantes de boxeo en peleas clandestinas que se organizaban abajo de estacionamientos, en el medio del campo y en galpones. Poco tiempo después se volcó a la lucha y gracias a la apertura de un gimnasio en Moreno pudo mejorar cada vez más y más en la nueva disciplina, hasta tener la oportunidad de ingresar al circuito de las artes marciales.
Dentro del argumento cinematográfico se abarcará el lado deportivo de Ortiz, exhibiendo que el deporte de contacto le dio la posibilidad de una vida mejor, incluso viajar a México y hasta desafiar al campeón de kickboxing Arturo Contreras a quien venció con un nockout en el primer asalto para reclamar el cinturón. “Sergio Martínez y su hermano Sebastián me apoyaron en la estrategia de pelea”, recordó en su momento, sin imaginar que en la actualidad estaría palma a palma con el boxeador para recrear su historia de vida.
El Búfalo tocó el cielo en el octágono y decidió dar un paso al costado de la exigencia del deporte para concentrarse en el lado de la actuación. Dentro de su experiencia, apareció en la reconocida serie argentina El Marginal, en la que trabajó como extra y hasta tiene algunas interacciones con los personajes principales del elenco.
Los planetas se alinearon para Alejandro y en la actualidad vive el sueño de poder contar su historia en una película de la mano de un referente como Maravilla Martínez. El camino para llegar a donde está hoy fue largo y Ortiz usará el espacio que él mismo generó en Búfalo, que tiene fecha de estreno para principios de 2023.
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