La foto impacta de por sí. Demasiadas figuras actuales y leyendas que son cordobesas o dejaron su huella en el básquet de la provincia –y el país, claro-, en especial en el famoso Atenas de Córdoba, el club más ganador de la historia del básquet nacional.
Por un lado, tres de nuestros cuatro NBA del momento, todos cordobeses: Facundo Campazzo (terminó su contrato con los Nuggets), Leandro Bolmaro y Pablo Prigioni (ambos en Minnesota Wolves, uno como jugador y el otro como principal asistente). Por el otro, el gran Rubén Magnano, brillante DT del mejor Atenas y arquitecto de la Generación Dorada -campeón olímpico en 2004 y subcampeón mundial en 2002-, hoy como coach de la selección de Uruguay. Y, en el medio, un sinfín de figuras, como Pichi Campana –uno de los tres jugadores más importantes de la historia de la Liga Nacional-, Leandro Palladino –ex selección nacional, hoy agente de jugadores-, Lucas Victoriano –otro subcampeón mundial, hoy DT de Instituto en la LNB-, Luis Villar –ala pivote de Selección entre 1987 y 1997, actualmente representante-, Facundo Sucatzky –uno de los mejores bases de siempre en la LNB, DT de técnica individual- , Mario Milanesio –hermano de Marcelo, gran tirador de los 80 y actual DT- y Pablo Albertinazzi –ex armador de la Liga, hasta hace poco trabajando como scout NBA, parte responsable del fichaje de Luca Vildoza con los Bucks-.
Pero, claro, esta es la foto principal, pero no la única (ver galería). Por que hubo otros notables que estuvieron en el gran asado que se organizó el martes a la noche en el bar (Vidón) que Facu Campazzo, su hermano y amigos tienen en Alta Córdoba. Como los jugadores de Instituto Tayavek Gallizzi, Nicolás Romano –ambos integrantes del seleccionado en las últimas ventanas- y Nicolás Copello, el asistente y PF de la Gloria. Todos habían llegado hacía unas horas desde Corrientes, donde vencieron a Regatas y se metieron en las semifinales de la Liga. Un par llevaron a sus padres, como Bolmaro y Campazzo, otros a sus hijos –como Sucaztky, Villar y Albertinazzi, por caso- y algunos eligieron amigos –Bolmaro- o hermanos –Facu-. Hubo ausencias notables, dentro de una provincia con mucha tradición de básquet, como Fabricio Oberto y Marcelo Milanesio, de viaje en Punta del Este. “Marcelo se quería matar, pero realmente es imposible conseguir una fecha en que todos puedan”, se excusaron los que organizaron todo. Infobae charló con cinco integrantes de la reunión para reamar la historia detrás de una foto NBA.
La reunión se fue gestando días atrás, desde Río Tercero, tierras de Prigioni, y el encargado de la logística fue Pablo Cortez, un ingeniero industrial que es un histórico hincha de Atenas y se ha hecho amigo de muchos de los –ex jugadores –. Fue el encargado de avisar y coordinar que todos pudieran estar ahí a las 21 horas para cenar un gran asado cerca de las 22.15. ¿Qué temas se tocaron? “Te diría que fue un 95% de básquet, imposible tocar otro tema. Nos dimos una panzada”, contó, entre risas, uno de los asistentes. Se habló de todo: de la Selección, de la Liga, de la NBA, hubo recuerdo de anécdotas, mucho análisis y, sobre todo, risas.
Fue una mesa larga para 30 personas que se fue llenando de acuerdo a afinidades y épocas vividas. Pero, después de cenar, varios fueron cambiando posiciones para tener su momento con otros. Bolmaro, por caso, se sentó un rato con “la vieja guardia” y se divirtió un montón con las anécdotas que contaron de la época de oro de la Liga. Mario Milanesio, apuntado como un gran contador de anécdotas, se volvió a llevar ese premio, aunque también se destacó Magnano, persona muy divertida detrás de esa versión seria y exigente que se le conoce públicamente. “Fue tremendo el momento en que se puso a marcar una jugada con piedritas en el piso ante la atenta mirada de Victoriano, Villar, Palladino y Albertinazzi”, le contaron a Infobae.
Campazzo llegó algo más tarde que el resto y se quedó un rato. Contó que permanecerá en Córdoba hasta que llegue el momento de definir si sigue en la NBA o no. A quienes consultaron les dijo que todavía no sabe nada. Ni se puede. “Porque hay que esperar el Draft y luego que comience la agencia libre, desde el 1° de julio, primero con las figuras y luego nosotros, los mortales”, comentó. Por ahora contó que está trabajando en la cancha de Instituto con Mariano Sánchez, coach argentino de desarrollo de jugadores –hijo del Huevo y parte del staff de formativas de la CAB-, y David Love, un trainer estadounidense especialista en el tiro que lleva 18 años transitando la NBA, ya sea equipos (Phoenix, Cleveland y Orlando) o jugadores (Tristan Thompson, Aaron Gordon, Elfrid Payton y Dewayne Dedmon, entre otros).
“Más que corregir la mecánica, con Love estoy buscando la parte mental. Ando sin confianza en el tiro y quiero trabajar la cabeza en ese sentido. Con Mariano buscamos mejorar otros recursos ofensivos”, reconoció en una de las charlitas quien esta temporada tuvo un 30% en triples y sabe que necesita aumentarlo. En esta campaña sufrió Facu, más que nada porque fue de más a menos y, a partir de enero, tuvo pocas oportunidades luego de algunos rendimientos no tan buenos que lo sacaron de la rotación. Promedió 5.1 puntos, 36% de campo, 3.4 asistencias, 1.8 rebote y 1 robo en 18 minutos. Love, en sus redes, contó lo que vivió en esta semana con la que estuvo con el base. “Ciudad poco valorada, gente increíble, gran enseñanza y también mucho aprendizaje. Fue genial trabajar con Facundo Campazzo y conectar con el mejor coach de técnica individual del país, Mariano Sánchez”, escribió Love, acompañando el texto con una foto de los tres en el estadio de Instituto.
También hubo diversión en los juegos que hay en el bar, como ping pong y metegol, en especial con Bolmaro, sus amigos y los hijos de los ex jugadores. Leandro tiene que viajar este sábado a México, donde participará del 11° Básquet Sin Fronteras, campus oficial de la NBA para ver a los 60 mejores prospectos regionales, entre el lunes y jueves de la semana que viene. Desde allí se irá, el 20, a España, puntualmente a Barcelona, para entrenarse allá durante un mes, pensando en su próxima temporada, la segunda en la mejor liga del mundo. En la primera jugó 35 (de los 82) partidos de la fase regular, con promedios de 1.4 punto, 1.2 rebote y 7 minutos. Dividió su tiempo entre los Wolves y el equipo filial de Iowa en la G-League, donde jugó 11 partidos y tuvo algunos rendimientos de alto nivel (promedió 13.5 puntos, 6 asistencias, 5.1 rebotes, 1.4 robo y 32 minutos). Ahora, con el privilegio de tener a su lado a Prigioni, afrontará una segunda campaña, donde buscará ganarse más protagonismo, dentro de un equipo joven que llegó a playoffs por primera vez en años y promete mucho, con Anthony Edwards, Karl Anthony Towns y D’Angelo Russell como sus principales figuras.
Prigioni, por su parte, está quedándose en su Río Tercero natal, donde tiene varios emprendimientos y ayuda mucho, sobre todo a los clubes de la ciudad. “Nos contó que quiere estar en las dos ventanas de la Selección”, admitió uno de los protagonistas de la cena apuntando a los partidos por las Eliminatorias al Mundial 2023 que Argentina jugará ante Venezuela en Puerto La Cruz, el 30 de junio, y luego, el 3 de julio, en Panamá ante el local. Pablo ya estuvo como asistente invitado antes, incluida la preparación olímpica en Las Vegas.
Así, entre experiencias, anécdotas y muchas risas, pasó una noche épica. Llena de básquet y de gloria.
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