Diego Latorre tuvo una destacada actuación como futbolista profesional, defendiendo la camiseta de algunos de los clubes más populares del país e incluso fue campeón con la selección argentina. Sin embargo, hoy es masivamente conocido por su labor periodística en distintas transmisiones deportivas.
En una distendida charla con el canal de Youtube de Doble Mérito, Gambetita confesó que tuvo que abandonar un grupo de WhatsApp de ex compañeros por sus dichos durante la transmisión de la final de la Copa Libertadores entre River y Boca en Madrid, remarcó las diferencias sociales que notó en sus inicios en el Xeneize, revivió la charla que mantuvo con Diego Armando Maradona sobre su ausencia del Mundial de Estados Unidos 1994 y se expresó sobre su relación con Zulemita Menem.
“Siento que viví dos vidas. La de jugador de fútbol es otra persona, con otra vida. Cuando me veo en imágenes me pregunto cómo puede ser que haya soportado jugar con 40 mil personas. Sentiría mucho ruido, presión”, comenzó su relato. Aunque luego, aclaró: “Me siento futbolista, es una actividad que no tiene parangón con ninguna otra. Si bien es una vida lejana, cuando veo una pelota me siguen brillando los ojos. Quiero tenerla, me cambia la expresión”.
Latorre tuvo dos pasos en Boca, en los que conquistó tres títulos (Supercopa Sudamericana, Recopa Sudamericana y Copa Master). Hasta hace algunos años se encontraba dentro de un chat con sus ex compañeros en el club de La Ribera, pero todo cambió tras lo acontecido en el Santiago Bernabéu. “No hablo mucho de lo que me pasa. Quilombos grandes he tenido, cosas curiosas. Como la final de Boca-River en Madrid. Se me ocurrió decir que fue penal de Andrada a Pratto. Para analizar tenés que desprenderte de todo. Cuando digo que era penal, tenía un grupo de WhatsApp con ex compañeros de Boca, que desde ese episodio lo abandoné. Cuando se me ocurre decir que fue penal, en mi grupo de WhatsApp dos o tres ex compañeros comenzaron a insultarme, pero mal. Los volví a ver en un asado, me pidieron disculpas, pero no fue lo mismo. Me ofendí en serio. Una cosa es el insulto de un hincha, de un tuitero, y otra es que un ex compañero me insulte por haber dicho que era penal. No tiene forma de perdón”.
El inicio de la carrera de Gambetita tuvo una particularidad, ya que saltó al fútbol desde un country y tenía en mente dedicarse al tenis. “Lo mío fue azaroso, no buscado. Mi viejo me decía no vayas, no dejes el colegio. No me interesaba demasiado jugar de manera profesional. Pero se me abrieron los caminos”, recordó. “Yo venía de un estrato social totalmente expuesto, me robaban la ropa, los chicos me discriminaban al revés, por tener dinero. Yo también iba a los entrenamientos con zapatillas con polvo de ladrillo. Antes me iba a dedicar al tenis. Los que me veían me decían que jugaba mejor al tenis que al fútbol. Pero el fútbol integra, esa capacidad de jugar bien me sirvió para que a las 3 ó 4 semanas esté integrado. Invitar a los pibes a un asado a mi casa. Cuando veían la pileta la señalaban y no sabían lo que era. Experiencias de vida que fueron fuertes. Yo vivía en una realidad paralela. No tenía necesidades, nos íbamos de vacaciones a Estados Unidos, Hawaii, Japón, y los pibes de Boca no sabían lo que era una pileta”.
“Tuve dos o tres años entre el 89 y 92, fueron años de mucha exposición pública. Tengo presente un día, fue un lunes que se me ocurrió ir a cambiar una ropa a un shopping. Recuerdo que ese día había unos chicos de unos colegios, pero alguien me reconoció y me tuve que ir. También recuerdo un día que ganamos 6 a 1 un Boca-Racing, un partido a la mañana. Intenté ir a comer a la Costanera. Fui a comer con mis viejos, y me tuve que ir. No había máquinas de fotos, bajaba la gente con papelitos. No podía pedir ni la comida. Ese tipo de fama es una adicción, es un enamoramiento al principio, pero después hay un hastío. Te sentís observado, te da obligaciones naturales. Eso te quita libertad. Hay que saber convivir con eso. Hoy me imagino que es peor, porque hay un ojo de Gran Hermano. No podés resbalar. El mundo te analiza”, analizó.
Otro de los temas en los que ahondó fue su ausencia de la lista de la selección argentina de Alfio Basile para disputar el Mundial de Estados Unidos 1994. El Coco, en esa ocasión, apostó por Gabriel Omar Batistuta, Ramón Medina Bello, Claudio Caniggia, Abel Balbo y un joven Ariel Ortega. “Creo que me lo merecía. Lo digo humildemente. Creo que fue mi mejor año en Europa. No llegaron muchas imágenes, pero esos años en Tenerife fueron mejor que en Boca. El día que me vino a ver Basile le ganamos 3 a 0 al Real Madrid e hice dos goles. Ese día Basile me dijo que estaba en el Mundial, y después no lo vi más y no me convocó. Un misterio, no sé lo que pasó. Estaba compitiendo en el más alto nivel”.
En su momento, Latorre apuntó contra Diego Maradona y fue portada una frase sobre los “celos” de Pelusa. Ahora, a la distancia, comentó: “Celos no. No sé si dije eso. Se tergiverso el textual. Lo charlé con él. Cuando vuelvo a Boca fui a su casa a negociar mi regreso. Él me aseguró que no. A mí me habían dicho que sí, que él había preferido a Ortega. Lo encuentro de nuevo en el 96, habían pasado dos años. Le pregunté y me aseguró que no, y yo le creí”.
Para cerrar, Diego Latorre fue consultado sobre su relación con Zulemita Menem, hija del por entonces presidente de la Nación Carlos Menem: “Me trajo muchas consecuencias. No malas, pero la situación en sí era delicada. Era el mejor futbolista de ese momento y la hija del presidente. Los jugadores antes se sostenían en el tiempo, eran símbolos del club. Antes eras el emblema de un equipo. No tuvimos paz. Todo bien con ella, incluso Yanina es amiga de ella”.
“Siempre estábamos en un estado de alerta permanente, porque pasaban cosas alrededor. Había gente ahí que quería sacar algo. Todo me parecía muy lejano a mí. Cuando salía de Recoleta, veía abogados, políticos, cuando volvía a mi casa decía yo soy de acá. Estaba rodeado de gente que no tenía ningún vínculo conmigo”, concluyó.
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