Cómo gestionó Gallardo el bajón de juego que lo llevó a mostrar la sinceridad brutal: los dos mensajes al plantel en el vestuario

El entrenador de River Plate sabe que tiene que seguir ajustando detalles del funcionamiento de su equipo

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El equipo mostró momentos de alto vuelo, pero también algunos bajones pronunciados: Gallardo apeló a la calma (Fotobaires)
El equipo mostró momentos de alto vuelo, pero también algunos bajones pronunciados: Gallardo apeló a la calma (Fotobaires)

Marcelo Gallardo no se deja engañar por los resultados. Para él, el funcionamiento de su River Plate es la medida de todas las cosas. Por eso es capaz de irse más tranquilo a su casa si su equipo pierde injustamente después de jugar un buen partido, que si gana dejando dudas y mostrando un flojo rendimiento colectivo. El Muñeco suele sincerarse al evaluar los encuentros de River: por lo general, cuenta lo que vimos todos y no anda con rodeos si tiene que reconocer que su conjunto tuvo una pobre actuación o si falló en tal o cual cosa. Pasó, por caso, muy recientemente: el domingo 24 de abril, luego del empate 1 a 1 como local ante Atlético Tucumán. “Era un partido en el que teníamos todo para pasarla bien y la pasamos para el culo”, expresó el técnico, sin rodeos.

Ese partido, que para River se pareció mucho a una caída porque fue en condición de local y porque además empezó ganando, generó en el público millonario las mismas dudas que sobrevolaron este jueves por la noche tras el primer tiempo ante Fortaleza. ¿Por qué? Porque en el partido anterior a ese reparto de puntos en el Monumental ante el conjunto tucumano, River había perdido ante Talleres, en Córdoba. Es cierto que fue con una formación alternativa. Tanto como que ese equipo suplente jugó en un nivel impropio de la jerarquía individual de sus integrantes: descolorido, chato, carente de luces. Un punto sobre seis y sendas producciones ajenas al nivel habitual instalaron la sensación de que River atravesaba, cuanto menos, un bajón en su juego.

Por ello, una vez consumada la igualdad frente a Atlético Tucumán, Gallardo les dejó dos mensajes a sus futbolistas en el vestuario Ángel Labruna del Monumental. “No podemos volver a jugar así”, les dijo primero, entre preocupado y disconforme. Y luego intentó desdramatizar esa pequeña mala racha de resultados y de funcionamiento. “Tenemos que mantener la calma y seguir por el camino que venimos recorriendo”, les remarcó, convencido de la idea de juego y del trabajo semanal.

La respuesta del plantel tuvo la rapidez de los velocistas keniatas. Apenas tres días más tarde de ese mensaje del Muñeco, River pisó fuerte en el Monumental de Santiago de Chile y le ganó 2 a 1 a Colo Colo, por el grupo F de la Copa Libertadores. Con mucha personalidad, con ratos de buen juego y también con tramos en los que pasó zozobras, enterró los interrogantes lejos de su casa y en el ámbito internacional.

“Siempre estuvimos tranquilos. No nos dejamos llevar por ningún resultado circunstancial. Confiamos mucho en lo que hacemos durante la semana y tratamos de que nada nos desvíe de ese camino”, comentó a Infobae, ya de regreso en Buenos Aires, un futbolista del plantel con peso en el vestuario.

La receta de la autocrítica y la calma para no caer en desesperaciones inconducentes dio resultado. Y la ratificación de ello tuvo lugar tres días más tarde, en Junín: una histórica goleada por 7 a 0 ante Sarmiento configuró no solo el mejor partido del equipo en 2022, sino que también representó el salto de calidad futbolístico que Gallardo esperaba desde el arranque del año. A River le faltaba levantar vuelo y lo logró con creces frente a un rival modesto en sus nombres pero incómodo y con antecedentes respetables en el juego.

Si Gallardo siempre confió en la capacidad y en el potencial de sus dirigidos, de algún modo lo sorprendió para mal la deshilachada versión que tuvo River el último jueves en los 45 minutos iniciales ante Fortaleza. Permeable atrás y sin consistencia en el mediocampo, no la pasó nada bien y fue rescatado por las manos firmes y por las voladas de Franco Armani, la figura de la cancha.

El Muñeco quiere un equipo ambicioso y audaz, pero no le gusta que River quede tan expuesto a las llegadas de los rivales como ocurrió en Brasil. “Cuando vengan los partidos de definiciones, no nos debe pasar lo que nos pasó en el primer tiempo. Claramente hay que corregir cosas pero también hay que tener en cuenta que los rivales juegan”, remarcó, autocrítico, en alusión a la facilidad con que Fortaleza le generó peligro a River.

Pero así como Gallardo y sus futbolistas no se marean después de actuaciones notables como la que River tuvo frente a Sarmiento, tampoco se desesperan cuando el equipo muestra caídas de tensión y errores marcados. El entrenador busca gestionar a su vestuario con equilibrio, sin dejarse llevar por momentos circunstanciales de los partidos, y es por ello que tiene muy en claro que la búsqueda es partido tras partido. El funcionamiento tiene aspectos por aceitar, como el de las fallas en defensa y la falta de solidez en determinados momentos. En eso está River, consciente de que le queda bastante margen de mejoría y también de su gran potencial futbolístico.

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