Ser el heredero de un apellido tan importante en la historia del fútbol argentino no debe ser para nada sencillo. La carrera de Shamel Batistuta apenas está comenzando y como base tiene las miradas de todos los que se cansaron de gritar los goles de su papá, Gabriel Omar, ya sea en la selección argentina, en Newell’s, River, Boca, Fiorentina o la Roma. El joven de 20 años abandonó su zona de confort en las divisiones inferiores de la Lepra para apostar por ganarse un lugar en Argentino de Rosario, donde lo recibieron con los brazos abiertos.
En su primer día de entrenamientos llegó con perfil bajo al Polideportivo del Salaíto. “Se sumó y se acopló muy bien. Trabajó parte física con el resto de los compañeros. Charlé unos minutos con él, se sumó al grupo y empezó a trabajar”, explicó el entrenador Pablo Suárez sobre el flamante refuerzo para el plantel que jugará el torneo de la Primera D, la última categoría del fútbol argentino, que es amateur. Esta temporada contará con 11 equipos luego de la incorporación del Club Mercedes, y ahora tendrá el agregado de que estará uno de los cuatro hijos del Bati para desplegar su fútbol.
Sin embargo, Shamel no copió al padre en la posición dentro del campo de juego, sino que se tiró un poco más atras: se desempeña como enganche y con el pie derecho como el más hábil. Otra de las particularidades que tiene el nuevo jugador de Argentino de Rosario es que nació en Qatar durante el paso de Gabriel por el Al Arabi durante dos temporadasm entre 2003 y 2005.
Sus primeros pasos fueron en Ferro, para luego pasar a directo a Newell’s Old Boys. Agradeció la oportunidad que le dio la Lepra en las inferiores para formarlo como futbolista y darle minutos en la Liga Rosarina. Todo sirvió para tomar carrera y saltar hacia a un emocionante desafío que tendrá inicio el próximo 7 de mayo contra Lugano.
El más chico de la familia, detrás de Lucas, Thiago y Joaquín, creció en su casa con poca información de lo que fue la figura de su padre tanto en el fútbol argentino como en el italiano. “El fútbol fue mi trabajo, pero nunca dejé que se filtrara en mi casa ni en mi familia. Nunca fui a ver a mis hijos jugando al fútbol ni ellos vieron un solo video mío. En casa no hay ninguna foto, copa ni medalla de mi época de jugador”, explicó el ex delantero en charla con la Revista Gente sobre cómo buscó criarlos.
Y agregó sobre el mismo tema: “La decisión de que no se hable de fútbol en mi casa es mía, no de Irina, mi mujer. Fue mi trabajo, y mi familia es otra cosa. Además, en mi alto nivel de juego tuve más problemas que placer. Dolores, fastidio, presión... No quise que nada de eso se filtrara en mi casa”. Además, la relación entre Gabriel y sus hijos siempre se construyó bajo los mismos valores. El mismo Bati describió en una entrevista su accionar para la formación de sus herederos. “Que mis hijos trabajen es regalarles dignidad, sobre todo a ellos”, remarcó a principios de 2019 en una nota con Radio Reconquista Hoy, en la que tomó como ejemplo a Joaquín, que estudiaba y trabajaba en una fotocopiadora en ese momento.
Para darle dimensión a sus palabras, explicó por qué no pensó nunca en regalarles un auto a sus herederos: “Podría tranquilamente darles el auto, pero no sé si se sentirían felices, no sé cuánto les duraría esa felicidad. Porque cuando se suben al auto y pasan por el centro, y las chicas los miran, interiormente ellos saben que el auto no es de ellos. Porque saben que es del viejo. Yo entiendo que tiene otro sabor cuando uno va en un auto menos lindo, pero dice: ‘Me lo gané solo’”.
Durante la presentación del videojuego PES en 2018, el Bati insistió sobre el tema y reveló una anécdota con su hijo menor. “Shamel me preguntó si pateé penales en una final, si pateaba de zurda, si cabeceaba, ja. No me siento cómodo hablando de eso, siento que no era yo. Interiormente me da mucha alegría esto porque sin decir nada mis hijos están viendo más o menos lo que yo signifiqué para el fútbol”, explicó en su momento. Hoy su heredero de 20 años se abriócamino en el fútbol argentino con el sueño de intentar imitar los pasos de Gabriel.
SEGUIR LEYENDO: