El ex árbitro Pablo Lunati, reconocido hincha de River Plate, revivió algunas historias de su paso por Primera División, como las veces que le tocó dirigir en La Bombonera en momentos que, según reconoció, todo el ambiente del fútbol sabía de un fanatismo por el equipo millonario.
“Estuve 16 años como árbitro y en el Nacional B ya me guardaba. Era árbitro de Primera y bajaba al Nacional y me tenía que guardar porque ya era conocido. ‘Termo’ no soy, la pasé mal (cuando River Plate estuvo en la B). Pasaron cosas, le pasó al Milan, a la Juventus, los grandes descienden también…”, dijo en una entrevista con el programa radial Vuelta y Media.
Aunque hubo momentos que fueron complicados, como dirigir una final en el Ascenso: “La de Defensores de Belgrano-Temperley, el día que le rompen el tabique al 6 de Defensores; fue un barra brava que entró en el vestuario. La cancha de Temperley no era para jugar una final”.
También reveló la obsesión que tienen desde hace años los árbitros, que en el entretiempo quieren chequear en su celular las jugadas polémicas. “Es universal porque por trabajo estoy viendo mucho fútbol paraguayo y en el entretiempo están todos mirando el celular. A lo mejor a los que son flojitos de acá (señala la cabeza) los condiciona para mal. Yo a mis jueces de línea les tenía prohibido que usaran el celular”, afirmó.
Siguiendo con el Ascenso, se refirió otra vez a la final entre Chicago y Godoy Cruz, en la que perjudicó al equipo porteño por un penal mal sancionado. “Ese día en Chicago me quise matar”. Cuando le preguntaron si un juez, al darse cuenta de un error, podría “inclinar” la cancha, reconoció que “podría pasar inconscientemente. El buen árbitro es el que cambia el chip del error y se concentra rápido en el juego”.
Además, recordó un particular episodio con Riquelme. “Fue con Juan Román. Después estuvimos tres o cuatro años sin hablarnos. Era bravo... Vos ponías la raya con el aerosol y él te corría la pelota. Pero lo hacía de jodido, eran 20 centímetros y con el piecito me borraba con la línea. Lo hizo tres veces y en la cuarta le toqué la pierna, volví a hacer la marca y me dijo, ‘¿qué me tocás?’ Le dije, ‘no te tocó más, ahora la próxima vez que me movés la pelota, te vas afuera. Te invento hasta por qué te rajo’. Porque no lo podía echar legalmente por correr una pelota, a lo sumo lo tenía que amonestar y, si estaba amonestado, echarlo. Me habló mal. Igual, siempre lo digo, fue uno de los tres mejores jugadores que vi en una cancha cuando dirigí”.
“Cuando dirigía en la cancha de Boca me sentía Superman porque me puteaban; era hermoso que me putearan. Me encantaba. Todo el mundo sabía que era hincha de River. Al mismo Beraldi, que era el dirigente que me traía un souvenir, le decía ‘no hay chance que yo lo agarre’, o también jodía con Crespi, pero era parte del folclore”, confesó.
Sobre sus reacciones con errores arbitrales cuando está en la tribuna, afirmó que “por dentro no puedo exteriorizar ni mostrar lo que siento por un error arbitral en la cancha de River porque todo el mundo me mira. Además, a un árbitro no lo puteo”.
“Igual cuando era árbitro me tocó una época jodida de River, entre 2006 y 2007. Pero desde que me retiré empecé a vivir toda mi vida como hincha de River. Olvidate ¡Qué voy a extrañar dirigir!”, añadió.
Por último, en el segmento del programa llamado “Fútbol Muerte”, en el fragor de la discusión con los “panelistas” reconoció que un particular episodio siendo árbitro: “Hasta salí con la camiseta de River abajo”.
SEGUIR LEYENDO