La delegación argentina que viajó a Doha al sorteo del Mundial no solo se trajo certezas en cuanto al fixture. También obtuvo un plano exacto de cómo quedará su búnker durante su estancia en Qatar, que todos sus integrantes desean que se estire hasta el 18 de diciembre, cuando en el estadio Lusail se dispute la final de la competencia. Claro que, para que ofrezca calor de hogar y cuente con todos los detalles que necesita un combinado de élite como el Albiceleste, la AFA encargó una serie de obras que deberán estar listas para cuando el plantel arribe al país anfitrión del certamen.
Para ello, claro, miembros de la entidad y del cuerpo técnico de la Selección viajarán seguido hasta la Universidad de Qatar, la casa elegida para encarar el desafío, para evaluar la evolución de las refacciones. Algunas son más de fondo, otras representan detalles estéticos, pero son menores a las encaradas hace cuatro años en el complejo de Bronnitsy, donde se alojó Argentina en Rusia 2018. Entonces, los trabajos llegaron hasta la renovación de los baños. La inversión esta vez será inferior, pero también tiene que ver con el gran nivel de las instalaciones reservadas.
La avanzada que estuvo en el sorteo (que decretó que el seleccionado integre el Grupo C, junto a Arabia Saudita, México y Polonia) llegó a Doha el 31 de marzo a las 4 de la mañana. Y a las 9 tuvo una primera reunión técnica con la FIFA. Así de ajustada fue la rutina de los cuatro días de estadía. En el medio, se dio la recorrida por el bunker para definir las obras y las ubicaciones de cada área. Así, por ejemplo, quedó determinado dónde hará base la utilería, cuáles serán las oficinas del cuerpo técnico, o del departamento médico, entre otros espacios.
El cuerpo técnico liderado por Lionel Scaloni, Roberto Ayala, Walter Samuel, Pablo Aimar y el preparador físico Luis Martín; acompañado por la dirigencia con Claudio Tapia a la cabeza, y los empleados del complejo de Ezeiza, pudieron comprobar un percance no menor para el descanso de las estrellas en las habitaciones: las camas disponibles son pequeñas, al punto que ninguna supera el metro 80 de largo. “Dibu Martínez nos queda con los pies colgando”, bromeó uno de los presentes. Por ende, mandaron a reemplazar el mobiliario. Al mismo tiempo, indicaron la necesidad de añadir televisores en algunas habitaciones y salones comunes.
Los retoques no terminan ahí. La delegación solicitó la instalación de una carpa-sala al aire libre con capacidad para alrededor de 100 personas y aire acondicionado incluido (para paliar las tórridas temperaturas qataríes en horas del mediodía o de la tarde). Allí se reunirá el grupo para degustar las comidas de camaradería o los asados, inclusive cuando esté autorizado el ingreso de familiares, amigos y allegados.
Para que el equipo de cocineros conducido por Diego Iacovone y Antonia Farías preparen los asados pantagruélicos que los futbolistas suelen compartir en sus redes sociales, claro, harán falta las parrillas. En principio, la intención de la AFA es alquilarlas e instalarlas en la Universidad por el tiempo en el que Argentina sea local allí.
Los invitados estarán cómodos cada vez que tengan las puertas abiertas para visitar a los representantes de Argentina en el Mundial. El predio cuenta de por sí con una pileta de natación, una playa seca con sombrillas y juegos para niños. En dicho espacio, está previsto que anexen gazebos y más elementos de entretenimiento para que no les falte nada a los momentos de ocio.
Por último, un clásico de cada búnker de la Selección en las grandes competencias: el edificio principal será ploteado con imágenes que evoquen los grandes momentos que disfrutó el plantel (como la obtención de la Copa América en Brasil) y leyendas motivadoras que sirvan como aguijón para el orgullo.
La Universidad ofrece grandes ventajas desde la logística, más allá de la cercanía de los estadios, una particularidad de esta Copa del Mundo. Las dos canchas de entrenamiento, con iluminación para que la Selección pueda entrenarse de noche (”las luces parecen las del Monumental”, se sorprendió uno de los legionarios), están a apenas 20 metros de la edificación en la que los futbolistas residirán y dormirán.
En los últimos días trascendió que España también habitará el complejo de Qatar University. Sin embargo, quienes estuvieron en Doha aclararon que “son dos predios distintos”. “Es como si en Ezeiza nosotros practicáramos en el de la AFA y ellos en el de Setia”, ilustró una fuente.
Donde vivirá Argentina, por ejemplo, fue el lugar elegido por el Liverpool para entrenarse durante su participación en el Mundial de Clubes de 2019, que terminó con los de Jürgen Klopp como campeones del mundo tras vencer al Flamengo de Jorge Jesús.
La universidad fue fundada en 1971 y, con el paso del tiempo, se convirtió en un sitio de excelencia educativa en la región. Ofrece una amplia gama de programas académicos: 48 licenciaturas, 32 maestrías y nueve doctorados.
El complejo deportivo tiene una superficie de 25.500 metros cuadrados y cobijará a Messi y (seguramente, si la FIFA confirma el cambio en la extensión de la lista) 25 jugadores más que intentarán devolverle el título a la Argentina que ganó por última vez en 1986 con un Maradona inolvidable. Scaloni y compañía aspiran a que los clubes liberen a los citados el 10 de noviembre, es decir, 12 días antes del debut albiceleste ante Arabia. Incluso, está la chance de que les den cuatro días de vacaciones antes de la concentración, teniendo en cuenta el desgaste que traerán en sus músculos por lo apretado del calendario.
Qatar University se ubica a apenas 17 minutos del estadio de la final. Tal vez sea una señal de lo cerca que puede estar la Selección del sueño que se le viene negando desde hace 36 años.
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