Carta abierta de un campeón del mundo con la selección argentina: “Piensan que estamos grandes y no tenemos teléfono celular”

José Daniel Valencia compartió un texto en sus redes sociales: manifestó el descontento generalizado por el destrato con los jugadores albicelestes del 78 y del 86

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La carta abierta de José Daniel Valencia en las redes sociales
La carta abierta de José Daniel Valencia en las redes sociales

Cuando José Daniel Valencia se inspira, deja pensando a más de uno. El campeón del mundo en 1978 ya había hecho estremecer a todos con una carta de puño y letra dedicada a la memoria de Diego Armando Maradona. Ahora no solamente salió a defender al astro del fútbol mundial sino también a los ganadores argentinos de la Copa del Mundo que fallecieron en el último tiempo, así como a la vez al grupo de 43 ex jugadores que compusieron la nómina de Argentina 78 y México 86.

“He visto con mucho pesar, a lo largo de los años, un destrato que va desde lo doloroso hasta lo inentendible con nosotros”, comienza el texto de la Rana, que en el país militó en Gimnasia y Esgrima de Jujuy y Talleres de Córdoba, club en el que estaba cuando besó la copa mundial.

Después de despacharse en varios párrafos con la enumeración de esfuerzos que debe hacer un futbolista que aspira a ser campeón del mundo, puntualizó con ironía: “Montos multimillonarios, marketing y redes han hecho que -en apariencia- ser campeón del mundo en la era moderna tenga más valor que haberlo hecho en 1978 o 1986. Vemos que a los partidos de Leyendas invitan a cualquier personaje, pero a nosotros ni nos llaman. O quizás piensan que estamos tan grandes que no tenemos teléfono celular. Sí, debe ser eso”.

El jujeño de 66 años, que defendió los colores de Jaguares de Chiapas y Santos Laguna en México, Liga de Quito en Ecuador, Olimpia de Paraguay, Jorge Wilstermann y San José de Bolivia, escribió en sus últimas líneas en referencia a Rubén Galván, René Houseman, Leopoldo Jacinto Luque (1978), José Luis Brown, José Luis Cuciuffo y Diego Armando Maradona: “Tristemente 6 de ellos ya no están con nosotros, y se fueron sin el reconocimiento que merecieron y en situaciones que no merecían”.

La Rana Valencia, símbolo de Talleres de Córdoba, junto a su hijo
La Rana Valencia, símbolo de Talleres de Córdoba, junto a su hijo

LA CARTA COMPLETA DE DANIEL VALENCIA:

Buen día para todos.

He visto con mucho pesar, a lo largo de los años, un destrato que va desde lo doloroso hasta lo inentendible con nosotros, pero de alguna manera lo hemos afrontado con el orgullo propio y el grupal de ser los primeros en darle un título mundial a Argentina algo que -con los años quedó demostrado- no es para nada fácil.

A lo largo de la historia, entre las distintas categorías que integran nuestro tan amado deporte, habrán pasado millones de jugadores, todos luchando por el mismo sueño. Reflexionemos juntos: millones de millones de chicos que sueñan solamente con ser futbolistas. No importa si juegan en la categoría más lejana a la elite o si juegan en la primera categoría, solo quieren poder vivir de esto. De estos millones de millones, hay un pequeño grupo que logra destacarse y pasar a integrar las divisiones menores de cualquier club. Porque no entra cualquiera, hay que tener alguna condición.

En esta sintonía existe algo más meritorio todavía, pues de todos los chicos que hacen el esfuerzo de llegar, la cantidad de jugadores que llega a Primera es casi “ínfima” (en relación a la cantidad de gente que empieza el camino).

No obstante, no podemos dejar de mencionar la palabra “ínfima” entre comillas, porque cuando acudís a los registros, te asombra la cantidad de jugadores profesionales que existen. Entonces, tal vez, empezás a tomar dimensión de lo difícil que es llegar a Primera.

Pero, supongamos que con todo ello, y con algunas condiciones lograste llegar a la Primera de tu club. Dejaste atrás a millones de millones de personas que desean con todo su corazón estar en el mismo lugar en el que estás vos, pero no pudieron. Ahí estás vos.

Ahora, mucha gente suele conformarse con esto, ya está. El uso de la palabra es tan importante que denota algo más, la mayoría suele decir que “llegó” pero... ¿A dónde llegamos? ¿Nos conformamos solamente con integrar la Primera de un club? La respuesta es clarísima: NO.

Redoblás esfuerzos, y lográs destacarte y ser el mejor de tu equipo. Pero la verdad es que hay muchos equipos, entonces te das cuenta que no basta con ello. Tenés que tratar de ser uno de los mejores de tu país.

Entonces, con el sudor en la frente y en la espalda, con el trabajo que ninguno de ustedes imagina, te llega un día el llamado tan deseado: fuis convocado a la Selección. ¿El camino terminó? No, porque hay una competencia que pone en pugna a los mejores jugadores de cada país. Y ahí, cuando pasan años de trabajo por tu mente, cuando tenés a un país atrás tuyo gritando tus goles como propios, te das cuenta que estás más cerca pero que sería lindo ponerle la frutilla al postre.

Ahora, con todo este relato: ¿se imaginan ganar esa contienda mundial? Parece difícil, ¿no? Y efectivamente lo es, al punto que de millones de jugadores en nuestra historia, solamente 43 logramos obtener esa medallita que dice que lo lograste, que fuiste campeón del mundo.

Hoy la situación es distinta, el jugador que llega a un campeonato mundial tiene una realidad absolutamente diferente a la nuestra. Montos multimillonarios, marketing y redes han hecho que -en apariencia- ser campeón del mundo en la era moderna tenga más valor que haberlo hecho en 1978 o 1986. Vemos que a los partidos de “Leyendas” invitan a cualquier personaje, pero a nosotros ni nos llaman. O quizás piensan que estamos tan grandes que no tenemos teléfono celular. Sí, debe ser eso.

Hoy escuchamos con mucha felicidad a la gente, jugadores y dirigentes diferenciarse de otras selecciones porque nosotros: “SOMOS CAMPEONES DEL MUNDO”. Bienvenido sea, hemos trabajado arduamente para lograr esto. Hoy tenemos 2 estrellas arriba de nuestro escudo que tan bien lucen en nuestra camiseta, y eso es gracias a 43 tipos. Tristemente 6 de ellos ya no están con nosotros, y se fueron sin el reconocimiento que merecieron y en situaciones que no merecían.

Por nuestra parte, seguiremos luciendo con orgullo el título que tanto nos costó conseguir. Deseando de todo corazón que el número 43 pueda extenderse a 66 a finales de este año.

A quienes hayan leído esto, los saludo con mucho afecto.

Daniel Valencia.

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